El fin del laboratorio dinosaurio
La crisis y el vencimiento de patentes fuerza a las farmac¨¦uticas a revisar su estrategia de investigaci¨®n - Se apuesta por equipos m¨¢s peque?os y flexibles - La excelencia se dispersa
La primera farmac¨¦utica mundial por volumen de ventas, la estadounidense Pfizer, ha anunciado que reducir¨¢ el n¨²mero de investigadores y concentrar¨¢ su actividad en s¨®lo seis ¨¢reas terap¨¦uticas -c¨¢ncer, dolor, inflamaci¨®n, diabetes, alzh¨¦imer y esquizofrenia-, lo que supone dejar al ralent¨ª otras en las que hasta ahora hab¨ªa hecho importantes inversiones, como la obesidad o la enfermedad cardiovascular. El a?o pasado se vio ya obligada a prescindir de 10.000 de sus 85.000 empleados, pero ahora los recortes afectan a los equipos de investigaci¨®n. De momento prescindir¨¢ de 800 de los 8.000 que tiene en diferentes centros.
No es la ¨²nica gran farmac¨¦utica que se encuentra en esta tesitura. En los ¨²ltimos 24 meses, el sector ha anunciado planes de reestructuraci¨®n que s¨®lo en Europa y Estados Unidos afectar¨¢n a 42.000 puestos de trabajo. En apenas seis meses, la capitalizaci¨®n burs¨¢til del sector ha ca¨ªdo un 28% y la preocupaci¨®n se extiende conforme la recesi¨®n se agudiza. "Las biotech sienten el p¨¢nico", titulaba el pasado 8 de enero la revista Nature un informe sobre c¨®mo afecta la crisis a la biotecnolog¨ªa.
Pfizer se centrar¨¢ s¨®lo en el tratamiento de seis enfermedades
Hasta ahora, el sector serv¨ªa como valor refugio ante las turbulencias
En apenas unas semanas, la crisis financiera se llev¨® por delante un mill¨®n y medio de p¨®lizas de seguro en Estados Unidos, un pa¨ªs que ya ten¨ªa 45 millones de ciudadanos sin cobertura sanitaria. Y los pa¨ªses que, como Espa?a o Reino Unido, tienen sistema p¨²blico de cobertura universal, se ven impelidos a reducir al m¨¢ximo el gasto farmac¨¦utico. Se acabaron los a?os dorados de crecimiento de dos d¨ªgitos.
Pero no es s¨®lo la crisis lo que le duele a la industria farmac¨¦utica. La recesi¨®n no ha hecho m¨¢s que agravar una crisis estructural que permanec¨ªa larvada. "Hasta ahora el sector farmac¨¦utico hab¨ªa tenido un papel antic¨ªclico: no s¨®lo no acusaba las crisis sino que actuaba como refugio de inversores", explica Jes¨²s Acebillo, presidente de Farmaindustria y del grupo Novartis en Espa?a. "Ahora no es as¨ª. Ahora vivimos por primera vez una crisis global que afecta adem¨¢s al modelo de investigaci¨®n". En los ¨²ltimos 18 meses han cerrado 18 centros de I+D en Europa y Estados Unidos, y se han creado otros 14 en pa¨ªses emergentes. Ese es un dato muy importante: significa que la deslocalizaci¨®n no es s¨®lo productiva, sino tecnol¨®gica.
La industria farmac¨¦utica se siente, por primera vez, vulnerable. "Desde el a?o 2005, la tasa de ventas en los grandes mercados de Estados Unidos y Europa es decreciente y eso coincide con que el n¨²mero de nuevas mol¨¦culas que llega al mercado es tambi¨¦n decreciente", explica Jaume Puig-Junoy, profesor del Departamento de Econom¨ªa de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. De hecho, en los ¨²ltimos a?os, han sido muy pocas las novedades terap¨¦uticas que han llegado al mercado. La mayor¨ªa han sido mejoras de mol¨¦culas ya existentes.
De modo que las compa?¨ªas ven como expiran las patentes de sus productos m¨¢s vendidos, sin que en la rec¨¢mara tengan sustitutos que puedan mantener el nivel de ventas e ingresos. En estos momentos, tres de los productos con mayor volumen de ventas est¨¢n pr¨®ximos a perder la patente: el antiagregante plaquetario Plavix, de Sanofi-Aventis; el antihipertensivo Diovan de Novartis; y Lipitor, un f¨¢rmaco contra el colesterol cuyas ventas, por valor de 13.000 millones de d¨®lares, representan nada menos que el 25% de los ingresos de Pfizer. El hecho de que la patente expire en 2011 sin recambios a la vista ha contribuido a que las acciones de Pfizer en la Bolsa valgan hoy un 28% menos que hace un a?o.
