Autobuses ateos
Me recuerda a una de esas pintadas curiosas que a veces nos encontramos en el muro de alguna callejuela. Como aquella que dec¨ªa: "Dios ha muerto", firmada por "Nietzsche". A la que debajo, con otro aerosol, hab¨ªan a?adido: "Nietzsche ha muerto", firmada por "Dios". Pero ya saben que esta vez se trata de un anuncio m¨®vil, expuesto en varios autobuses de l¨ªnea con gran ¨¦xito en Londres, exportado ahora a Barcelona, y pr¨®ximamente a Madrid, Valencia, Zaragoza, Sevilla y hasta a Bilbao. Su mensaje se ha hecho ya famoso: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida".
La iniciativa parece, en principio, graciosa e intrascendente. Un gesto de las asociaciones de ateos para recordarnos que existen y reivindicar una parcelita en el espacio p¨²blico. El 20% de los espa?oles se declara agn¨®stico o ateo (m¨¢s del 30% entre los j¨®venes) y, sin embargo, no puede decirse que tengan mucha visibilidad como tales. La mayor¨ªa de los que lo somos tendemos a definirnos como "no creyentes", pensando tal vez inconscientemente que el t¨¦rmino "ateo" puede resultar ofensivo para nuestro interlocutor, posiblemente creyente. Adem¨¢s, en las estad¨ªsticas generalmente se mete en el mismo saco al "indiferente", al que la cuesti¨®n religiosa le interesa una higa, cuando estoy convencida de que muchos de los que se declaran "cat¨®licos no practicantes" (es decir, la mayor¨ªa) tambi¨¦n son "indiferentes": simplemente se declaran as¨ª por costumbre, no porque hayan reflexionado en verdad sobre la cuesti¨®n. En cambio, muchos ateos o agn¨®sticos han estudiado en profundidad las diferentes religiones, han meditado con respeto y seriedad sobre ellas.
Si no hay Dios, no se suspende la exigencia moral; en todo caso, se agudiza
Se me ocurre que, adem¨¢s de llamar la atenci¨®n con iniciativas como la del autob¨²s, estar¨ªa bien que las asociaciones de ateos se ocuparan de varias tareas pendientes. Entre ellas, promover alg¨²n tipo de funeral laico. Mucha gente ha dejado de bautizar a sus hijos (ni siquiera la Santa Iglesia amenaza ya con el limbo para los no bautizados), y cuando se casa, lo hace por lo civil. Sin embargo, ?qu¨¦ pasa con el final de la vida? Creyentes o no, todos somos animales simb¨®licos y necesitamos alg¨²n tipo de ritual de paso cuando muere un ser querido, alguna forma de ceremonia que re¨²na a las personas cercanas para ofrecerle un ¨²ltimo adi¨®s. ?sa es, me parece, una de las grandes asignaturas pendientes para nuestra modernidad laica.
"Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida". No creo que en la Espa?a de hoy sean muchos los que vivan preocupados por el supuesto castigo de Dios a sus pecados. Pero hay otra raz¨®n por la que la frase me crea cierta incomodidad, y es que recuerda a aquel "Si Dios no existe, todo est¨¢ permitido" que escribi¨® Dostoyevski. Estoy convencida de que somos much¨ªsimos los agn¨®sticos y ateos que creemos precisamente lo contrario: si no hay un Dios que ordene el universo y haga justicia aqu¨ª en la tierra o despu¨¦s en la vida ultraterrena, nos corresponde a los seres humanos, y s¨®lo a nosotros, hacer justicia y dotar de sentido a la existencia. No se suspende la exigencia moral; en todo caso, se agudiza. Todos compartimos la gozosa invitaci¨®n a disfrutar de la vida, pero nuestro reto es aprender a hacerlo sin librarnos de nuestros deberes y nuestras responsabilidades. "Preoc¨²pate y disfruta de la vida": ?acaso es eso incompatible?
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