"Hay que trabajar porque Espa?a est¨¢ en peligro"
Sentado en el sill¨®n de su peque?o despacho n¨²mero 210.58 del Senado, Manuel Fraga Iribarne, con gruesa chaqueta de invierno, jersey de lana y corbata a cuadros, recibe al periodista, conocedor de que la puntualidad es una de las virtudes m¨¢s apreciadas por el veterano pol¨ªtico gallego. El fundador del Partido Popular, como todos los d¨ªas, se ha instalado a las ocho y media de la ma?ana en su oficina y lleva cerca de cuatro horas despachando sus m¨²ltiples quehaceres, demostrando que, a sus 86 a?os, don Manuel, como le llama todo el mundo, sigue en activo y con enorme capacidad de trabajo. Detr¨¢s de ¨¦l una gran bandera espa?ola y, a su izquierda, una peque?a mesa donde se esparce parte de su extensa obra de m¨¢s de cincuenta t¨ªtulos. Nada de pre¨¢mbulos. Sabe que hablaremos del Pa¨ªs Vasco, y arranca sin esperar a la primera pregunta.
"La comisi¨®n del Parlamento vasco, que venga a tocarme las narices"
Manuel Fraga Iribarne Senador
"La 'danza de los millones' y los l¨ªos posterios explican lo de Fidel Castro"
"A Ibarretxe le conozco poco, pero no le echo de menos"
"Areilza siempre quiso borrar su versi¨®n de ex alcalde de Bilbao del Movimiento"
"Yo me llamo Iribarne que, seg¨²n Resurrecci¨®n Mar¨ªa de Azkue, autor de un magnifico diccionario Euskera-Castellano y Euskera-Franc¨¦s-, quiere decir la parte m¨¢s antigua del pueblo-ciudad. Por cierto, esto me da ocasi¨®n para decirle a usted que la primera c¨¢tedra de euskera se cre¨® en el Pa¨ªs Vasco a comienzos del siglo pasado por iniciativa de la Sociedad de Estudios Vascos de Bilbao como actividad privada. No hab¨ªa nada oficial y, como es sabido, a la c¨¢tedra ganada por Azkue, tambi¨¦n se presentaron Miguel de Unamuno, que sab¨ªa mucho de griego y menos de vasco, y tambi¨¦n, y esto es muy significativo, Sabino Arana el fundador del PNV, que era de familia carlista, y que lleg¨® a la conclusi¨®n que el carlismo hab¨ªa terminado con la Tercera Guerra Carlista. Y ten¨ªa raz¨®n".
Esta larga introducci¨®n hist¨®rica, que le gusta utilizar a menudo, le permite al actual presidente de honor del PP recordar con aut¨¦ntica devoci¨®n a su madre vasco-francesa, Mar¨ªa Iribarne Dubois. Una mujer que tuvo doce hijos, de los cuales Manuel es el mayor. Todos los a?os, y desde Villalba, la familia Fraga Iribarne se trasladaba al peque?o pueblo de la Baja Navarra francesa, Ostabat-Asme. Situado en el departamento de los Pirineos Atl¨¢nticos, a escasos veinte kil¨®metros de Saint-Jean Pied de Port, el pueblito de Ostabat no cuenta con m¨¢s de 250 habitantes, pero mantiene un profundo legado hist¨®rico.
La madre de Manuel, tambi¨¦n de familia numerosa, y cuyo padre, maestro de obras, hablaba euskera, poco franc¨¦s y nada de castellano, al igual que los Fraga emigraron a Cuba, donde se viv¨ªa entonces intensamente la llamada danza de los millones. Un momento en que entre las subvenciones norteamericanas y su producci¨®n agr¨ªcola la isla caribe?a era a¨²n muy rica. Lo cual daba lugar, tambi¨¦n, a frecuentes anomal¨ªas pol¨ªticas, y a alg¨²n que otro r¨¦gimen desp¨®tico. Pero ese era otro cantar para los Fraga Iribarne.
Cierto es que sus padres se conocieron all¨ª y se casaron. Hasta que Mar¨ªa, la madre, volvi¨® a Ostabat y luego a Villalba para dar a luz. All¨ª, en el coraz¨®n de Lugo, naci¨® Manuel, el mayor de los hermanos, en 1922. A consecuencia de la danza de los millones y para salvar la situaci¨®n de "sus intereses en Cuba", el matrimonio volvi¨® a America "en pleno l¨ªo de los muchos que hubo y que explican luego lo de Fidel Castro".
