Los debates en televisi¨®n
Resulta dif¨ªcil entender la controversia pol¨ªtica, o lo que as¨ª se denomina, que se ha generado tanto sobre la necesidad de realizar debates televisivos con motivo de las pr¨®ximas elecciones como sobre qui¨¦nes deben protagonizar dichas confrontaciones democr¨¢ticas. Una buena pr¨¢ctica pol¨ªtica exige, desde luego, que se celebren tales debates y ¨¦stos, teniendo en cuenta la evoluci¨®n de la sociedad gallega en los ¨²ltimos tres lustros, no pueden reducirse a la confrontaci¨®n entre socialistas y populares, deben contar inexcusablemente con el concurso del nacionalismo gallego.
En una democracia parlamentaria con sistema electoral proporcional como la nuestra no siempre gobierna la lista m¨¢s votada. Si ¨¦sta no consigue la mayor¨ªa parlamentaria suficiente, no son infrecuentes las alianzas postelectorales para alumbrar gobiernos de coalici¨®n en detrimento de la mayor¨ªa relativa. Pa¨ªses como B¨¦lgica, Holanda, Italia, Austria o Alemania han repetido esa experiencia en numerosas ocasiones sin que a nadie se le haya ocurrido siquiera poner en entredicho la legitimidad de tales combinaciones de gobierno.
Touri?o deber¨ªa dar un paso al frente y proclamar su disposici¨®n a debatir a tres bandas
Eso mismo es lo que sucedi¨® en Galicia la pasada legislatura, en plena sinton¨ªa con esa larga tradici¨®n democr¨¢tica europea. Y, si hacemos caso de los estudios demosc¨®picos mas solventes, es lo que volver¨¢ a suceder a partir del 1-M. En tales circunstancias, ?a qu¨¦ mentes privilegiadas debemos la brillante idea de intentar marginar de esos transcendentales debates a un partido, el BNG, que en los ¨²ltimos 15 a?os ha acreditado un respaldo que oscila entre el 20% y el 25% de los sufragios y en cuyas manos reside la potestad de configurar el futuro Gobierno de Galicia? Sin comentarios.
Pero todav¨ªa hay m¨¢s. En efecto, las pr¨®ximas elecciones son las primeras en las que socialistas y nacionalistas comparecen desde una experiencia de gobierno compartido. De este hecho se derivan algunas obligaciones que ambas fuerzas pol¨ªticas no ten¨ªan durante los largos a?os en que ocuparon los esca?os de la oposici¨®n. La primera de ellas es presentar un balance de la acci¨®n de gobierno realizada durante los ¨²ltimos cuatro a?os. Es imperativo que expliquen en qu¨¦ han empleado los m¨¢s de 40.000 millones de euros (casi 7 billones de las antiguas pesetas) que han gestionado durante la legislatura que ahora termina. Nadie negar¨¢ que es de inter¨¦s p¨²blico conocer de primera mano si ese balance es compartido por ambos partidos o s¨ª, por el contrario, la valoraci¨®n del Ejecutivo de coalici¨®n distancia a los actuales socios de gobierno.
Pero, sobre todo, es imprescindible conocer con la m¨¢xima precisi¨®n posible si las propuestas de futuro que realizan las dos fuerzas gubernamentales en ¨¢reas estrat¨¦gicas (reforma del Estatuto, financiaci¨®n auton¨®mica, pol¨ªtica econ¨®mica, medidas anticrisis...) aunque diferentes, son compatibles entre s¨ª, con el fin de dotar a la nueva Xunta de la estabilidad y coherencia pol¨ªticas imprescindibles para abordar los dif¨ªciles retos a los que habr¨¢ de enfrentarse en el pr¨®ximo periodo pol¨ªtico. As¨ª pues, ?con qu¨¦ coherencia democr¨¢tica y en nombre de qu¨¦ inter¨¦s p¨²blico se puede marginar al BNG de esta imprescindible confrontaci¨®n democr¨¢tica?
Queda, finalmente, un inc¨®modo precedente dif¨ªcilmente evitable a la hora de decidir la composici¨®n de los debates televisivos. Hace ahora un a?o, con motivo de las elecciones generales del 9-M, TVG convoc¨® a los tres l¨ªderes gallegos a un debate sobre dicho proceso electoral. El acontecimiento fue todo un ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico. ?C¨®mo es posible que se celebrase aquel evento cuando Touri?o, Feij¨®o y Quintana no eran ni siquiera candidatos en aquellas elecciones y, sin embargo, se ponga en tela de juicio esa necesidad ahora, cuando son cabezas de cartel de sus respectivas fuerzas pol¨ªticas, en unas elecciones al Parlamento de Galicia? No hay qui¨¦n lo pueda entender, pero tampoco qui¨¦n lo pueda explicar.
Sinceramente, creo que Touri?o, en vez de esperar en qu¨¦ direcci¨®n sopla el viento, deber¨ªa dar un paso al frente y proclamar su disposici¨®n a participar en un debate en el que est¨¦n presentes las tres fuerzas pol¨ªticas que pueden determinar el futuro inmediato de Galicia. En todo caso, espero que alguien les recete sentido com¨²n a nuestros dirigentes, aunque sea en dosis homeop¨¢ticas.
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