Qu¨¦ duro es el cine
Gabino Diego habla solo. Mueve los labios como recitando alg¨²n pasaje de memoria. La mirada perdida ajena al zumbido de maquilladores y atrezistas del estudio del fot¨®grafo Jaume de Laiguana. El soliloquio en la esquina. Gabino dir¨¢ luego verdades como pu?os. Dir¨¢, por ejemplo, que "est¨¢ de puta madre" lo de los talentos espa?oles que triunfan en Hollywood. Pero lo dir¨¢ con iron¨ªa, torciendo el gesto. "De puta madre", porque el dinero se lo queda Hollywood. Cita tambi¨¦n a Almod¨®var, dos oscars. Eso s¨ª es admirable porque los ha logrado haciendo su cine. "Con la gente y el idioma que ¨¦l quer¨ªa". Y concluye con unas palabras de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez sobre los Goyas: "Sol¨ªa decir que, para un cineasta joven, los premios eran una forma de saber que iba por buen camino".
Los Premios Goya de la Academia del cine cumplen hoy 23 a?os. Y mientras Gabino espera que nadie le tome por pesimista cuando pronuncia la palabra "crisis", varios productores cruzan los dedos. Para ellos, los premios son, sobre todo, una segunda oportunidad. Otra vida para sus pel¨ªculas. Un escaparate que permita reestrenar, reconciliarse con el p¨²blico. Porque se ha visto poco cine espa?ol en 2008. Y las salas son crueles. No hay piedad con las butacas vac¨ªas.
Toc, toc. Alguien golpea la puerta de un productor espa?ol. Se sienta y explica:
-Ver¨¢, que el Apocalipsis sucede en Madrid.
-?Est¨¢ de broma? El fin del mundo, eso lo sabemos todos, tiene que ver con Nueva York y la Estatua de la Libertad hechos trizas en la ¨²ltima escena.?En Espa?a? No hay dinero para rodar esa locura
Apret¨®n de manos y los nudillos siguen golpeando otras puertas.
El Apocalipsis sucedi¨® en Madrid y se titul¨® El d¨ªa de la bestia (1995). Lo vieron 1,4 millones de personas en el cine, muchas para la ¨¦poca (hizo la misma taquilla que Apolo 13, una de las superproducciones estadounidenses del mismo a?o). ?lex de la Iglesia, su creador, de nudillos curtidos, dice hoy que algo empezaba a cambiar entonces: "Est¨¢bamos perdiendo el miedo a hacer cine de g¨¦nero. Es uno de los saltos m¨¢s importantes de nuestro cine en los ¨²ltimos a?os". De la Iglesia luce un aura de gur¨² de la taquilla. No le gusta, explica, "lo del cine comprometido" como axioma. Ni la idea de que el cine espa?ol funcione como un g¨¦nero propio. Quiere "desterrar la idea del arte": "Esto es un oficio, yo soy un trabajador. Y aspiro a que mis pel¨ªculas est¨¦n en la estanter¨ªa del sal¨®n junto al DVD de Wall-E (2008). Y para eso tenemos que abrirnos a otros mercados. Cantar canciones en ingl¨¦s, como el grupo de m¨²sica Dover".
?l lo ha hecho con Los cr¨ªmenes de Oxford, candidata al Goya a la mejor pel¨ªcula. Se rod¨® en ingl¨¦s y en Inglaterra, con Elijah Wood y Leonor Watling. Se ha estrenado en diez pa¨ªses. Es el t¨ªtulo espa?ol m¨¢s taquillero del a?o, con 1,4 millones de espectadores. Un triunfo a medias. Ni siquiera se encuentra entre las diez pel¨ªculas m¨¢s vistas. La epidemia se extiende a los otros tres largometrajes candidatos al Goya a la mejor pel¨ªcula: Camino, de Javier Fesser (230.000 espectadores); S¨®lo quiero caminar, de Agust¨ªn D¨ªaz Yanes (215.000), y Los girasoles ciegos, de Jos¨¦ Luis Cuerda (cerca de los 800.000, un buen resultado, visto lo visto). La ¨²ltima entrega de Indiana Jones, para hacernos una idea, la vieron m¨¢s de 3,5 millones en Espa?a.