El problema es que obtener un nuevo medicamento es cada vez m¨¢s caro y m¨¢s dif¨ªcil. Se estima que desarrollar y poner un nuevo f¨¢rmaco en el mercado cuesta 800 millones de d¨®lares (620 millones de euros) y, si es biotecnol¨®gico, 1.200 millones (930 millones de euros). Pero incluso cuando se tienen nuevas mol¨¦culas con valor terap¨¦utico, no es seguro que lleguen a buen puerto. Muchos sucumben en los ¨²ltimos pelda?os de los ensayos cl¨ªnicos por problemas de seguridad.
Es lo que le ha ocurrido a Pfizer con el torcetrapib, un f¨¢rmaco contra el colesterol que en 2006, cuando estaba ya en las ¨²ltimas fases de ensayo cl¨ªnico, tuvo que ser retirado porque presentaba efectos cardiovasculares graves. Que un medicamento se caiga en el ¨²ltimo momento ha ocurrido siempre, pero una herida como esta en el pipeline tiene ahora peores consecuencias incluso para una compa?¨ªa l¨ªder como Pfizer, que seg¨²n su m¨¢ximo responsable en Espa?a, Miguel Isla, es la empresa que m¨¢s invierte en investigaci¨®n en el mundo, por delante de Microsoft. En estos momentos tiene 24 productos en ¨²ltima fase de ensayo cl¨ªnico.
"En 2007 invertimos 8.100 millones de euros, en 2008 un 6% m¨¢s, y este a?o seguiremos aumentando. Pero con un cambio de estrategia. No es s¨®lo una cuesti¨®n de reducci¨®n de costes, sino de modelo de investigaci¨®n. Hasta ahora hemos trabajado en grandes macrocentros de entre 500 y 1.000 investigadores. Ahora vamos a crear equipos m¨¢s peque?os, de menos de 200 personas, altamente focalizados en determinadas dianas terap¨¦uticas".
Antoni Esteve, presidente del grupo Esteve, coincide en la necesidad de invertir en innovaci¨®n. "Si no encontramos nuevos productos, nuestro futuro ser¨¢ m¨¢s incierto. Si ahora reduj¨¦ramos las inversiones por la crisis, eso afectar¨ªa a nuestra competitividad y nuestra capacidad de internacionalizaci¨®n", afirma.
Pero la investigaci¨®n misma ha cambiado. La ciencia se hace ahora en red, y la permanente comunicaci¨®n entre equipos ha aumentado de forma exponencial el conocimiento disponible y la rapidez de la investigaci¨®n. Los dinosaurios se mueven mal en este mundo tan acelerado. Por eso las farmac¨¦uticas han comprendido que para seguir innovando han de buscar la excelencia extramuros, all¨ª donde se produce la mejor ciencia, es decir, en las universidades y los centros p¨²blicos de investigaci¨®n. En ese marco se inscribe, por ejemplo, el acuerdo de Pfizer con Genio, un centro de gen¨®mica y oncolog¨ªa de la Universidad de Granada, con una inversi¨®n de 9 millones de euros. Es s¨®lo uno entre miles de ejemplos.
La revoluci¨®n de la biolog¨ªa molecular ha cambiado el paradigma de la investigaci¨®n. "Antes de la gen¨®mica, todos los medicamentos se desarrollaban a partir de unos 500 modelos biol¨®gicos. Hemos pasado, pues, de tener 500 o 600 posibles dianas terap¨¦uticas, a tener 300.000, 500.000, es decir, tantas como genes o prote¨ªnas vayamos identificando", explica Jes¨²s Acebillo. Las grandes farmac¨¦uticas tienen dos opciones, seg¨²n ¨¦l: hacer un reset o transformarse. Novartis decidi¨® transformarse. Sin dejar la apacible Suiza, abri¨® hace seis a?os un centro de gen¨®mica funcional en Boston, en el coraz¨®n de la innovaci¨®n.
"La ciencia est¨¢ evolucionando a un ritmo y a un nivel de conocimientos que es imposible que una compa?¨ªa pueda por s¨ª misma innovar como lo hac¨ªa antes", corrobora Antoni Esteve, cuyo grupo tiene 350 investigadores, y en 2009 ha invertido 65 millones de euros en investigaci¨®n. "Ahora la excelencia est¨¢ repartida y nuestra manera de innovar consistir¨¢ en externalizar, en identificar las nuevas oportunidades y establecer mecanismos de colaboraci¨®n all¨ª donde se producen".
