Fr¨¦d¨¦ric Kanout¨¦
El ¨¢rbitro del partido entre el Sevilla y el Deportivo del pasado mi¨¦rcoles consider¨® que la conducta de Fr¨¦d¨¦ric Kanout¨¦, magn¨ªfico delantero del Sevilla, consistente en exhibir su camiseta interior para que se leyera la palabra Palestina que figuraba en cinco idiomas, y que mostr¨® con motivo de la anotaci¨®n de uno de sus goles, deb¨ªa ser objeto sanci¨®n, por lo que le ense?¨® tarjeta amarilla. El Comit¨¦ de Competici¨®n ha confirmado la tarjeta y adem¨¢s le ha atizado a Kanout¨¦ con 3.000 euros, si bien uno de los jueces consideraba que deb¨ªa ser objeto de mayor sanci¨®n econ¨®mica. Esta multa, por lo le¨ªdo, est¨¢ o va a ser recurrida por el jugador ante el Comit¨¦ de Apelaci¨®n. Pues, bien, cuando hoy todos sabemos, menos alg¨²n comentarista de la Cope que todav¨ªa no se ha enterado ni quiere enterarse aunque lo diga el Papa, que parte del pueblo palestino fue encerrado dentro de un muro hace ya tres a?os en contra de las decisiones de los organismos internacionales. Cuando la ONU, esto es, el mismo organismo en el que nos basamos para oponernos a la guerra en Irak, ha denunciado una matanza de civiles en Gaza; cuando d¨ªa tras d¨ªa conocemos del aislamiento de la poblaci¨®n civil palestina, a la que se est¨¢ dejando morir de hambre, y cuando se bombardean sus hospitales; cuando m¨¢s del 60% de los cerca de mil muertos palestinos son mujeres y ni?os y no milicianos cuando todo esto est¨¢ sucediendo, no es entendible que la solidaridad con los masacrados, que es lo que ha pretendido este futbolista, y la defensa de los derechos humanos -por cierto que, en diciembre pasado se celebr¨® el sesenta aniversario de la declaraci¨®n de Par¨ªs- con el acto de mostrar una camiseta que s¨®lo hablaba de Palestina pueda ser objeto de sanci¨®n alguna.
No es aceptable, por mucho que lo diga un reglamento que, sin duda, cuando se redact¨® no se tuvo en cuenta que los palestinos ten¨ªan que ser sometidos y aplastados en silencio, que un ¨¢rbitro, que es un juez, no sepa ni quiera ser flexible en la interpretaci¨®n y aplicaci¨®n de las normas en este caso, cuando s¨ª lo es en otros y me remito, como cualquier aficionado al f¨²tbol, al resumen semanal del campeonato de Liga, y, en esta semana, al comportamiento de injusticia que se ha tenido con el Real Betis Balompi¨¦.
El desinter¨¦s y la despreocupaci¨®n ante hechos de muerte como los que est¨¢ ocurriendo en Gaza no es propia de ciudadanos para los que el derecho a la libertad y a la vida forman parte de sus principios. No es razonable mirar para otro lado ni deber¨ªa serlo sancionar a quienes, de una u otra forma, nos obligan a enfrentarnos con la presencia de la muerte en Gaza. Es la forma de poder ayudar a salvar alguna vida; si s¨®lo callamos y adem¨¢s, con base en no s¨¦ qu¨¦ interpretaci¨®n reglamentista, sancionamos a quien o quienes nos invitan a pensar, no s¨®lo se es injusto sino que adem¨¢s se est¨¢ favoreciendo el progreso de los agresores, ya que observan que son sancionados por los organismos de un Estado quienes denuncian sus acciones de guerra, si es que se pueden llamar as¨ª a los actos que se est¨¢ cometiendo sobre las personas que sobreviven en Gaza. Es como si se hubiera producido una inversi¨®n en los valores. Se da mayor importancia y es objeto de sanci¨®n el hecho de mostrar una camiseta con una palabra que nos recuerde lo que est¨¢ pasando en Gaza que a los cientos de mujeres y ni?os palestinos que mueren a diarios sin poder defenderse.
Tal vez, sanciones deportivas aparte, puedo llegar a pensar que el hecho de que el pueblo jud¨ªo haya sido objeto de un intento de exterminio y de sufrimientos bajo el fascismo est¨¦ haciendo, como ha hecho en otras ocasiones, que guardemos un cierto silencio frente a sus excesos, desproporciones o, sencillamente, ante la muerte de tantos indefensos. Sin embargo, mal har¨ªamos, si, con el silencio, intent¨¢ramos con el silencio compensar una situaci¨®n con otra, o si el hecho de haber padecido sinf¨ªn pueda legitimar a practicar la misma conducta frente a otro pueblo. Hay que hablar; hay que decirlo. Fr¨¦d¨¦ric Kanout¨¦ lo ha hecho; sus palabras a favor de los derechos humanos de un pueblo nunca deber¨ªan ser objeto de sanci¨®n.
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