Fraga vivi¨® en la isla pocos a?os. "De Cuba tengo algunos recuerdos, pero muchos m¨¢s de Ostabat. La cita se concretaba todos los a?os en Etxeberry, nombre de la casa familiar. Era por Navidad y obligada. Hab¨ªa una gran mesa donde se jugaba al mus, o se charlaba alegremente despu¨¦s de los largos paseos bajo el fr¨ªo invernal de la Baja Navarra francesa".
A la muerte de su madre, y a la de sus abuelos se suspendieron los viajes a Ostabat, y s¨®lo quedaron algunos espor¨¢dicos contactos con sus parientes vasco-franceses, que, como pas¨® con la poblaci¨®n en el campo del pa¨ªs vecino, emigraron a las ciudades. Unos a Paris y otros a Burdeos. "Estas relaciones me ayudaron a entender bien el fen¨®meno del Pa¨ªs Vasco. ?Por cierto! Euskadi es una palabra falsa, inventada por el fundador del PNV, y por eso ha habido ahora ese l¨ªo del futbol, de optar por ese nombre y no el de Euskal Herria. Pero no hay otra palabra para definirlo. Todo esto es una idiotez. Mire usted, despu¨¦s del intento de la pregunta a los vascos de Ibarretxe, ya es claro que all¨ª se intenta jugar fuera de la Constituci¨®n, y eso es muy gordo. Menos mal que el Constitucional ha sido ejemplar y con raz¨®n el Gobierno espera su fallo definitivo".
Manuel Fraga, a sus 86 a?os reci¨¦n cumplidos, conserva ese pronto y mal genio que nunca le han abandonado, y as¨ª al ser preguntado por el lehendakari responde de forma vehemente y clara. "Creo que un hombre que es capaz de plantear una consulta soberanista que ha echado abajo con gran acierto y extraordinaria unanimidad el Tribunal Constitucional, se borra asimismo de la lista de los pol¨ªticos serios. No tengo nada m¨¢s que decir".
-?Le conoce a Ibarretxe?
-Poco, y no le echo de menos.
Su tono autoritario recuerda en esos momentos a sus mejores ¨¦pocas de ministro de cuando le atribuyen aquello de "la calle es m¨ªa" aunque lo siga negando, o afirmaba que deber¨ªan pasar por encima de su cad¨¢ver antes de que se legalice la ikurri?a. El periodista opta entonces por evitar en lo posible las preguntas que hacen referencia a su etapa de ministro de Franco, sabiendo que Fraga no se desdice de los que dijo, ni se arrepienta de lo que hizo, y ah¨ª est¨¢n sus m¨²ltiples declaraciones en las hemerotecas.
Sin embargo, s¨ª recuerda que mantuvo distintas relaciones con pol¨ªticos conservadores vascos, y que, por razones de prudencia, evitar¨¢ citar sus nombres, aunque reconoce que en definitiva siempre hubo interferencias, como por ejemplo durante la negociaci¨®n del Estatuto. "Despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n se constituy¨® una ponencia en la que nos represent¨® Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza. Pero ¨¦ste, en aquel momento, estaba m¨¢s pendiente de eliminar la versi¨®n suya de alcalde de Bilbao del 37, con uniforme blanco del Movimiento. Le hice ver que no pod¨ªa ir por la l¨ªnea de concesiones, como as¨ª ocurri¨® con el Estatuto vasco en el tema de Navarra. Pero con ¨¦l tuve buenas relaciones, estaba en nuestro partido en Alianza Popular, despu¨¦s de haber intentado meterse en UCD".
Recuerda, a su vez, que en ese periodo constituyente tuvo malas relaciones con los nacionalistas, y con quien peor se llevaba era con los diputados del PNV. "Arzalluz le crispaba", y ten¨ªan "agarradas continuas", aunque con quien m¨¢s y cordial trato mantuvo, fue con Juan Ajuriaguerra. Desde el inicio se dio cuenta que mientras con el Estatuto catal¨¢n hubo algunas anomal¨ªas en el texto, pero siempre dentro de la Constituci¨®n, el vasco pudo situarse a distancia de ella porque le fue posible. "Nosotros no votamos el Estatuto. No lo votamos y cuando razon¨¦ mi voto favorable a la Constituci¨®n,-aunque algunos de mi partido votaron en contra y se fueron de AP, como Federico Silva o Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora-, dije, efectivamente, que hab¨ªa algunas cosas que habr¨ªa que enmendar cuando se pudiera, mencionando entonces al Estatuto vasco. Yo defend¨ªa la unidad de Espa?a de una manera inteligente y dentro de las reglas de juego".
