El ¨²ltimo minero del volframio
Vivenda rehabilitar¨¢ el cine, la iglesia y la escuela del viejo poblado de O Fontao
"Aqu¨ª muri¨® mucha gente", cuenta Amable Brea, el ¨²ltimo minero de O Fontao, en Vila de Cruces. "Por ca¨ªdas siempre. En los pozos por los que se sub¨ªa el mineral que sac¨¢bamos bajo tierra. En n¨®mina est¨¢bamos 300, pero ¨¦ramos 1.000 hombres. Ven¨ªan de toda Espa?a. Muchos como presos pol¨ªticos. Ven¨ªan castigados, pero estaban encantados. Lo pasaban fenomenal, y luego quedaban a vivir porque se echaban novia".
"Novia o novias", corrige al lado de Amable un representante de la Xunta, que ha venido con la conselleira de Vivenda. "Novia o novias que, en tiempos del volframio, en O Fontao se movi¨® mucha pasta y vinieron a trabajar las putas m¨¢s caras de Espa?a".
Los primeros que explotaron esta mina, que hoy ocupa cerca de 40 hect¨¢reas, fueron los ingleses, en la segunda mitad del XIX. Luego llegaron los franceses, y fundaron la Soci¨¦t¨¦ des ?tains de Silleda, porque lo que entonces interesaba de O Fontao era el esta?o. "El wolfram se regalaba. Nadie le puso precio hasta la II Guerra", explica Amable, que se jubil¨® en 2000 despu¨¦s de trabajar 48 a?os para la familia Cort, propietaria de la mina desde que se la expropi¨® Franco a los galos.
"Aqu¨ª ven¨ªan a trabajar las putas m¨¢s caras de Espa?a"
Ten¨ªan un cine m¨¢s grande que los de las ciudades, con 350 butacas
Los nazis necesitaban el volframio para endurecer los ca?ones. Pagaban bien, y en la comarca no se conoci¨® la miseria de postguerra. Alcohol, comida, prostitutas, qu¨¦ m¨¢s se pod¨ªa pedir. Pues s¨ª que se pidi¨® m¨¢s: la empresa, originaria de Alicante, tendr¨ªa que construir para sus mineros un pueblo de verdad y borrar de la faz de la monta?a esos barracones "del Oeste" en los que estaban viviendo. Hasta entonces, el ¨²nico que dorm¨ªa caliente era el director. Su imponente caser¨®n, engarzado en el alma de la mina, todav¨ªa conserva unos ba?os como no se hab¨ªan visto en las mejores casas de Galicia.
El pueblo de O Fontao se inaugur¨® en 1956 y ya s¨®lo se habit¨® hasta 1974, cuando se clausur¨® la ¨²ltima brecha a cielo abierto. El ritmo de la cantera hab¨ªa mermado mucho desde el 63, cuando se abandon¨® la explotaci¨®n bajo tierra y se cerraron las tres bocaminas. C¨¦sar Cort G¨®mez Tortosa, hermano de Juan Luis, el jefe supremo del lugar, era un arquitecto militante del movimiento moderno. Con el pontevedr¨¦s Basilio Bas, proyect¨® una urbanizaci¨®n como las que se hacen ahora, con todos los equipamientos. Adosados, cubiertas planas, aprovechamiento inteligente de la luz. A la vanguardia de lo que se hac¨ªa en Europa. Ayer, la conselleira Teresa T¨¢boas anunci¨® que CC-Cartuja va a empezar a rehabilitar los edificios de uso colectivo por 1,7 millones de euros, despu¨¦s de que la Xunta del PP recuperase 79 viviendas, hoy todas ocupadas por inquilinos que tienen por casera a la Administraci¨®n. T¨¢boas no dejaba de sorprenderse por lo avanzado de la arquitectura. "Hasta decoraban las paredes con helechos secos". Los suizos Herzog y Meuron, autores del nuevo Estadio Ol¨ªmpico de Pek¨ªn, usan hoy este sistema de estampaci¨®n con elementos vegetales. Por ejemplo en la f¨¢brica de Ricola.
Los propios mineros se encargaron en los 50 de fabricar los bloques de cemento y las baldosas. Se levantaron 128 viviendas, locales sociales, una escuela, la casa del maestro, una granja, un cine m¨¢s grande que los que hab¨ªa en las ciudades (350 butacas), y una iglesia que todav¨ªa sorprende. "Aqu¨ª estaba el Sant¨ªsimo, y all¨ª el agua bendita", recuerda Amable mientras recorre las ruinas del templo. "Era incre¨ªble la luz que hab¨ªa aqu¨ª dentro, y lo mejor era que no sab¨ªas de d¨®nde ven¨ªa. El t¨ªo [C¨¦sar Cort] puso las ventanas orientadas al altar, pero de tal manera que desde los bancos no se ve¨ªan. En lo ¨²nico que fall¨® fue en las cubiertas planas: en Galicia llueve demasiado". El viejo minero se acuerda a¨²n del d¨ªa en que llegaron, todav¨ªa enanos, los enormes cedros que mand¨® traer Cort "de Navacerrada". Amable, adem¨¢s de extraer mineral, era el encargado del cine. En el proyector, una enorme m¨¢quina OSSA 60 que funcionaba con electrodos de cobre y carb¨®n, viven ahora unos mirlos. Encima del nido, cuelga un tramo retorcido de pel¨ªcula.
Cuando cerr¨® la mina, Amable sigui¨® trabajando para la empresa de la familia alicantina, Oberon, SL, que explota dos minicentrales en el Deza y en el Toxa. Al jubilarse, su hijo Miguel hered¨® el puesto, y hoy es, junto a un compa?ero oficinista, el ¨²nico empleado que le queda al imperio Cort en la comarca. Miguel anda con un sonajero de llaves y tiene que vigilar que nadie entre en la mina abandonada. Una inmensidad de terreno que la Xunta quiere comprar y los Cort no quieren vender.
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