Un artesano del escenario
Pier Luigi Pizzi afirma que la "m¨²sica es el motor de la ¨®pera" - El director de escena defiende el oficio tradicional en el teatro
Pier Luigi Pizzi (Mil¨¢n, 1930) ha dedicado su larga carrera profesional a la parte de la ¨®pera que entra por los ojos. Director de escena, escen¨®grafo y figurinista, suma en su curr¨ªculo unos 300 montajes de espect¨¢culos, entre ellos el de Los troyanos, de Berlioz, que estren¨® la ¨®pera de La Bastilla en 1990, y el de Europa reconocida, de Salieri, que reinagur¨® en 2004 La Scala, de Mil¨¢n.
Los grandes templos de la ¨®pera europea, de La Fenice al Covent Garden, han contado con su trabajo para montajes con un ampl¨ªsimo recorrido cronol¨®gico, que comienza con la ¨®pera barroca y llega a la contempor¨¢nea, como Elegy for young lovers, del alem¨¢n Hans Werner Henze. Estrenada en 1961, la ¨®pera de Henze se despide hoy del Teatro Arriaga, con la Orquesta Sinf¨®nica de Bilbao (BOS) dirigida por Gloria Isabel Ramos y un reparto que encabezan Giuseppe Altomare, Roberto Abbondanza, John Bellemer y Talia Or.
"La crisis en el teatro es un problema de mentalidad. Nos sentimos solos"
Pizzi defiende con humildad que, en la ¨®pera, la labor del director de escena se halla un escal¨®n por debajo de la m¨²sica, pese a que sabe del peso creciente de las escenograf¨ªas para captar la atenci¨®n del p¨²blico. "Primero est¨¢ la m¨²sica, el motor de la ¨®pera, y luego lo dem¨¢s", resume con la autoridad de tantos a?os de oficio. "Es la diferencia entre la ¨®pera y el teatro".
Pizzi sabe trabajar con argumentos muy densos y con los libretos ligeros de la ¨®pera del repertorio m¨¢s popular , "que no son m¨¢s que un pretexto". Afirma que siempre busca el equilibrio entre la historia y la m¨²sica, pero advierte de que "no hay recetas" para conseguirlo. "Cada obra tiene sus problemas y merece un tratamiento especial", defiende.
Concibe la direcci¨®n de escena como un trabajo artesanal y presume de conocer los secretos del oficio, aprendidos desde abajo. En sus montajes asume la responsabilidad de la direcci¨®n de escena, la escenograf¨ªa y la realizaci¨®n del vestuario porque le permite ganar tiempo. "S¨¦ como se corta un traje y poner las luces. Es m¨¢s f¨¢cil trabajar conmigo mismo que buscar a los dem¨¢s por el teatro", ironiza.
Los grandes teatros que reclaman su presencia se alejan de su concepci¨®n artesana de los espect¨¢culos. "Las grandes maquinarias, a veces, se bloquean", lamenta, sin precisar de qu¨¦ coliseos habla. "Lo manual pertenece a la sensibilidad del ser humano. El di¨¢logo con los hombres es m¨¢s f¨¢cil que con las m¨¢quinas".
Pizzi trabaja a gusto en Espa?a, donde siente que no le falta nada para desarrollar sus proyectos. En cambio, en Italia la palabra crisis en el teatro tiene un significado especial, opina: "La crisis no es s¨®lo falta de dinero; siempre me han pedido que gaste poco. Ahora es diferente. La crisis es un problema de mentalidad: no se atiende al teatro. En Italia no importa la cultura. Nos sentimos solos". Con todo, a¨²n alberga esperanzas: "Se pueden hacer cosas con poco presupuesto, pero con coraje".
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