?Basta ya!
La invasi¨®n israel¨ª de Gaza y la feroz lucha en la Franja, tras los lanzamientos de cohetes y misiles entre Ham¨¢s e Israel, contribuyen poco o nada a la paz en Oriente Pr¨®ximo. La condena internacional de esta nueva guerra entre Israel y Palestina y los llamamientos a un alto el fuego han sido tan r¨¢pidos como la propia incursi¨®n. Pese a ello, hasta que los l¨ªderes de la regi¨®n decidan que ya es suficiente, la paz no tiene una oportunidad real.
Ya nos pronunciamos antes de la incursi¨®n terrestre, pero dada la escalada del conflicto nos sentimos obligados a manifestarnos de nuevo. Esta vez con un lenguaje m¨¢s fuerte hacia las partes enfrentadas. Como ex presidentes y primeros ministros, y como miembros del Club de Madrid, decimos: "?Basta!". Y urgimos a los l¨ªderes de Oriente Pr¨®ximo a decir ?Basta! a la guerra y el sufrimiento y ?Basta! a la incapacidad de asumir el camino de la paz.
Los l¨ªderes de Oriente Pr¨®ximo deben tener el valor de terminar la guerra de Gaza de inmediato
Los llamamientos internacionales para un inmediato alto el fuego y los esfuerzos diplom¨¢ticos para conseguirlo son necesarios pero no suficientes como respuesta a la agresi¨®n, la guerra y el asesinato de civiles inocentes en nombre de la seguridad o la autodeterminaci¨®n. La violencia de ahora, como en el pasado, nace de la sangre y s¨®lo alimentar¨¢ un mayor derramamiento de sangre. Es otro cap¨ªtulo -quiz¨¢s destinado a convertirse en uno de los peores- de una larga saga.
M¨¢s de 1.000 muertos. Miles de heridos. Edificios y escuelas de la ONU bombardeados. Refugiados sin refugios. El uso de escudos humanos. La profunda inseguridad. Las v¨ªctimas se acumulan y, en ambos bandos, son mayores entre los civiles que entre los combatientes. Los cohetes de Ham¨¢s son menos mortales que los misiles israel¨ªes, pero atacan cinco veces m¨¢s a los civiles que a los soldados. Los objetivos de Israel son s¨®lo los combatientes enemigos, pero los da?os colaterales incluyen a trabajadores de Naciones Unidas y a m¨¢s de 300 ni?os palestinos, mientras que el "fuego amigo" de Tzahal ha matado tantos soldados israel¨ªes como Ham¨¢s. Entretanto, algunos l¨ªderes de la regi¨®n urgen de forma infame a su juventud a cometer un suicidio masivo en respuesta. Este ciclo enfermizo debe ser atajado de ra¨ªz. Ahora. Antes de que la historia se repita a s¨ª misma con una ocupaci¨®n prolongada, m¨¢s terrorismo suicida y desastrosas consecuencias pol¨ªticas. Y el ciclo s¨®lo puede terminar cuando los l¨ªderes est¨¦n dispuestos a asumir el riesgo de la paz.
Hacemos un llamamiento a los l¨ªderes implicados en la crisis a cesar y desistir y a pedir a sus vecinos que hagan lo mismo. ?Quieren esos dirigentes de Oriente Pr¨®ximo ser recordados por las v¨ªctimas o por el liderazgo que puso fin a las mismas? Les preguntamos: ?por qu¨¦ no decir a vuestros colegas de Gabinete y a vuestro c¨ªrculo de asesores de alto nivel que plane¨¢is utilizar vuestro liderazgo para salir de la muerte y la destrucci¨®n? Por el bienestar de vuestros propios pueblos. No esper¨¦is a los otros.
Todos conocemos la historia del sufrimiento y de la necesidad de seguridad. Sabemos de batallas, fronteras y muros. Tambi¨¦n conocemos aproximadamente c¨®mo ser¨¢ el acuerdo final y algunos de nosotros hasta hemos estado involucrados en esfuerzos para fraguar este acuerdo que no acaba de llegar: paz por territorios, la soluci¨®n de los dos Estados, garant¨ªas de seguridad para Israel, compartir la Ciudad Santa y un acuerdo sobre el derecho de retorno de los refugiados palestinos. Pero todo eso debe ser firmado, apoyado y aplicado por l¨ªderes que defiendan y compartan un compromiso para construir y vivir en un mundo que sea seguro en la diferencia. Esto significa un mundo donde no s¨®lo los israel¨ªes y los palestinos puedan vivir en lados opuestos de una frontera militarizada libre de ataques de misiles y cohetes. Donde la paz no s¨®lo venga porque la alternativa es peor, sino donde la diversidad religiosa, ¨¦tnica, cultural y ling¨¹¨ªstica sea celebrada en lugar de ser objeto de violencia. Donde no s¨®lo descansen las armas, sino que los manifiestos, declaraciones, actitudes y ense?anzas que cuestionan o niegan a un Estado -o incluso a su gente- el derecho a existir sean descartados. Donde la paz llegue porque los enemigos, pese a sus diferencias, se pongan de acuerdo para buscar un entendimiento de lo que la paz supondr¨ªa y para construir un proceso hacia ese objetivo.
Como ex jefes de Estado y de Gobierno sabemos que no ser¨¢ f¨¢cil. Sabemos que los l¨ªderes juegan con el miedo de su gente porque eso funciona pol¨ªticamente. Pero a trav¨¦s de nuestra experiencia y de nuestro trabajo reciente para construir sociedades compartidas tambi¨¦n sabemos que los l¨ªderes pueden llevar a sus pueblos a triunfar sobre estos miedos -basados en la diferencia- mediante el aprendizaje de conocerse, de respetarse el uno al otro y de celebrar su diversidad, en vez de definir al otro por referencias negativas. ?sta es la ¨²nica opci¨®n. No existe un plan B. En un nuevo a?o donde el cambio es necesario y esperado en diversos ¨¢mbitos, piensen en lo que podr¨ªa ocurrir si los l¨ªderes de Oriente Pr¨®ximo, de forma individual y colectiva, hicieran lo inesperado y dijeran, "?Basta!" y comenzaran a sentarse y trabajar de verdad por un proceso compartido hacia la paz. Por favor digan "?Basta ya! Empecemos con Gaza y empecemos ahora". El mundo estar¨¢ con ustedes.
Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, preside el Club de Madrid. Firma tambi¨¦n este art¨ªculo Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda y vicepresidenta del Club de Madrid.
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