El hogar de una familia con dos ni?as y una suegra
Los Obama quieren preservar su intimidad en la Casa Blanca
Cuando un grupo de esclavos comenz¨® a preparar los cimientos de la Casa Blanca, en octubre de 1792, no pod¨ªan ni imaginar que un afroamericano iba a ocuparla en 2009. Barack Obama, su esposa Michelle y sus dos hijas entraron en el 1600 de la avenida de Pensilvania el pasado martes con la intenci¨®n de que esta mansi¨®n se parezca lo m¨¢s posible al hogar que dejaron en Chicago.
Quien velar¨¢ porque el esp¨ªritu familiar se mantenga es Michelle, que como primera medida ha decidido que Malia, de 10 a?os, y Sasha, de 7, sigan haci¨¦ndose cada ma?ana la cama aunque dispongan de 100 ayudantes, 25 cocineros, estilistas de vestuario y hasta floristas para la decoraci¨®n diaria de los salones de la Casa Blanca.
El presidente ha elegido como mesa la que utiliz¨® john f. kennedy
La residencia de m¨¢s de 5.000 metros cuadrados cuenta con 132 habitaciones, piscina, cine, canchas de tenis y bolos. Obama ha pedido que le hagan una cancha de baloncesto y que el gimnasio est¨¦ siempre preparado. El deporte, dice, le mantiene con la mente despejada. Seg¨²n amigos, la familia Obama es consciente de que todo lo que digan y hagan, c¨®mo se vistan, qu¨¦ coman y qu¨¦ perro tengan tendr¨¢ un valor simb¨®lico, que ser¨¢n observados al mil¨ªmetro.
La nueva primera dama tiene su propio presupuesto para cambiar la decoraci¨®n. Un cat¨¢logo de muebles de la Casa Blanca permiti¨® escoger a los Obama lo que quer¨ªan. Parece que ha optado por realizar pocos cambios y simplificar bastante la mudanza. Michelle tambi¨¦n ha elegido la porcelana para los banquetes y su marido los muebles y cuadros del Despacho Oval. Obama ha retirado los cuadros de Bush con escenas de rodeos y ha escogido la misma mesa que el ex presidente John F. Kennedy.
La suegra de Barack Obama, Marian Robinson, tambi¨¦n se ha instalado en la Casa Blanca. Seg¨²n Katie McCormick Lelyveld, portavoz de la primera dama, Marian de 71 a?os, ayudar¨¢ al proceso de adaptaci¨®n de la familia a su nuevo hogar.
Obama tambi¨¦n ha dejado claro que quiere vivir la ciudad. D¨ªas antes de la toma de posesi¨®n se dej¨® ver en algunos restaurantes populares, a los que prometi¨® volver. "No queremos vivir de espaldas a Washington", dijo.
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