Estamos de saldos
Estamos en la cresta de la ola. Bueno, de la ola de la crisis, salpicados por los n¨²meros rojos, sumergidos de lleno en la cuesta de enero; pero hemos superado el martes y trece. Ahora viene lo malo, y es c¨®mo frenar la tentaci¨®n de las rebajas. El d¨ªa 7 estaba delante del ordenador y vi a trav¨¦s de la ventana una manifestaci¨®n silenciosa y contenida de gente. Pens¨¦: ya han presentado un ERE en alguna empresa de por aqu¨ª. Hasta me imagin¨¦ que ser¨ªa alguna f¨¢brica de Hernani, y ya ve¨ªa lo duro que tiene que ser para m¨¢s de alguno tener que ir a pedir a su madre o a alg¨²n hermano para poder llegar a fin de mes. Pero de repente me di cuenta de que el recorrido de la manifestaci¨®n no era muy habitual. Adem¨¢s, iban como con prisa y algo raro pasaba. Ser¨¢ un aviso de bomba, me dije entonces.
Hasta que de pronto me di cuenta de que aquella masa de gente desaparec¨ªa entre las puertas de Zara. Me hizo gracia, pero luego me invadi¨® una sensaci¨®n rara. Ya s¨®lo nos movilizan las rebajas. Lo malo fue que al rato, casualmente pasaba por all¨ª y ese im¨¢n hacia la "ocasi¨®n de tu vida" me hizo picar. Y ah¨ª estaba como loca, moviendo perchas junto a la t¨ªpica mujer que prob¨® unos veinte abrigos mientras hablaba por tel¨¦fono e intentaba distraer a un cr¨ªo que se aburr¨ªa sentado en su sillita. En la secci¨®n de chicos me top¨¦ con uno que compraba las camisas por docenas. Luego, en la larga cola que hab¨ªa delante de caja, se mont¨® una gorda porque alguien hab¨ªa intentado colarse, o eso dec¨ªan. Y cuando sal¨ªa con mi chollo, intentando convencerme que me lo merec¨ªa, me top¨¦ con el t¨ªpico se?or-sujeta-bolso con mirada perdida, cual vaca a la hora de la siesta, mientras una sofocada se?ora se probaba con urgencia todo lo que se le pon¨ªa por delante.
Somos una sociedad con sed de ocasiones y es una pena que s¨®lo la podamos aplacar con una camiseta o a un par de zapatos un n¨²mero mayor que el tuyo No es justo. En enero tendr¨ªa que haber rebajas en todo: en la luz, la fruter¨ªa, el tel¨¦fono, el autob¨²s, la peluquer¨ªa, el cine; hasta el fontanero tendr¨ªa que hacer una rebaja. Tambi¨¦n estar¨ªa bien que hubiera ofertas en libros, en el gimnasio, en restaurantes, para hacerte empastes... ?Hala, todo rebajado! Si nos desatamos, que sea en todo.
Aunque, viendo lo necesitados que estamos en llenar los armarios de pantalones imponibles, nos puede pasar que de repente nos encontremos con tres lavadoras o con una taladradora o con una camada de cachorros o con todo un juegos de sillas y mesas para terraza, que no la tienes y a ver qu¨¦ haces. Bueno, y solo falta que la justicia, se apunte a esta terapia social para descargar la ansiedad y se le ocurra aplicar el dos por uno. El no va m¨¢s. Pero, ?eso qu¨¦ ser¨ªa: saldo, ganga, descuento, chollo, oferta o rebaja?
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