Los ateos esperan a su bus en la Almudena

Luis Vega, presidente de los ateos de Madrid, ha convocado a la prensa en la calle, frente a la catedral de la Almudena. Dos c¨¢maras de televisiones extranjeras, media docena de fot¨®grafos, diez reporteros y una veintena de ateos (la mayor¨ªa peina canas) le acompa?an para recibir al autob¨²s ateo. Lemas no les faltan en sus carteles: "No sufras, por Dios", "Doy fe: no creo". Pero ellos esperan otro.

"Probablemente Dios no existe", el eslogan ateo del momento, empieza a circular por las calles del centro de Madrid, en un autob¨²s de la l¨ªnea 3. Ese que la Iglesia Cat¨®lica considera "una blasfemia" y que ha provocado una contracampa?a a favor de Dios. Pero frente a la Almudena, se hace de rogar. Pasan dos monjas que r¨ªen, un cura que se tapa el alzacuellos para no salir en la foto y media docena de autobuses de la 3 con publicidad terrenal.

"?Le parece bien gastar 4.000 euros en algo as¨ª?", pregunta Rop Zoutberg, periodista holand¨¦s. "Hemos gastado m¨¢s [la campa?a funciona en Barcelona y M¨¢laga], pero tambi¨¦n pod¨ªamos haberlo invertido en armas", respode Vega. Zouberg prepara una informaci¨®n para los dos telediarios de la noche. Y otra para la prensa. "Son temas que tocan lo que es Espa?a", reflexiona, sorprendido a¨²n de haber encontrado gente que se negaba a subir.

A bordo del otro, mientras tanto, no cunde el p¨¢nico. Es de la l¨ªnea 147, contratada por el grupo cat¨®lico E-cristians, y proclama: "Cuando todos te abandonan, Dios permanece contigo". No hay queja. A lo sumo un leve respingo al darse cuenta de estar viajando en un autob¨²s bendecido. "Habr¨ªa preferido el ateo", confiesa Juan Carlos, 23 a?os, pantalones anchos y cascos en las orejas. Pero su sonrisa delata que no tomar¨¢ medidas serias.

Para los m¨¢s cat¨®licos, la cosa no tiene tanta gracia. "?Qu¨¦ barbaridad!", exclama ?ngeles al enterarse del eslogan que cuestiona a Dios. "Una cosa as¨ª a la vista de los ni?os...". Ni descubrir que ella, 62 a?os y voz solemne, viaja en el cat¨®lico le tranquiliza. "?Se le ten¨ªa que caer la mano al que ha escrito lo del ateo!", suelta contundente. Y es que muchos piensan que el debate no era necesario. "Este pa¨ªs ya tiene iglesias y museos que cuentan la historia", dice pausada otra pasajera. Cuando se le explica que la batalla la empezaron los ateos, se le escapa: "?Pues qu¨¦ desgracia ser ateo!".

Atardece frente a la Almudena. Una treintena de personas siguen esperando en una acera. El autob¨²s aparece por la otra. "?Espera, espera!", gritan. Corren, pero lo pierden. Cuando vuelve, 20 minutos despu¨¦s, les pilla en la parada justa. Suben en tromba. Tres mujeres protestan por lo bajini. Les parece "fatal, fatal" que exhiban as¨ª "la intimidad" de la gente. El conductor se encoge de hombros. Un se?or, que baja en Sol, se despide sentenciando: "La juventud est¨¢ muy mal".