Del miedo a la risa

El gui¨®n contiene elementos interesantes: una joven que un mal d¨ªa se entera de que hubiese tenido una melliza si ¨¦sta no se hubiese estrangulado con el cord¨®n umbilical de la viva poco antes de nacer; extra?as mutaciones del color de los ojos, relacionadas con los experimentos del doctor Mengele; maldiciones familiares en forma de suicidios; posesiones diab¨®licas; beb¨¦s que se empe?an en nacer antes de tiempo... Si lo coge el Roman Polanski de La semilla del diablo podr¨ªa haber dado pie a una pel¨ªcula escalofriante. Pero hay guiones que a la hora de filmarse caen en las peores manos posibles: las de su propio escritor. Y David S. Goyer, autor de un gui¨®n desequilibrado pero con aspectos interesantes, se empe?a en convertir la puesta en escena de La semilla del mal en un risible desastre.

Contradiciendo las normas de la sutileza, a los 10 segundos de pel¨ªcula (literal) ya ha ense?ado al fantasma, ?y en primer plano! El espectador, reci¨¦n aterrizado en su butaca, ni se inmuta. A partir de ah¨ª las c¨¢maras lentas, los estallidos de m¨²sica, las reiteraciones, alg¨²n di¨¢logo bochornoso y m¨¢s de un plagio disfrazado de homenaje (el enano con cara de anciana de Amenaza en la sombra; la ara?a humana de La cosa...) ganan la partida a la inquietud de ciertos detalles. Hasta llegar al supuesto cl¨ªmax final, donde Goyer (coguionista de pel¨ªculas como Dark City, Batman begins o El caballero oscuro) compone el exorcismo m¨¢s lamentable de la historia, culminado con una lucha a pu?etazo limpio.