Recife, hervor de carnaval

Cuando se habla de carnaval en Brasil, R¨ªo de Janeiro es para muchos el referente. Las im¨¢genes que recorren el mundo son las de mulatas en biquini de lentejuelas bailando en la Marqu¨¦s de Sapuca¨ª, escenario del medi¨¢tico desfile de las escuelas de samba. Pero, mientras la atenci¨®n se vuelcan en la capital carioca, a unos 2.000 kil¨®metros de all¨ª, en la costa noreste de Brasil, miles de personas toman las calles de las ciudades de Recife y Olinda en uno de los carnavales m¨¢s divertidos y secretos del pa¨ªs.

Al contrario que en R¨ªo, la samba no protagoniza este carnaval callejero. Resuena en cada rinc¨®n de las dos ciudades -distan 6 kil¨®metros entre s¨ª- el frevo, un ritmo t¨ªpico de la provincia de Pernambuco, donde se ubican. El origen de la palabra proviene del verbo ferver (hervir), y basta escuchar el sonido alucinante y observar a los bailarines para saber el porqu¨¦. Empu?ando una sombrilla multicolor, saltan, se contorsionan y se mueven en plena ebullici¨®n.

Otro ritmo no tan agitado como el frevo, pero que tambi¨¦n hace hervir las calles, es el maracatu, una m¨²sica de or¨ªgen africano basada en la percusi¨®n. La escena que se ve pone los pelos de punta: centenares de m¨²sicos con tambores hechos en madera y cuero recorren los callejones de piedra arrastrando a una multitud en una especie de trance causado por el ritmo torrencial del baqueteo.

Los mu?ecos gigantes

Con esa banda sonora, m¨¢s de 400 comparsas desfilan por las dos ciudades en los d¨ªas de carnaval (del 21 al 24 de febrero este a?o) seguidos por millares de personas disfrazadas y enormes t¨ªteres, los Mu?ecos Gigantes de Olinda. Cada bloco, como son llamados los grupos carnavalescos, tiene fecha, horario y lugar espec¨ªficos para empezar la marcha. Una pista para aprovecharse a lo grande de los festejos es coger la programaci¨®n, elegir cu¨¢les se van a seguir y llegar al lugar de salida del bloco una media hora antes. As¨ª es posible posicionarse muy cerca de los m¨²sicos, algo casi inviable una vez que el grupo se encuentra con la masa humana que toma las calles.

Los blocos m¨¢s famosos del carnaval de Olinda son el Elefante, el Pitombeira y el Vassourinhas, y por eso son los m¨¢s demandados. Pero ninguno rivaliza en n¨²mero de personas con el Galo da Madrugada (Gallo de la Madrugada). Desfila en Recife el s¨¢bado de carnaval por la ma?ana y marca el comienzo oficial de los festejos. Considerado por el Libro Guinness de los R¨¦cords como el grupo carnavalesco m¨¢s grande del mundo, atrae a cerca de mill¨®n y medio de personas al casco antiguo de Recife en una fiesta animada por camiones gigantes con orquesta y cantantes.

Pese a las similitudes de ritmos y de origen, el carnaval en las dos ciudades tiene tambi¨¦n sus diferencias. El estilo m¨¢s juguet¨®n y festivo del de Olinda atrae principalmente a los j¨®venes, que transforman toda la peque?a ciudad colonial en una pista de baile. El clima de flirteo y fiesta est¨¢ en el aire las 24 horas del d¨ªa. En Recife, el carnaval transcurre a ritmo tranquilo durante el d¨ªa y toma fuerza por la noche, con una programaci¨®n que incluye presentaciones de grupos folcl¨®ricos, desfiles de blocos tradicionales y conciertos.

No es casual que el consejo com¨²n de los vecinos sea despertar muy temprano -hay blocos desde las seis de la ma?ana- y bailar en Olinda hasta que se aguante el calor abrasador, sacar un tiempo por la tarde para "recomponerse" y poner rumbo a Recife a primera hora de la noche. En este espacio libre entre las fiestas vale la pena conocer los restaurantes de cocina regional. El m¨¢s destacado es el Oficina do Sabor (Rua do Amparo, 335, Olinda), que sirve recetas t¨ªpicas con toques de autor, como la calabaza rellena con gambas a la salsa de mango (21 euros). Recetas de pescados son la atracci¨®n del Barga?o (avenida de Ant?nio de G¨®es, 62, Pina, Recife). El agradable Tio Pepe (Rua Almirante Tamandar¨¦, 170, Boa Viagem, Recife)sirve platos a base de carne secada al sol.

Mientras se divierte bailando tras un bloco, merece la pena estar atento a los escenarios de la fiesta. Cortada por el r¨ªo Capibaribe y ba?ada por el Beberibe, Recife tiene su n¨²cleo comunicado por 39 puentes. El casco antiguo guarda recuerdos de las colonizaciones portuguesa y holandesa, como el caser¨ªo del siglo XVII de la Rua do Bom Jesus, que hoy abriga bares, caf¨¦ y tiendas de artesan¨ªa.

En Olinda, declarada patrimonio mundial por la Unesco, sus callejones de piedra conducen al visitante a iglesias de los siglos XVI y XVII y caser¨ªos coloniales de colores, muchos de ellos transformados en talleres, como los de la Rua do Amparo. Por si fuera poco, la costa de Pernambuco cuenta con algunas de las playas m¨¢s bonitas del litoral brasile?o. Distante cerca de 70 kil¨®metros de Recife est¨¢ Porto de Galinhas, donde se pueden dar paseos de balsa hasta piscinas naturales que se forman en los arrecifes. Siguiendo rumbo al sur por la costa, en un viaje de menos de 50 kil¨®metros, se llega a la maravillosa playa de los Carneiros. Un lugar perfecto para reponer fuerzas despu¨¦s de tanto carnaval.

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