La crisis reduce los m¨¢rgenes de beneficio, lo que en opini¨®n de Paul Hudson, presidente de AstraZeneca en Espa?a, obliga a las empresas a incrementar la eficiencia y la productividad. "Investigar es cada vez m¨¢s caro, por eso hemos de tomar decisiones que permitan hacer llegar los resultados al mercado con mayor rapidez". Innovaci¨®n y velocidad, son las dos palabras clave para la actual situaci¨®n, en opini¨®n de Paul Hudson. Y una responsabilidad a?adida: "Hemos de hacer a¨²n mayores esfuerzos para demostrar los beneficios que los medicamentos aportan, no s¨®lo por la mejora de la salud de las personas, sino por los ahorros que un tratamiento efectivo proporciona a la sociedad". El ¨¢rea de investigaci¨®n de Astra-Zeneca, que en 2007 invirti¨® 5.200 millones de d¨®lares, emplea a m¨¢s de 13.000 profesionales repartidos en ocho pa¨ªses. Hace unos meses, la empresa anunci¨® una organizaci¨®n del sistema de producci¨®n de f¨¢rmacos que comportar¨¢ la p¨¦rdida de 1.400 puestos de trabajo y afecta a la planta de Porri?o. "Nuestra preocupaci¨®n es intentar mantener los puestos de trabajo, por lo que estamos buscando comprador", indica Hudson.
Todos tienen claro que hay que innovar para tener nuevos productos en perspectiva de comercializaci¨®n. Pero los resultados de la innovaci¨®n no son siempre inmediatos. Aunque en los ¨²ltimos a?os han aparecido algunos f¨¢rmacos revolucionarios en el ¨¢mbito de la oncolog¨ªa, las nuevas dianas terap¨¦uticas no son aplicables a todos los enfermos.
El gran salto terap¨¦utico que se esperaba como consecuencia de la revoluci¨®n gen¨®mica no se ha producido a¨²n. "En realidad, en los ¨²ltimos a?os la mayor¨ªa de mol¨¦culas que han llegado al mercado han sido simples mejoras de otras ya existentes. Novedades terap¨¦uticas absolutas ha habido muy pocas", precisa Puig-Junoy.
La dificultad de identificar qu¨¦ productos pueden tener aplicaciones terap¨¦uticas est¨¢ cambiando la actitud de los inversores. Hay menos disposici¨®n a correr riesgos, y mucho en pa¨ªses como Espa?a, donde incluso se puede hablar de aversi¨®n al riesgo. "No hay duda de que es m¨¢s f¨¢cil alcanzar la excelencia en laboratorios y equipos de investigaci¨®n peque?os. Ahora mismo, quien en Espa?a est¨¢ soportando el mayor esfuerzo investigador es el sector p¨²blico".
Pese a las declaraciones de intenciones, la aportaci¨®n privada al I+D est¨¢ en Espa?a muy por debajo de la de otros pa¨ªses. Y algunos observadores ven incluso el peligro de que el sector privado adopte una cierta actitud parasitaria: "Que investigue el sector p¨²blico y, si hay algo aprovechable, ya lo compraremos", ser¨ªa la postura.
Obviamente, los centros p¨²blicos de investigaci¨®n tienen en estas ventas una oportunidad de obtener retornos para seguir investigando. Pero ?cu¨¢nto vale el riesgo que han corrido hasta demostrar que la mol¨¦cula es viable?
En todo caso, la crisis ha encendido tambi¨¦n en Espa?a las luces de alarma. Farmaindustria hizo hace unos meses una primera evaluaci¨®n de da?os. Y el resultado es que, sin ruido, en ¨²ltimo a?o se han volatilizado unos 2.500 puestos de trabajo, de los 36.000 que tiene el sector. "Hemos de convertir la crisis en una oportunidad", dice Antonio Esteve. Desde la presidencia de Farmaindustria, Acebillo ha hecho frente a la situaci¨®n: "Estamos abordando un plan sectorial que no se limita a potenciar la innovaci¨®n, sino en repensar las estrategias que han de permitirnos afrontar los problemas estructurales". Pol¨ªticas activas para mantener el empleo, aumentar la competitividad interna y aumentar los fondos destinados a I+D, ese es el tr¨ªpode sobre el que se asienta el nuevo plan.
La situaci¨®n debe ser grave porque, a diferencia de otros tiempos, no muy lejanos, el discurso de la industria farmac¨¦utica en relaci¨®n con los poderes p¨²blicos es ahora exquisito y de total colaboraci¨®n. "Estamos dispuestos a corresponsabilizarnos en la sostenibilidad del sistema sanitario", dice Acebillo. Asumen, por ejemplo, que el precio promedio por receta aumente por debajo de la inflaci¨®n.
"Apoyamos un pacto por la Sanidad. Somos sensibles a los problemas de financiaci¨®n y queremos colaborar", dice Miguel Isla. "Afrontamos la situaci¨®n con preocupaci¨®n responsable. Queremos ser preactivos, aplicar una estrategia global y reiterar nuestro compromiso con el uso racional de los medicamentos", concluye Jes¨²s Acebillo.
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