C¨®mo hacerse millonario
Todos llevamos un millonario dentro". Desde luego, el autor de esta frase es rico. Y no s¨®lo eso, est¨¢ empe?ado en transmitir el secreto de su piedra filosofal a todo aquel que compre su libro. El gur¨² de las cuentas corrientes plagadas de ceros se llama Robert Kiyosaki, un americano de origen japon¨¦s, criado en Hawai, que ha impartido lecciones en juegos de mesa, libros, conferencias y programas televisivos. Eso s¨ª, unas ense?anzas a medio camino entre la econom¨ªa y la autoayuda. Asegura que la llave, o al menos parte de ella, est¨¢ encerrada en las p¨¢ginas del libro Padre rico, padre pobre (Aguilar), un superventas que resisti¨® entre los cinto t¨ªtulos m¨¢s vendidos en Estados Unidos durante cerca de seis a?os y que ha sido traducido a una veintena de idiomas.
?rase una vez un ni?o cuyo padre ostentaba un doctorado de la Universidad de Stanford y ocupaba un alto puesto en el ¨¢rea de educaci¨®n del Gobierno del Estado de Hawai. El ni?o confiesa que eran "pobres". ?l quer¨ªa ser rico como sus compa?eros de clase. Junto a su mejor amigo decidi¨® hacer dinero por su cuenta. La fabricaci¨®n de monedas fundiendo tubos de pasta de dent¨ªfrico, evidentemente, no prosper¨®. Sin embargo, el padre de su amigo vio en aquella aventura de la pareja de escolares mucho potencial. Ten¨ªan carne de millonarios, s¨®lo necesitaban una buena educaci¨®n. El tipo de formaci¨®n que no ofrecen las universidades ni las escuelas. Se trataba de ir un paso m¨¢s all¨¢. Aquel chiquillo era Robert Kiyosaki, y el funcionario pobret¨®n, su padre biol¨®gico. El rico, que encabeza la mitad del t¨ªtulo del exitoso libro, es su mentor, su h¨¦roe, el padre de su amigo. Su identidad es a¨²n una inc¨®gnita en la que se ceban los detractores del multimillonario autor.
No cabe duda de que Kiyosaki le ha sacado partido a su primer hit. Ah¨ª est¨¢ la larga lista de t¨ªtulos que le han seguido. Entre otros: Padre rico, padre pobre para adolescentes; Padre rico, padre pobre, historias de ¨¦xito; Padre rico: ?qui¨¦n se llev¨® mi dinero?; Hermano rico, hermana rica -escrito con su hermana, una monja budista- o Mujer rica, la aportaci¨®n a la biblioteca de su esposa Kim Kiyosaki. Al verla en vivo, cabe pensar si Barbie fue el modelo que inspir¨® su obra sobre mujeres con fortuna. El encuentro con ella y su esposo tiene lugar en el hotel Michelangelo de la Calle 51 de Nueva York a principios de invierno. Rubia, con media melena, un bronceado uniforme y una dentadura tan blanca que servir¨ªa para un anuncio. El matrimonio Kiyosaki tiene centralizado su negocio en Phoenix, Arizona, donde pasan gran parte de su tiempo. All¨ª est¨¢ el cuartel general de Rich Dad (Padre Rico), una empresa en la que trabajan una treintena de personas. Viajaron a Nueva York el pasado diciembre para encontrarse con su socio y amigo, el magnate Donald Trump, coautor junto a Robert del libro Why we want you to be rich (Por qu¨¦ queremos que te hagas rico), publicado hace un a?o. Robert mide m¨¢s de un metro ochenta. Viste vaqueros negros y un jersey en tonos oscuros. Luce, como su esposa, un perfecto bronceado. Y como a ella, le gusta sonre¨ªr. "La primera vez que vine a esta ciudad a estudiar aviaci¨®n traje mis camisas hawaianas. Se pensaron que era gay", comenta divertido.
Apenas un mes despu¨¦s de la victoria de Obama y en pleno tsunami financiero, Kiyosaki plantea su balance del estado de la cuesti¨®n y hace gala de su pragmatismo. Vaya por delante que a ¨¦l la pol¨ªtica no le interesa. Por si no ha quedado claro, Kiyosaki insiste en que lo suyo es el dinero. En ¨¦l concentra su energ¨ªa. "Para entrar en pol¨ªtica necesitas tener un car¨¢cter especial. A m¨ª no me gustan los pol¨ªticos, ni Obama, ni McCain", asegura. "Me gustan los empresarios". Ya. Michael Bloomberg suena a ejemplo perfecto. ?Y Berlusconi? "Bueno, es que ¨¦l es italiano", sonr¨ªe de nuevo Robert.
