Un banquero miserable
Imaginemos, por un momento, que Forges dedicara sus vi?etas a ensa?arse con los partidos de izquierda, los homosexuales, los ecologistas, las madres trabajadoras y los inmigrantes. ?Qu¨¦ tal les sentar¨ªa a ustedes? Les sentar¨ªa fatal, se lo aseguro. Por gracioso que fuera, Forges no durar¨ªa en este peri¨®dico. Lo mismo ocurrir¨ªa, a la inversa, en un peri¨®dico conservador. Somos espa?oles. De nuestro peri¨®dico esperamos que refuerce nuestros puntos de vista y estimule nuestros prejuicios, no que se burle de nosotros y de nuestras ideas.
Ahora imaginemos un peri¨®dico ingl¨¦s rotundamente conservador, le¨ªdo fundamentalmente por banqueros de la City y por la clase rural acomodada. ?Ser¨ªa posible que en ese peri¨®dico, The Daily Telegraph, una tira c¨®mica despellejara cada d¨ªa a los banqueros de la City y a la clase rural acomodada? Atenci¨®n, no hablamos de iron¨ªas amables, sino de despellejamientos en vivo. ?Ser¨ªa posible? Lo es. Y eso, en mi opini¨®n, dice mucho a favor del viejo stablishment brit¨¢nico y, en general, del sentido del humor ingl¨¦s.
?Ser¨ªa posible que una tira c¨®mica despellejara cada d¨ªa a los banqueros de la City y a la clase rural acomodada? Lo es
La tira c¨®mica a la que nos referimos tiene como personaje central a un banquero de inversiones llamado Alex Masterley. Empez¨® a publicarse en 1988, cuando la liberalizaci¨®n thatcherista inund¨® de dinero la City, y bastar¨ªa leer las tiras desde el principio hasta hoy para repasar la evoluci¨®n de las finanzas brit¨¢nicas y mundiales en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Porque en las aventuras de Alex Masterley hay, adem¨¢s de cinismo, algo muy parecido al periodismo.
Sus autores cuentan que se conocieron durante una fiesta en 1987. Ambos eran veintea?eros. El dibujante Charles Peattie acababa de recibir el encargo de realizar una tira humor¨ªstica para un nuevo diario del magnate-estafador-esp¨ªa Robert Maxwell, y buscaba guionista. Russell Taylor, que nunca hab¨ªa escrito guiones ni c¨®micos ni dram¨¢ticos (en realidad, aspiraba a dedicarse a la m¨²sica), se ofreci¨® como socio. Y as¨ª naci¨® Alex Masterley, al principio una simple caricatura del yuppy londinense.
El nuevo diario de Maxwell, The London Daily News, no tard¨® en desaparecer. Por entonces, sin embargo, apareci¨® otro diario con m¨¢s prestancia, llamado The Independent. Su director, Andreas Whittam-Smith, hab¨ªa dirigido la informaci¨®n financiera de The Daily Telegraph durante a?os y quer¨ªa que The Independent contara con los mejores informadores econ¨®micos. Entre los primeros fichajes de Whittam-Smith figuraron, de forma aparentemente parad¨®jica, Charles Peattie y Russell Taylor. El propio director se encarg¨® de procurarles contactos y fuentes de primera mano en la City. Quer¨ªa que utilizaran a su personaje para hacer s¨¢tira sobre el mundillo financiero, y que lo hicieran con conocimiento de causa.
La idea fue un ¨¦xito. Quiz¨¢ excesivo para The Independent, porque en 1992, cuando el diario liberal sufri¨® un descenso de ventas, The Daily Telegraph se llev¨® a Alex Masterley y a sus creadores. El Telegraph, tambi¨¦n llamado Torygraph por su indisimulada tendencia ideol¨®gica, era el diario de calidad m¨¢s vendido y el m¨¢s reaccionario. Se hizo una formidable campa?a publicitaria para anunciar la llegada de Alex Masterley al Telegraph, pero durante meses hubo dudas sobre la capacidad de tolerancia de los lectores: la tira c¨®mica se mofaba de sus creencias, de sus valores y de su estilo de vida.
En realidad, hubo m¨¢s que tolerancia. A d¨ªa de hoy sigue existiendo una lista de espera para adquirir, por 180 libras, el original de una tira. Y Alex Masterley ha obtenido una notoriedad asombrosa. Hace cinco a?os, cuando el guionista decidi¨® que Masterley perdiera (temporalmente) su empleo en Megabank, el Telegraph lo anunci¨® en portada, como primer titular: "Alex, despedido". La noticia fue recogida tambi¨¦n por los noticiarios radiof¨®nicos de la BBC.
Durante meses ha circulado por todo el mundo un sketch humor¨ªstico ingl¨¦s en el que se explicaba la crisis de las hipotecas subprime. Hace m¨¢s de un a?o, cuando se rod¨® ese sketch, los lectores de Alex Masterley ya ten¨ªan superado el tema. ?En qu¨¦ anda Alex estos d¨ªas? Su banco trabaja con una buena idea para el futuro: hacer paquetes de deuda p¨²blica, mezclando trocitos de deuda solvente con grandes porciones de deuda basura, darles un nombre que sugiera absoluta fiabilidad, e inundar con ellos el sistema financiero mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.