El triunfador radical
1. Nada me gustar¨ªa tanto como empezar el a?o d¨¢ndoles una buena noticia, pero no la tengo. Mejor dicho: tengo una noticia buen¨ªsima, y es que estamos vivos; l¨¢stima que tambi¨¦n tenga una mal¨ªsima, y es que vamos a morir. Para qu¨¦ enga?arnos: 2009 pinta mal. Lo peor no es una crisis que nadie entiende y que nadie sabe c¨®mo ni cu¨¢ndo acabar¨¢; lo peor son las consecuencias de la crisis. De eso tampoco se sabe nada. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que esta crisis s¨®lo admite parang¨®n con la de 1929. Pero lo peor de la crisis de 1929 no fue la crisis de 1929; lo peor fue que engendr¨® a Hitler, quien -perm¨ªtanme recordarlo- no quer¨ªa conquistar la Gran Alemania, no quer¨ªa conquistar Europa, no quer¨ªa conquistar el mundo, ni siquiera quer¨ªa exterminar a los jud¨ªos: Hitler quer¨ªa el apocalipsis.
2. Leo con retraso El perdedor radical, de Hans Magnus Enzensberger; se subtitula Ensayo sobre los hombres del terror, pero podr¨ªa titularse Ensayo sobre los hombres del apocalipsis; es una reflexi¨®n sobre el terror islamista, pero en realidad es muchas cosas m¨¢s. ?Qu¨¦ es un perdedor radical? Escribo el 27 de diciembre de 2008, el mismo d¨ªa en que los peri¨®dicos traen la noticia de que Bruce Pardo irrumpi¨® vestido de Pap¨¢ Noel en la fiesta de Navidad de sus ex suegros, en Corvina, un suburbio de Los ?ngeles, dispar¨® contra la ni?a de nueve a?os que le abri¨® la puerta, mat¨® a tiros a ocho personas, incendi¨® la vivienda con una bomba casera y despu¨¦s se suicid¨®. Eso es un perdedor radical: un vanguardista de la muerte desesperado por su propio fracaso, un infeliz en busca de chivos expiatorios, un hombre perdido que se siente superior a todos porque se siente inferior a todos, que odia a los dem¨¢s porque se odia a s¨ª mismo y que s¨®lo se libera del dolor incalculable que alberga satisfaciendo el deseo compulsivo de convertirse en el amo de la vida ajena y de la muerte propia. Hay perdedores radicales por todas partes; la diferencia entre Pardo y los islamistas es que Pardo es un hombre enloquecido y aislado, provisto de armas rudimentarias, mientras que los guerreros de Dios act¨²an con frialdad, est¨¢n unidos por la coartada explosiva de una ideolog¨ªa escatol¨®gica, poseen medios econ¨®micos, medios de comunicaci¨®n, una log¨ªstica sofisticada, tarde o temprano dispondr¨¢n de armas qu¨ªmicas, biol¨®gicas, at¨®micas. Es absurdo imaginar que sus objetivos son pol¨ªticos; no lo son, porque sus ideas no son pol¨ªticas, o al menos no son ideas pol¨ªticas realizables, que son las ¨²nicas ideas pol¨ªticas de verdad. Son perdedores radicales porque su proyecto, como el de Hitler, no es ganar, sino perder. Poco antes de acabar la II Guerra Mundial, Borges escribi¨®: "Ser nazi (...) es, a la larga, una imposibilidad mental y moral. El nazismo adolece de irrealidad (...). Es inhabitable; los hombres s¨®lo pueden morir por ¨¦l, mentir por ¨¦l, matar y ensangrentar por ¨¦l. Nadie, en la soledad central de su yo, puede anhelar que triunfe. Arriesgo una conjetura: Hitler quiere ser derrotado". Es posible que estas palabras valgan para el islamismo igual que valieron para el nazismo: Hitler ensay¨® el apocalipsis y consigui¨® algo muy parecido; los islamistas tambi¨¦n lo est¨¢n ensayando: hay razones para temer que esta crisis engendre muchas m¨¢s excusas para que sigan haci¨¦ndolo. Por lo dem¨¢s, la ¨²ltima mala y previsible noticia del ensayo de Enzensberger es que el perdedor radical no es un individuo ajeno a nosotros, sino que cualquiera de nosotros contiene en potencia un perdedor radical: un individuo obsesionado por compararse con los otros y que siempre sale malparado de esa comparaci¨®n; un individuo cuyo ilimitado deseo de reconocimiento s¨®lo le proporciona dolor; un individuo que sufre con cada mejora que observa en los otros; un individuo continuamente ofendido, rebajado, atropellado por los otros. Un individuo, en suma, que espera agazapado el momento propicio para vestirse de Pap¨¢ Noel y vengarse a tiros de los otros por tanta humillaci¨®n.
3. M¨¢s malas noticias: Francisco Casavella no volver¨¢ escribir. Muri¨® de un fallo cardiaco el 18 de diciembre de 2008. Ya s¨¦ que es muy f¨¢cil hablar bien de los muertos, y que lo dif¨ªcil es hablar bien de los vivos, pero no veo por qu¨¦ quienes hablamos bien de Casavella cuando estaba vivo no deber¨ªamos seguir haci¨¦ndolo ahora que ya est¨¢ muerto. Aunque no puedo presumir de haber sido su amigo, le conoc¨ªa lo suficiente para saber que era un hombre de una gran dignidad y un escritor magn¨ªfico. Durante su funeral, Ignacio Vidal-Folch, que tambi¨¦n es escritor y s¨ª era su amigo, pronunci¨® la mejor oraci¨®n f¨²nebre que he escuchado nunca. Dijo: "Casavella ha muerto demasiado pronto, pero su vida ha sido un ¨¦xito. Su familia le quer¨ªa y ¨¦l quer¨ªa a su familia. Ten¨ªa muchos amigos. Ten¨ªa una vocaci¨®n, la ejerci¨®, escribi¨® libros que yo creo que perdurar¨¢n. Nadie puede pedir m¨¢s. La vida de Casavella ha sido un ¨¦xito". Mientras escuchaba a Vidal-Folch pens¨¦ que ten¨ªa raz¨®n y pens¨¦ en Enzensberger, pens¨¦ que Casavella fue un triunfador radical y que, porque estamos vivos y aunque sepamos que moriremos, todos somos triunfadores radicales, s¨®lo que no nos damos cuenta, y que s¨®lo porque no nos damos cuenta todos llevamos dentro un perdedor radical.
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