Kiyosaki no altera su tono al hablar de la crisis financiera. "La peor de la historia", dice. "No han invertido, han jugado a las apuestas contando dinero que no ten¨ªan". Se?ala la Reserva Federal de Estados Unidos como el punto negro del sistema. "?se es el verdadero problema. Aqu¨ª se imprime tanto dinero como considere necesario la Secretar¨ªa del Tesoro y se exporta la deuda. Por eso el sistema se ha colapsado".
Deuda, desempleo, congelaci¨®n de cr¨¦ditos... Kiyosaki asegura estar a salvo. ?Su receta? Buscar inversiones que reporten beneficios en efectivo. S¨®lo le interesan los cheques que llegan a su buz¨®n. No quiere complicaciones. "A m¨ª me gustan las cosas tangibles, terrenales, no los asuntos abstractos. Yo quiero ver y tocar. Soy due?o de mis negocios". ?Y el m¨ªtico esp¨ªritu emprendedor americano? "El tema de las compa?¨ªas es un universo distinto. Mi cuadro mental no est¨¢ en eso", explica.
Las excentricidades de Kiyosaki, sus caprichos, se reducen a una notable colecci¨®n de relojes y otra de armas. Le gusta cazar. Habla bravuc¨®n de su experiencia en Vietnam como de una cacer¨ªa de hombres, y ni siquiera este tema quiebra su perenne sonrisa. "Regres¨¦ hace dos a?os con mi mujer", confiesa. "Quer¨ªa hacer las paces con la historia".
Para esc¨¢ndalo de m¨¢s de un blogger, la cuant¨ªa de su fortuna sigue siendo un misterio. A Kiyosaki no le gustan los pleitos. Tampoco la publicidad de sus cuentas. Asegura que oro, petr¨®leo y mercado inmobiliario son su santa trinidad. Busca las ¨¢reas geogr¨¢ficas que mejor se ajustan a su estilo de hacer negocios. "Hay Estados que tienen una legislaci¨®n que controla las subidas de los alquileres, y en Arizona no es as¨ª", asegura. "En Phoenix son muy pronegocio; puedes echar a un inquilino en cinco d¨ªas, algo impensable en lugares como California, Hawai o Nueva York". A continuaci¨®n, algunos puntos clave para acercarse a su credo:
1. LA ESCUELA DE LA VIDA. Para Kiyosaki todo es cuesti¨®n de educaci¨®n. O, m¨¢s bien, de lo que ¨¦l considera las carencias del sistema educativo. Esto fue lo que inspir¨® su trabajo. Un buen d¨ªa decidi¨® rellenar esos flagrantes agujeros.
?Carrera universitaria? ?Brillante expediente acad¨¦mico? Craso error, dice. "Los adultos deben ense?ar a los ni?os de otra manera. Los profesores no pueden ense?ar lo que no saben. Ellos son pobres, est¨¢n desvalidos y desesperados", afirma convencido. "Bill Gates y Henry Ford dejaron la universidad. El sistema educativo es bueno para la formaci¨®n de una persona, pero no lo es tanto para los negocios".
2. LA RUINA ES UN BUEN PRINCIPIO. ?Arruinado? ?Desahuciado? Pues, seg¨²n Kiyosaki, si te pilla a buena edad, ¨¦ste puede ser el principio de una fulgurante carrera en las finanzas. ?l ha estado en la ruina absoluta varias veces. "Lo perd¨ª todo, pero era joven y tuve tiempo de recuperarme y de aprender la lecci¨®n", dice. Con el paso de los a?os y el ¨¦xito de sus libros, el recuerdo de aquellas crisis es francamente positivo. "Todo el mundo tiene problemas econ¨®micos. Yo lo he perdido todo tres veces, pero fueron las mejores experiencias de mi vida". Cuenta que la primera vez contaba con 28 a?os. "Fue por no declarar. Me cost¨® seis a?os recuperarme. La segunda vez tard¨¦ s¨®lo dos. Me hice m¨¢s listo", cuenta. ?Alg¨²n consejo para aquellos que afrontan hoy su primera ruina? "Lo ¨²nico que puedo decir es: 'Ten fe, aguanta, ya sabemos que no es f¨¢cil'. Los que salgan adelante: atenci¨®n, no cometan los mismos errores".