Tres a?os antes, Manuel Fraga, tras la muerte de Franco, desempe?¨® un papel importante en el primer Gobierno de la monarqu¨ªa, ocupando la esencial cartera de Gobernaci¨®n (1975-1976), que conllevaba una vicepresidencia en el Ejecutivo de Arias Navarro. La presi¨®n de la calle con manifestaciones y huelgas, y de algunos medios de comunicaci¨®n provocaron un estado de convulsi¨®n dif¨ªcil de aguantar y nada f¨¢cil de solucionar para un hombre acostumbrado al "orden y mando". Fraga, en su calidad de responsable de Interior, llega incluso a encarcelar a varios miembros de la Platajunta, acus¨¢ndoles de comunistas. Sin embargo, dos hechos importantes marcar¨ªan su gesti¨®n, que a¨²n se le sigue reprochando: los tr¨¢gicos sucesos de Vitoria del 3 de marzo, donde murieron cinco personas y un centenar resultaron heridas al intervenir la polic¨ªa contra los huelguistas encerrados en la Iglesia de San Francisco, y los del 9 de mayo en Montejurra, donde grupos carlistas de la ultraderecha siembran el terror y la muerte de dos personas con la participaci¨®n de conocidos fascistas italianos, el d¨ªa del acto anual de los carlistas. "Los siete meses de ministro de Gobernaci¨®n los pas¨¦ peor que en toda mi vida", reconoci¨® m¨¢s tarde Fraga, y hoy los recuerda as¨ª: "Yo estaba de viaje en Londres. No ten¨ªa ninguna responsabilidad en ese asunto. Llegu¨¦ cuando los hechos ya se hab¨ªan producido. Lo que hice es ir a arreglarlos. Lo pas¨¦ muy mal y me llev¨¦ un enorme disgusto. Estuve en mi sitio, y los vitorianos, tambi¨¦n. Es un recuerdo malo, terrible, porque siempre que corre la sangre es lamentable aunque se localicen a los culpables desde fuera. Pero desde entonces ?lava, quiz¨¢ de todos los territorios vascos, sea el que mejor ha entendido su papel de guardar lo vasco sin menguar lo espa?ol".
El fundador del PP, que sigue siendo en Euskadi uno de los pol¨ªticos m¨¢s controvertidos, tanto odiado como respetado, cierra los ojos. Es un momento de pausa, solo unos pocos segundos. Quiz¨¢ le callen esos recuerdos. Pero cuando se le menciona que la Comisi¨®n del Parlamento vasco encargada de investigar los sucesos de aquel 3 de marzo, ha pedido su comparecencia, salta de nuevo con evidente enojo. "! Que vengan a tocarme las narices! Si yo hecho algo ilegal en alg¨²n momento, que sigan el camino correspondiente".
-?Y Montejurra?
-Pues que desde entonces el acto se acab¨®. Se termin¨®. Tambi¨¦n fue un asunto desagradable. Entonces se produjo un enfrentamiento por el carlismo que no ten¨ªa sentido. Y no tengo nada m¨¢s que decir, salvo que en aquello tore¨¦ con los disgustos, porque era mi obligaci¨®n".
Desde que en 1994 present¨® su libro Impulso auton¨®mico en el que reivindicaba unas Comunidades con autonom¨ªa real y verdadero autogobierno, el expresidente de Galicia se muestra orgulloso de su galleguismo muy diferente, afirma, a cualquier nacionalismo contra los que reconoce seguir luchando, sea vasco, catal¨¢n o gallego.
A su vez, y volver¨¢ a insistir a lo largo de la entrevista, se muestra ac¨¦rrimo defensor de la reforma del Senado y de la aplicaci¨®n del articulo 155 de la Constituci¨®n. "Usted ver¨¢ que ese art¨ªculo no se ha aplicado nunca y que es el paso definitivo de toda comunidad auton¨®mica contraria a la Constituci¨®n o a la ley, porque parece evidente que la interpretaci¨®n nacionalista de las autonom¨ªas en nuestra Carta Magna carece de todo fundamento. Habr¨¢ que ir pensando en ello previa una reforma del Senado". Decisi¨®n que necesita de la mayor¨ªa absoluta del Senado, para poder destituir a un Gobierno auton¨®mico, y hoy por hoy imposible sin el consenso de la mayor¨ªa de los partidos.
Categ¨®rico, Fraga sigue considerando que ser nacionalista es una traici¨®n a la Constituci¨®n. "Evidentemente querer romper Espa?a no puede ser considerado como legal. Eso es, precisamente, la definici¨®n de la alta traici¨®n que afecta a la patria com¨²n".
Y al considerarse medio-vasco, siente gran "simpat¨ªa" por el pueblo vasco y sus ciudadanos, incluso cuando cometen errores. Porque en estos momentos est¨¢n sometidos a una situaci¨®n de terror acosados por los radicales. "Estoy convencido de que los vascos si pudieran hablar en libertad se declarar¨ªan en contra de ese entorno. Claro, que despu¨¦s de lo de Azpeitia la gente se lo piensa. Hay que restablecer las condiciones para que no exista ese temor".
