Las mujeres ocupan s¨®lo el 32% de altos cargos

La ley de Igualdad, aprobada por el Parlamento vasco en febrero de 2005, establece que "en el Gobierno ambos sexos estar¨¢n representados al menos en un 40%". El tripartito ha acatado ese principio al distribuir las consejer¨ªas, pero en el conjunto de sus altos cargos (incluyendo viceconsejer¨ªas, direcciones generales y secretar¨ªas generales) se queda por debajo de esa cuota: s¨®lo un 32% son mujeres. Los datos, de noviembre de 2008, corresponden a un estudio de Emakunde presentado ayer en Bilbao.

El informe, realizado por un equipo de la UPV, analiza la incidencia que ha tenido dicha ley en la Administraci¨®n p¨²blica y la pol¨ªtica, as¨ª como la situaci¨®n en ¨®rganos econ¨®micos y sociales que no est¨¢n regulados por esa norma.

Donde m¨¢s ha influido ha sido en la C¨¢mara vasca, que ha pasado de una presencia femenina de apenas el 7% en 1980 a una clara mayor¨ªa de mujeres (el 57%) en la legislatura que acaba de concluir.

Los datos relativos a los ayuntamientos y la representaci¨®n vasca en el Congreso distan mucho de ser paritarios, pero aumentar¨¢n a medida que se aplique la ley de Igualdad espa?ola, de 2007.

La directora de Emakunde, Izaskun Moyua, lament¨® que los partidos apenas coloquen a mujeres en cabeza de sus listas. El PSE es el ¨²nico partido cuya ejecutiva cuenta con m¨¢s de un 40% de mujeres. Todas las patronales, las tres c¨¢maras de comercio, las principales entidades financieras y las empresas vascas que cotizan en el Ibex 35 est¨¢n presididas por hombres.

Vistas estas cifras, Moyua sentenci¨® que "donde no hay acciones positivas, las cosas apenas cambian" y abog¨® por extenderlas al ¨¢mbito econ¨®mico. Se?al¨® que las cargas familiares y el mito de que no trabajan al mismo ritmo obstaculizan la promoci¨®n de las mujeres. Para refutarlo, puso como ejemplo la Administraci¨®n judicial, con mayor¨ªa femenina incluso en la judicatura. "Cuando los procesos de selecci¨®n se basan s¨®lo en los m¨¦ritos, entran muchas", indic¨®.

Matiz¨® que lograr la presencia de mujeres en ¨¢mbitos de poder supone s¨®lo el primer paso. El m¨¢s importante es que la clase pol¨ªtica incorpore la perspectiva de g¨¦nero para atender las necesidades de mujeres y hombres, concluy¨®.