3. LA CARRERA DE LA RATA. ?Empleo fijo? ?N¨®?mina mensual? Seg¨²n Kiyosaki, ese dinero fijo, el contrato de asalariado, es la puerta de entrada de lo que ¨¦l llama "la carrera de la rata". Quiz¨¢ en estos tiempos de crisis y de desempleo, para muchos, esta ruta perdida, sea m¨¢s bien una autopista hacia el cielo. Da igual que se trate de un abogado en un lujoso bufete o de una cajera en un supermercado, Kiyosaki lo deja claro: un sueldo fijo por cuenta ajena es un grave impedimento para hacerse millonario.
Hay que aprender a maximizar las cuentas. El objetivo fundamental es hacer que el dinero trabaje para uno y olvidar la idea de trabajar para obtenerlo. ?Est¨¢n los trabajadores de su empresa Rich Dad en esta carrera de la rata tambi¨¦n? Kiyosaki sonr¨ªe, ¨¦l se ha preocupado personalmente de que no sea as¨ª: "No les doy plan de jubilaci¨®n, sino directamente el dinero para que lo inviertan ellos mismos. Si te dan las cosas hechas no aprendes, y siempre hay que seguir aprendiendo".
4. EL DINERO, CONTANTE Y SONANTE. Antes de emprender su aventura editorial, Kiyosaki invent¨® un juego de mesa para explicar sus principios: Cashflow. Sobre el tablero, la carrera de la rata de la que los jugadores deben intentar salir a golpe inversiones. El balance ha de ser positivo y el dinero contante. "Yo soy un inversor de efectivo. S¨®lo quiero saber cu¨¢nto me va a rentar cada d¨ªa", dice. "Puedes tener un mill¨®n de d¨®lares en ahorros, como salario, como valor estimado o como efectivo. La gente que ha sido barrida en esta crisis, que ha perdido un mill¨®n de d¨®lares, lo ha perdido en la Bolsa. Yo tengo mis ingresos mensuales de mis inversiones". Reconoce que tiene una peque?a cantidad en Bolsa. El resto, negocios peque?os. "Yo quiero un cheque todos los meses. Sin trabajar. Tiene que haber efectivo. S¨®lo quiero saber cu¨¢nto me va a rentar cada d¨ªa".
5. DIME CON QUI?N ANDAS. Una importante y complicada lecci¨®n que conviene aprender cuanto antes es la relativa al binomio socios-negocios. Una de las experiencias m¨¢s duras a las que Kiyosaki ha tenido que hacer frente ha sido un largo proceso judicial con Sharon L. Lechter, la coautora de Padre rico, padre pobre. "Ahora soy extremadamente cuidadoso a la hora de seleccionar a la gente con la que quiero hacer negocios. Por ejemplo, mi mujer, que es extremadamente inteligente", dice.
?Y qu¨¦ tiene que tener el socio ideal? "Lo primero es ver su historial, ver cu¨¢ntos negocios ha sacado adelante. Luego, siempre tienes que contratar a un abogado que vigile a tu abogado. Hay que desconfiar de quienes dicen ser honestos y lo subrayan. Probablemente est¨¢n escondiendo algo, son unos tramposos", concluye.
6. EXPLOTA AL MILLONARIO QUE LLEVAS DENTRO. ?l est¨¢ convencido de que todo el mundo puede hacerse rico: "Cualquiera. Dentro de cada uno de nosotros hay un hombre rico, uno de clase media y uno pobre". ?Y qu¨¦ es lo que les diferencia? "El rico quiere que el dinero trabaje para ¨¦l, el de la clase media dice que el dinero no es tan importante, y el pobre quiere que le den dinero". La ambici¨®n es clave. Conviene fijarse objetivos. "Lo m¨¢s importante es tu cabeza, es tu principal valor. Si no cambias tu manera de pensar siempre ser¨¢s pobre".
'Padre rico, padre pobre' est¨¢ editado por Aguilar.
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