"Occidente no debe imponer su visi¨®n del mundo a otras culturas"
Philippe Descola tiene ese aire inconfundible de los exploradores de buena voluntad que acuden a investigar las sociedades primitivas con ¨¢nimo de aprender de otras culturas y sin ¨ªnfulas de superioridad. Nacido en Par¨ªs en 1949, disc¨ªpulo del c¨¦lebre Claude L¨¦vi-Strauss y uno de los mejores antrop¨®logos culturales del mundo, procede de una familia de hispanistas en la que su abuelo le ense?¨® algo tan fundamental para la vida como los nombres de las flores y de las estrellas. Fruto de su conocimiento del espa?ol y de su afici¨®n por la naturaleza, el joven antrop¨®logo Descola se march¨® con apenas 25 a?os a la Amazonia ecuatoriana para estudiar una sociedad de j¨ªbaros que apenas hab¨ªa tenido contacto con el resto del mundo.
"En el fondo, la diversidad biol¨®gica y la cultural son lo mismo"
"Hay que parar esa loca carrera de ataques contra el medio ambiente"
"All¨ª me encontr¨¦ con una sociedad muy primitiva", recuerda Descola en el Instituto Franc¨¦s de Madrid, donde esta semana ha impartido una conferencia. "S¨®lo un chico hablaba unas pocas palabras de espa?ol", prosigue, "al cabo de unos meses aprend¨ª algo del idioma nativo y empec¨¦ a comprender que en su forma de ver las cosas no existe la separaci¨®n entre cultura y naturaleza. De hecho, ellos no distinguen entre humanos y no humanos porque los animales y las plantas tambi¨¦n disponen de lo que podr¨ªamos entender como alma. Por ejemplo, muchos pueblos amaz¨®nicos no tratan a las plantas en t¨¦rminos utilitaristas de cultivo o de producci¨®n, sino que las mujeres mantienen una relaci¨®n materno-filial con los ¨¢rboles o las flores. Entretanto, los hombres se relacionan con los animales como si formaran parte de la familia".
A juicio del antrop¨®logo, todas las cosmolog¨ªas, desde las que atesoran tribus en selvas aisladas hasta las que observan las sociedades de China o de India en la actualidad, integran cultura y naturaleza. Todas, salvo Occidente. Descola, un aut¨¦ntico experto en esta materia sobre la que ha publicado varios libros, argumenta que la revoluci¨®n cient¨ªfica del siglo XVII en Europa signific¨® la aparici¨®n de inventos, como el microscopio o el telescopio, que permitieron convertir la naturaleza en algo aut¨®nomo y observable. "Desde entonces", apunta con su tono did¨¢ctico, "nuestra cosmolog¨ªa ha servido como modelo para entender las cosmolog¨ªas de otros pueblos. Ahora bien, nuestra cosmolog¨ªa no puede ser una pauta y Occidente no debe imponer su visi¨®n del mundo a otras culturas".
Sin ning¨²n alarde de catastrofismo, pero con la rotundidad de un cient¨ªfico, Descola vaticina que el planeta camina hacia el desastre si no se respeta la naturaleza. "Hay que parar esa loca carrera de ataques contra el medio ambiente", sentencia el autor del libro M¨¢s all¨¢ de la naturaleza y la cultura (Gallimard, 2005), que se publicar¨¢ en breve en Espa?a. En su opini¨®n, la conciencia ecologista que se ha desarrollado en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha contribuido, sin duda, a aumentar la preocupaci¨®n sobre problemas como la biodiversidad o el calentamiento global. "No obstante", matiza el antrop¨®logo franc¨¦s, "nuestra forma occidental de concebir la naturaleza como algo aparte de la sociedad y de la cultura sigue marcando los esquemas mentales de la mayor¨ªa de la gente".
Para Philippe Descola, "hay que defender la diversidad biol¨®gica y la diversidad cultural porque, en definitiva, son lo mismo". "Para vivir en un mundo donde valga la pena vivir", se?ala, "debemos sorprendernos por una enorme diversidad de respuestas a distintos desaf¨ªos. Esa aspiraci¨®n a dejarse sorprender es aquello que da sabor a la vida y que act¨²a como un ant¨ªdoto contra la uniformidad y la rutina". Cuando se le pregunta por lo que aprendi¨® de los indios amaz¨®nicos, Descola no vacila: "Que cada d¨ªa amanece para ellos con una total virginidad".
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