Y las teor¨ªas de Lakoff se encarnaron en Obama
En el verano de 2004 subi¨® a la tribuna de la Convenci¨®n Dem¨®crata de Boston un telonero que hablaba de grandes valores y no desgranaba las ofertas del programa electoral de su partido, que usaba met¨¢foras comprensibles y hu¨ªa de los eufemismos burocr¨¢ticos, que transmit¨ªa empat¨ªa y no distanciamiento. Para George Lakoff fue una epifan¨ªa. Aleluya, se dijo, aquel joven pol¨ªtico afroamericano hac¨ªa lo que los conservadores llevaban lustros practicando en Estados Unidos y Europa, y lo que, salvo excepciones, soslayaban sus rivales progresistas. Y as¨ª les iba de bien a los primeros, que desde la ¨¦poca de Reagan y Thatcher dominaban la agenda pol¨ªtica e ideol¨®gica, y de mal a los segundos, que jugaban a la defensiva, siempre en terreno contrario. A partir de entonces, Lakoff, catedr¨¢tico de Ling¨¹¨ªstica de la Universidad de Berkeley (California), empez¨® a citar a Barack Obama como ejemplo viviente de lo que ¨¦l propon¨ªa en sus libros y sus trabajos para el Rockridge Institute, uno de los pocos think tank progresistas de Estados Unidos. "No s¨¦ si Obama me ha le¨ªdo o no, pero eso da igual", dec¨ªa. "Lo relevante es que, tal vez de modo instintivo, sabe lo que hay que hacer".
Puntos de reflexi¨®n. Manual del progresista
George Lakoff
Traducci¨®n de Judith Wells
Ediciones Pen¨ªnsula. Barcelona, 2008
246 p¨¢ginas. 16,90 euros
Lakoff empez¨® a ser conocido en Espa?a en 2007, tras la publicaci¨®n de su No pienses en un elefante. En ese libro explicaba por qu¨¦ la derecha -urbi et orbi- llevaba a?os consiguiendo que sus temas (libre mercado, reducci¨®n de impuestos, lucha contra el terrorismo, familia tradicional, religiosidad, nacionalismo...) dominaran las agendas informativas y electorales. Era, seg¨²n Lakoff, porque hab¨ªa hecho un enorme trabajo para presentarlos en paquetes atractivos. La llamada revoluci¨®n neoconservadora -en realidad, la contrarreforma de los avances liberadores de los a?os sesenta y setenta del siglo XX- dominaba el mensaje y el medio.
En Puntos de reflexi¨®n. Manual del progresista, Lakoff camina por la misma direcci¨®n. El ling¨¹ista californiano detalla ah¨ª c¨®mo Richard Wirthlin, asesor electoral de Reagan, hizo en 1980 un descubrimiento que cambi¨® la pol¨ªtica estadounidense y, en gran medida, la mundial. Las encuestas que manejaba le dec¨ªan que mucha gente que no estaba de acuerdo con determinados aspectos del programa de Reagan pensaba, no obstante, votarle. Perplejo, Wirthlin estudi¨® el fen¨®meno y descubri¨® que a esa gente lo que le gustaba de Reagan era que hablaba de valores. Y, adem¨¢s, de modo comprensible y transmitiendo una gran impresi¨®n de autenticidad, de pensar lo que dec¨ªa.
Renaci¨® as¨ª la cosmovisi¨®n conservadora. Pero no sin que la derecha estadounidense se gastara millones de d¨®lares en construir poderosos think tank como la Heritage Foundation, donde se acu?aron las viejas ideas en nuevos formatos y donde fueron entrenados para hablar en radio y televisi¨®n cientos de intelectuales y comunicadores neocon. Y es que, para Lakoff, uno de los elementos centrales de la contrarreforma conservadora ha sido su "uso magistral de la comunicaci¨®n", basado en "trabajos muy serios sobre psicolog¨ªa y ling¨¹¨ªstica".
La clave, seg¨²n Lakoff, est¨¢ en "saber enmarcar el debate". El ling¨¹ista suele citar dos muestras de c¨®mo los neocon supieron establecer "los marcos del debate": llamaron "guerra contra el terror" a la invasi¨®n de Irak y "alivio fiscal" a su rebaja de impuestos a los ricos, de modo que quien se opon¨ªa a lo primero resultaba sospechoso de simpatizar con el terrorismo y quien protestaba por lo segundo aparec¨ªa como alguien deseoso de subirles a todos los impuestos.
Regordete, de piel sonrosada y cabello y barba canosos, con gafas redondeadas, Lakoff parece uno de esos sabios que Spielberg suele sacar en sus pel¨ªculas. En Puntos de reflexi¨®n insiste en que, mientras los conservadores tomaban la iniciativa, los progresistas dejaron de proponer sus principios y valores, abandonaron el terreno de lo moral, lo simb¨®lico y lo emocional, y asumieron la agenda del contrario, aunque fuera para refutarla, convirti¨¦ndose as¨ª en sus propagandistas inconscientes. Acomplejados pol¨ªtica e ideol¨®gicamente, obsesionados por ser buenos gestores del corto plazo, hablaban como tecn¨®cratas, ofrec¨ªan meras "listas de la compra" electorales, evitaban jugar por la izquierda y se presentaban como centristas. Lakoff se desesperaba. "Los progresistas", dec¨ªa, "tienen que comunicar progresismo, sea cual sea el tema que se saque a colaci¨®n; deben hablar desde sus propios marcos conceptuales".
Y entonces apareci¨® Obama. Lakoff s¨®lo tiene elogios para el presidente de EE UU. "Obama ha liderado la gran derrota electoral de una derecha extremista y autoritaria que ha pisoteado los valores estadounidenses. ?stos son progresistas y Obama ha sabido recordarlo: la empat¨ªa, la celebraci¨®n de la diversidad, la solidaridad, la responsabilidad com¨²n. Ese juntos podemos conseguir m¨¢s libertad, m¨¢s igualdad, m¨¢s prosperidad". La campa?a del afroamericano ya le parec¨ªa mod¨¦lica mucho antes de que terminara siendo ganadora. "Obama", dice, "comprendi¨® por qu¨¦ Reagan gan¨® en 1980: la gente no vota tanto bas¨¢ndose en detalles program¨¢ticos como en algo m¨¢s profundo como son tus valores. ?Dices lo que piensas? ?Podemos confiar en ti? ?Sabes comunicarte con nosotros? ?Nos identificamos contigo? ?sas son las grandes preguntas de los electores. Y Obama siempre camin¨® por esa senda. Adem¨¢s", a?ade Lakoff, "es un orador muy elegante y un gran narrador de historias, y la gente entiende mejor lo que dices cuando se lo cuentas como una historia".
Lakoff afirma que el objetivo de Puntos de reflexi¨®n es "ayudar a expresar con palabras lo que piensan y sienten los progresistas". ?Y qu¨¦ piensan y sienten cuando no adoptan los marcos de los conservadores? "B¨¢sicamente", responde, "que un mundo mejor, en el sentido de m¨¢s libre y m¨¢s justo, siempre es posible". -
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