Fraga saca de nuevo su pronto, y como un viejo maestro de escuela cascarrabias vuelve a re?ir cuando se le pregunta sobre las responsabilidades, y la conversaci¨®n se desarrollar¨¢ a toda velocidad. "Yo responsabilizo a quien tenga que responsabilizar. Pero tengo que decir una vez m¨¢s, que la situaci¨®n hoy en el Pa¨ªs Vasco es que mucha gente no puede actuar por miedo. Y es un miedo leg¨ªtimo a no perder su vida, ni la de sus hijos".
Pregunta. ETA va a cumplir cincuenta a?os, ?Qu¨¦ ense?anza podemos sacar?
Respuesta. Usted recuerde que todos los movimientos terroristas que surgieron al amparo de la transici¨®n, -entre los cuales exist¨ªa un descerebrado Ex¨¦rcito guerrilleiro galego que vol¨® mi casa de Perbes-, todos han desaparecido porque la gente se dio cuenta enseguida que mancharse de sangre es horrible.
P. ?Y por qu¨¦ no ha desaparecido el terrorismo vasco?
R. Eso me gustar¨ªa a mi saber. Pero tal vez no se han dado las circunstancias para ello. Desde el primer momento se les abri¨® un cr¨¦dito especial a los asesinos, que hay que quitar de en medio, v¨ªa reforma del Senado y elaborar la puesta en marcha del art¨ªculo 155.
P. ?Pero qu¨¦ cambio se hubiera dado con estas medidas?
R. Hubiera cambiado todo. Y en cuanto se haga, ver¨¢ usted c¨®mo cambia. Ahora hay otro asunto que es la ayuda francesa. Los franceses hasta hace poco no colaboraban bastante, y debo decir que he rendido un tributo al presidente Nicolas Sarkozy con quien ha cambiado completamente la pol¨ªtica francesa al respecto. Ya ve usted que est¨¢n cayendo como moscas.
P. ?Se puede acabar con ETA?
R. Sin la menor duda, aplicando lo que la parte constitucional hab¨ªa previsto, pero haci¨¦ndolo posible. Hoy contamos con el apoyo de Francia, y por lo tanto ahora es cuesti¨®n de hacer bien las cosas aqu¨ª.
P. Hay posibilidad de un cambio pol¨ªtico en Euskadi?
R. Repito, mientras el Senado no forme una mayor¨ªa absoluta favorable para una votaci¨®n pertinente como ocurri¨® en el Tribunal Constitucional en el tema de la consulta de Ibarretxe, nada ser¨¢ posible. No habr¨¢ nada que hacer. Si eso se hace, claro que todo es posible.
P. ?Si los socialistas ganan en el Pa¨ªs Vasco, su partido apoyar¨ªa el PSE para gobernar?
R. No me gusta hacer previsiones a tan largo plazo. Y vuelvo a repetir que la cuesti¨®n es que el Senado configure su mayor¨ªa absoluta libremente.
Fraga no sale de su carril. Cuando se da cuenta de que la entrevista ha muerto, y se prepara para una cordial despedida, de nuevo le sale el pronto. El periodista le alaba su capacidad de trabajo intenso a su edad y entonces dice Fraga: "Hay que hacerlo porque Espa?a est¨¢ en peligro, como ya se lo he explicado". Mal genio y siempre figura, Don Manuel coge su bol¨ªgrafo y vuelve a subrayar el ABC.
Manuel Fraga Iribarne
Nacido en una familia de emigrantes, Manuel Fraga Iribarne (Villalba, 1922) catedr¨¢tico de Derecho pol¨ªtico, tambi¨¦n lo fue de Teoria del Estado y Derecho Constitucional, y diplom¨¢tico de carrera. Embajador en Londres entre 1973 y 1975. En la dictadura franquista, ministro de Informaci¨®n y Turismo de 1962 a 1969, y de Gobernaci¨®n en el primer gobierno de la monarqu¨ªa. Diputado en las Cortes Constituyentes, es co-redactor de la Constituci¨®n de 1978, ocup¨® un esca?o en el Parlamento otras dos legislaturas como l¨ªder de AP. De 1987 a 1989, diputado europeo, hasta que vuelve a Espa?a para presidir la refundaci¨®n de lo que ser¨ªa el Partido Popular. Luego se 'refugia' en su Galicia natal donde preside durante 16 a?os la Xunta con dos mayor¨ªas absolutas. En 2005 deja su cargo y vuelve como senador a Madrid.
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