El esc¨¢ndalo del espionaje rompe los ¨²ltimos puentes entre Rajoy y Aguirre
Los aguirristas est¨¢n muy molestos por la investigaci¨®n de Cospedal, que seguir¨¢
No lo logr¨® la largu¨ªsima crisis interna, ni el abandono de Mar¨ªa San Gil, ni la ruptura con UPN, ni las malas encuestas, ni las feroces cr¨ªticas de los medios conservadores. Pero al final, el esc¨¢ndalo de los esp¨ªas ha conseguido que Mariano Rajoy confesara a todo su entorno algo que ya cre¨ªan imposible: est¨¢ muy preocupado. Dicen que considera grav¨ªsimo lo publicado por EL PA?S, que le da cr¨¦dito -tanto como para abrir una investigaci¨®n interna, algo muy excepcional-, porque afecta a los suyos y adem¨¢s porque le ha dado una gran baza al PSOE, precisamente en un momento de gran debilidad para el Gobierno por los p¨¦simos datos del paro.
Esta crisis, y la reacci¨®n tanto de Rajoy como de Esperanza Aguirre, ha roto definitivamente los escasos puentes que un¨ªan a estos dos grandes rivales internos, seg¨²n coinciden fuentes de uno y otro sector. El marianismo est¨¢ muy enfadado con la presidenta de Madrid porque, en lugar de abrir una investigaci¨®n interna, como esperaban, ha desmentido todo sin m¨¢s, como si la cosa no fuese con ella.
Rajoy est¨¢ muy preocupado y cree grav¨ªsimo lo publicado
"Esto va a acabar fatal, es un asunto muy feo", sentencia un veterano
La direcci¨®n del PP cree que con esta actitud, y con el ataque que ha lanzado hacia cualquiera, incluido Alberto Ruiz-Gallard¨®n, que diera credibilidad a la informaci¨®n, Aguirre ha forzado a Rajoy a iniciar una investigaci¨®n interna. "No lo entendemos, les hemos dicho desde el principio que deber¨ªan ellos interrogar a su gente y dilucidar responsabilidades, pero est¨¢n cerrados en banda", explica un miembro de la direcci¨®n.
A su vez, los aguirristas est¨¢n indignados porque el l¨ªder, en vez de dejar las cosas en manos de la justicia, que con sus tiempos lentos habr¨ªa diluido el asunto, se ha lanzado a una investigaci¨®n de resultado imprevisible.
"Esto deben resolverlo los tribunales. Es una investigaci¨®n pol¨ªtica. El partido tiene una f¨®rmula, que es la comisi¨®n de investigaci¨®n interna, que se aplic¨® en el caso Naseiro, pero esto es totalmente at¨ªpico, aunque p¨²blicamente no vamos a criticarlo para evitar m¨¢s l¨ªo", se?ala un aguirrista. "Van a conseguir que esa investigaci¨®n interna est¨¦ todo el d¨ªa en la prensa", insiste otro.
La desconfianza entre los dos sectores, que estuvieron a punto de enfrentarse por el liderazgo del PP en el ¨²ltimo congreso interno, es total. Dolores de Cospedal, la secretaria general, se ha tomado muy en serio la investigaci¨®n interna. Rajoy le ha ordenado, seg¨²n fuentes de la direcci¨®n, llegar hasta el final para dar ejemplo en el partido y disipar la enorme preocupaci¨®n que se extiende por todas las sedes regionales, sobre todo la gallega y la vasca, que preparan sus elecciones.
Cospedal ya ha estado un buen rato en su despacho de la calle G¨¦nova interrogando a Esperanza Aguirre, Francisco Granados e Ignacio Gonz¨¢lez, siempre con una testigo, Ana Mato, vicesecretaria de Organizaci¨®n, para darle mayor oficialidad. Todos ellos han alegado su absoluto desconocimiento de los espionajes. La secretaria general les ha confirmado que seguir¨¢ investigando y les ha adelantado que ella llamar¨¢ a toda la gente que considere necesaria, incluidos los polic¨ªas y responsables de la consejer¨ªa de Interior que aparecen en las informaciones de EL PA?S.
Algunos podr¨¢n negarse porque no son miembros del PP, pero eso no contar¨¢ precisamente a su favor en las conclusiones que elaborar¨¢ Cospedal. El lunes tiene citado en su despacho a Manuel Cobo y Alfredo Prada, dos v¨ªctimas del espionaje precisamente en los d¨ªas en los que eran personajes importantes del grupo que apoyaba la continuidad de Rajoy frente al asalto de Aguirre a la presidencia del PP. Esta apuesta le cost¨® el puesto a Prada, expulsado del Gobierno de Madrid y recuperado por Rajoy.
La preocupaci¨®n se multiplica. S¨®lo algunos dirigentes ironizan -"a m¨ª no me han espiado, yo no soy nadie"-, pero la mayor¨ªa est¨¢n cabizbajos. "Esto va a acabar fatal, aunque no s¨¦ para qui¨¦n. No puede acabar bien. Es un asunto muy feo", sentencia un veterano que lo ha sido todo en el partido.
"El problema de fondo es el PP de Madrid. No s¨®lo por la pelea Aguirre-Gallard¨®n. En el Gobierno de Esperanza se odian casi todos, y de esos polvos vienen estos lodos", sentencia otro veterano.
La guerra ha reabierto el enfrentamiento entre Aguirre y Gallard¨®n. Ayer ambos dejaron claro que siguen siendo los dos personajes clave del partido. En la convenci¨®n del PP, con el lema Queremos, un novedoso encuentro abierto y protagonizado por las nuevas tecnolog¨ªas y redes sociales, organizado por Esteban Gonz¨¢lez Pons, ambos protagonizaron sendos discursos ideol¨®gicos de fondo.
M¨¢s que la presentaci¨®n de una convenci¨®n interna, parec¨ªan discursos de dos candidatos a la presidencia del Gobierno o al liderazgo de su partido.
Gallard¨®n, en un estilo claramente inspirado en la ret¨®rica de Barack Obama, aprovech¨® la idea expresada por Pedro Solbes en EL PA?S, de que ya no hay margen para actuar en la econom¨ªa, para concluir que s¨ª hay margen, que tiene que haberlo, y que debe dimitir el que no lo encuentre para dejar paso al PP. Pero sobre todo entr¨® al choque con Aguirre y su discurso de los principios. "Cuando oigo hablar de principios y valores, pienso que nadie tiene derecho a sustituirlos por un fosilizado conjunto de dogmas. No es d¨ªa para enfrentar p¨²blico y privado, ni levantar barreras. Tenemos que reconciliar a Espa?a con su pluralidad".
Si Gallard¨®n se inspir¨® en Obama, Aguirre cit¨® a Ronald Reagan, y contest¨® a su rival: "En la solidez moral e ideol¨®gica radica la fuerza del partido. Necesitamos valores e ideales claros. Hay que reducir el gasto de las administraciones, con ej¨¦rcitos de funcionarios, y bajar los impuestos".
"Estos dos est¨¢n como siempre, pero ahora con un esc¨¢ndalo grav¨ªsimo entre las manos que se puede llevar por delante a todos, Rajoy incluido", sentenciaba a la salida uno de los muchos dirigentes preocupados.
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