La crisis y la NBA
Las crisis econ¨®micas, como la de ahora, no est¨¢n bien vistas. A nadie le gusta preocuparse por si va a seguir teniendo trabajo el d¨ªa de ma?ana. Suele ser dif¨ªcil, si no imposible, encontrar aspectos positivos a estas crisis. Pero, si los buscamos bien, los tienen.
En la NBA, como bar¨®metro indicador, la crisis podr¨ªa acarrear la vuelta de un concepto que a veces se pasa por alto: la l¨®gica.
De pronto, los directores generales de la NBA s¨ª que est¨¢n prestando atenci¨®n a lo absurdo de la frase siguiente: Shawn Marion, de los Heat de Miami, va a cobrar este a?o 17,9 millones de d¨®lares (unos 14 millones de euros). Hace tres, la reacci¨®n habr¨ªa sido sonre¨ªr y asentir con la cabeza dando por sentado que la fiesta econ¨®mica iba a durar para siempre. Hoy, esta reacci¨®n ha pasado a ser una que incluye airadas llamadas telef¨®nicas y gestos simb¨®licos para recortar gastos, como despedir a alguien en pr¨¢cticas que est¨¦ ganando 5,5 euros a la hora. Es decir, que es la normal de un ser humano que acaba de enterarse de que un jugador relativamente unidimensional va a recibir el equivalente de un cami¨®n de basura lleno de dinero por lanzar pelotas a una canasta.
Del p¨¢nico o de la normalidad de la econom¨ªa era de lo ¨²nico de lo que se hablaba en la NBA la semana pasada. Darius Miles parec¨ªa tener un futuro prometedor cuando Los ?ngeles Clippers le contrataron reci¨¦n salido del instituto. Al final, le traspasaron a los Trail Blazers de Portland, donde firm¨® un contrato de unos 38 millones de euros por seis a?os tras haber demostrado que pose¨ªa la capacidad de correr y hacer mates. Despu¨¦s de una lesi¨®n grave de rodilla, Portland dio por hecho que no pod¨ªa seguir jugando.
Pero Miles ha vuelto de su lesi¨®n. La semana pasada se supo que, si jugaba tres partidos m¨¢s despu¨¦s de volver a firmar con un equipo de la NBA, los Trail Blazers tendr¨ªan que pagarle los restantes 15 millones de euros estipulados en su contrato. En un giro inesperado y estramb¨®tico, Portland envi¨® una nota al resto de los equipos dici¨¦ndoles que demandar¨ªa a cualquiera que le fichara. Y esto, a pesar de que Miles vuelve a estar en forma (m¨¢s o menos) y es un jugador que sigue siendo perfectamente v¨¢lido.
Miles termin¨® fichando por los Grizzlies de Memphis, lo que, sin duda, provoc¨® al menos un portazo, si no un pu?etazo a un espejo, en alguna parte de las oficinas de Portland. Desde que ha vuelto con los Grizzlies, ha jugado bien. Marc¨® 13 puntos en su primer partido, algo que podr¨ªa haber provocado m¨¢s insultos todav¨ªa en Portland, pero que probablemente se quedar¨ªa en un suspiro de resignaci¨®n y un paseo a la caja fuerte.
Naturalmente, los Trail Blazers son propiedad del asquerosamente rico Paul Allen. Que un equipo propiedad de un hombre con semejantes recursos financieros env¨ªe correos electr¨®nicos amenazando con tomar acciones legales si un equipo de la NBA ficha a un jugador con calidad de NBA deber¨ªa hacer que nos par¨¢semos a pensar, no porque tengamos miedo de que pronto podamos perder nuestra casa (aunque ¨¦sa ser¨ªa una buena raz¨®n para pararse a pensar), sino porque los directores generales de la NBA se comportan igual que todos nosotros.
Ya les hab¨ªa dicho que, si mir¨¢bamos bien, podr¨ªamos encontrar algo.
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