La expiaci¨®n de los Mossos
Los tribunales dictan tres condenas a polic¨ªas auton¨®micos por malos tratos o torturas en apenas tres semanas
"La suerte ayuda a los audaces". La ex consejera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, tir¨® de proverbio latino para infundir coraje a los agentes que iban a asumir la seguridad en las calles de Barcelona. Ocurri¨® la medianoche del 1 de noviembre de 2005. Los Mossos d'Esquadra afrontaban su bautismo de fuego: tomar las riendas de la capital sin que se notase la ausencia del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Guardia Civil. Su jefa pol¨ªtica les inst¨® a hacerlo con firmeza y sin complejos. Hubo quien se tom¨® la arenga demasiado en serio.
Tres a?os despu¨¦s, hay quien ve en aquel ¨ªmpetu el origen del mal que hoy sacude a la polic¨ªa catalana. En las ¨²ltimas tres semanas, los tribunales han dictado tres sentencias contra nueve agentes de los Mossos d'Esquadra. Han sido condenados por lesionar y, en algunos casos, torturar, a detenidos y a personas a las que arrestaron por un error. ?sos y otros abusos, que ahora empiezan a tener consecuencias jur¨ªdicas, ocurrieron en 2006. Todos, en la ciudad de Barcelona. Fuentes policiales sostienen que el exceso de celo de aquella ¨¦poca deriv¨® en cierta permisividad con los funcionarios del cuerpo, integrado hoy por unas 14.000 personas.
Una veintena de agentes deber¨¢n afrontar, al menos, otros seis juicios
La instalaci¨®n de c¨¢maras ha hecho caer las denuncias contra los Mossos
"Antes no hab¨ªa tantas garant¨ªas. De un tiempo a esta parte, las denuncias contra mossos han ca¨ªdo en picado", se?alan los actuales responsables de Interior. El consejero, Joan Saura, ha ejecutado una medida que su antecesora Tura se limit¨® a anunciar: la instalaci¨®n de c¨¢maras de vigilancia en todas las comisar¨ªas de los Mossos. Ya hay m¨¢s de 1.000, que tienen como fin prevenir malos tratos y, tambi¨¦n, evitar denuncias falsas contra los polic¨ªas. La ONU recomienda tales pr¨¢cticas para evitar "zonas oscuras".
En el caso de los Mossos, la zona oscura era la sala de cacheos de la comisar¨ªa de Les Corts. Las historias, nada agradables, de lo que ocurr¨ªa en "el cuartito" llegaron a o¨ªdos de los responsables. Pero no se tomaron medidas hasta que Jos¨¦ Antonio Medina relat¨® su caso. El hombre, estibador, tuvo un altercado con un mosso fuera de servicio en una discoteca. En la sala de cacheos, recibi¨® una brutal paliza. Interior decidi¨® instalar c¨¢maras ocultas en Les Corts, que grabaron otras dos supuestas agresiones: una, a Rub¨¦n P¨¦rez, que fue reducido de forma brusca por cuatro agentes; la otra, a Elena Podvigina, que recibi¨® una bofetada de una agente.
Los polic¨ªas que participaron en esos hechos est¨¢n imputados y pendientes de que se abra juicio oral contra ellos. Pero hay m¨¢s casos: dos mossos est¨¢n imputados por destrozar los genitales a un detenido durante una operaci¨®n de los Grupos Especiales de Intervenci¨®n; otros siete, por apalear y detener por error a dos transportistas; y otros dos, por robar 150 euros a un inmigrante al que le endosaron un delito de tr¨¢fico de drogas.
Si a las tres sentencias consecutivas se suman los casos que est¨¢n por llegar, es f¨¢cil intuir que el calvario judicial que viven los Mossos dista de llegar a su fin. ?Se trata de una coincidencia en el tiempo o hay razones de fondo? Fuentes policiales admiten que algunas promociones fueron demasiado numerosas -hab¨ªa prisa por culminar el despliegue territorial- y entraron en el cuerpo j¨®venes sin la actitud adecuada. "Est¨¢n mal preparados y son malos polic¨ªas", resume la abogada Carme Herranz, del Colectivo Ronda.
"Siempre hay personas, en todo cuerpo policial, que no cumplen de la debida forma. Pero aqu¨ª no se trata a nadie mejor o peor", explic¨® el juez decano de Barcelona, Jos¨¦ Manuel Regadera, en alusi¨®n a las tensas relaciones que, en los ¨²ltimos meses, han mantenido Mossos y algunos jueces de instrucci¨®n de Barcelona.
Pero, ?cometen los Mossos m¨¢s atropellos que otros cuerpos policiales? Seguramente no, dicen los expertos. De todas maneras, resulta dif¨ªcil de saber por qu¨¦ ni el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa ni la Guardia Civil facilitan esos datos. S¨®lo desde este a?o est¨¢n contabilizando las denuncias por presuntos abusos. S¨ª es cierto que, desde la instalaci¨®n de las c¨¢maras, las denuncias contra mossos han ca¨ªdo. En el primer semestre de 2008 hubo 160. La inmensa mayor¨ªa (150) acabaron en absoluci¨®n. De las diez condenas restantes, 9 fueron por faltas y una por un delito.
Por cada error, se?alan los Mossos, hay decenas de aciertos que no se reflejan lo suficiente. Aseguran, adem¨¢s, que est¨¢n sometidos siempre a la lupa ciudadana. Sin embargo, las imputaciones y sentencias que se suceden han creado temor entre algunos agentes, que han optado por ser extremadamente prudentes. "Gafas de madera. Hay que ponerse gafas de madera", repiten. O sea, patrullar sin mirar demasiado para no meterse en l¨ªos.
Un portavoz oficial de los Mossos d'Esquadra admite que existen esas cautelas, y que algunos lo piensan ahora dos veces a la hora de actuar; sobre todo, en situaciones delicadas. Pero rechaza -contra lo que opinan los sindicatos- que se est¨¢n practicando menos detenciones en zonas sensibles, como el barrio del Raval de Barcelona.
Las condenas
- Los Mossos d'Esquadra han acumulado tres sentencias condenatorias en apenas tres semanas:
- El 25 de noviembre, la Audiencia de Barcelona conden¨® a tres agentes a m¨¢s de seis a?os de c¨¢rcel por torturar y lesionar a un ciudadano rumano al que confundieron con un ladr¨®n. Dos agentes m¨¢s fueron sentenciados: uno, a dos a?os de c¨¢rcel; el otro, a pagar una multa.
- El 12 de enero, la Audiencia de Barcelona impone una condena por trato degradante a dos 'mossos' que golpearon a un joven al que, tambi¨¦n, detuvieron por error. La pena impuesta fue de seis meses.
- El 18 de enero, de nuevo la Audiencia de Barcelona conden¨® a seis meses de c¨¢rcel a dos funcionarios por romper el brazo a un detenido en comisar¨ªa.
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