"El mercado espa?ol est¨¢ muy fastidiado. No s¨®lo para nuestro cine. Desde Hollywood nos miran como un mercado tocado", dice Fernando Bovaira, productor de Los girasoles ciegos. Bovaira fue una de las personas que apostaron por el Apocalipsis seg¨²n De la Iglesia y por un tal Alejandro Amen¨¢bar. Con la pel¨ªcula Los otros, de este ¨²ltimo, toc¨® el cielo de la taquilla espa?ola: m¨¢s de seis millones de espectadores, 27,2 millones recaudados. Eran otros tiempos. "Ahora tenemos tres problemas graves. Las series de televisi¨®n ya nutren de ficci¨®n a la sociedad espa?ola. Han aparecido nuevas formas de ocio, como los videojuegos. Y est¨¢ el tema de la pirater¨ªa. S¨¦ que es un lamento constante, pero, con ella, el ciclo de amortizaci¨®n de una pel¨ªcula se ha vuelto irrelevante".
Los datos hablan por s¨ª mismos. Hasta el a?o 2001 se abr¨ªan m¨¢s salas, se recaudaba m¨¢s dinero, se hac¨ªan m¨¢s pel¨ªculas y de mayor presupuesto. Nunca se vio tanto cine de producci¨®n propia como aquel a?o, con Torrente 2, de Santiago Segura (5,3 millones de espectadores), y Los otros, de Amen¨¢bar, a la cabeza. Las pel¨ªculas espa?olas congregaron en las salas a 26,2 millones de personas. Nunca se vio tanto cine, sin importar la nacionalidad, como en 2001. Pero lleg¨® el punto de inflexi¨®n y todo se empantan¨®. En 2008, a¨²n sin datos definitivos, es probable que se ronden los 15 millones de espectadores de pel¨ªculas espa?olas. El cineasta Bigas Lunas comentaba en un receso de la sesi¨®n de fotos que su pel¨ªcula Yo soy la Juani (2006) la hab¨ªan visto, pagando, un mill¨®n de personas. Cerca de cuatro millones hab¨ªan intentado descargarla en Internet. Gratis. "Mi pron¨®stico", dec¨ªa, "es que en el futuro ser¨¢n las empresas de telefon¨ªa quienes tengan que crear el material audiovisual. Ellas son las que se est¨¢n llevando el dinero por las descargas. Son los se?ores feudales del cine".
Bajan los espectadores de pago. Decrece el n¨²mero de salas. Lo ¨²nico que ha seguido creciendo, aparte de las l¨ªneas ADSL, es la cantidad de pel¨ªculas espa?olas: 106 en 2001; 173 en 2008. Parece raro, teniendo en cuenta c¨®mo est¨¢ el negocio. "Se ruedan demasiadas pel¨ªculas in¨²tiles, sin sentido. De esas que no pasar¨ªa nada si no existieran", apunta Enrique Gonz¨¢lez Macho, presidente de Alta Films, distribuidora de Los girasoles ciegos.
Una parte del exceso se debe al "efecto perverso" de las ayudas p¨²blicas a la amortizaci¨®n de largometrajes, seg¨²n varias personas del sector. La situaci¨®n es la siguiente: pongamos que quieres rodar una pel¨ªcula. El Ministerio de Cultura, a trav¨¦s del Instituto de la Cinematograf¨ªa y de las Artes Audiovisuales, te subvenciona hasta un 33% del coste de producci¨®n, con un l¨ªmite: 700.000 euros. Si uno repasa la lista de pel¨ªculas que han recibido la ayuda, observa que la inmensa mayor¨ªa se encuentra entre 1,5 y 3 millones de euros. La ecuaci¨®n es f¨¢cil: los 700.000 euros suponen el 33% de una pel¨ªcula de algo m¨¢s de 2,1 millones de euros. Una producci¨®n que cueste 2,5 millones recibe 700.000 euros de ayuda a la amortizaci¨®n. Si cuesta 10 millones, recibe la misma cantidad. "Es l¨®gico que quien arriesga el dinero prefiera rodar tres pel¨ªculas de tres millones a una sola de nueve millones", explica Teddy Villalba, productor de Fuera de carta, otra de las pel¨ªculas espa?olas m¨¢s taquilleras del a?o y por la que optan al Premio Goya los actores Fernando Tejero y Javier C¨¢mara.
El sistema de ayudas que mantiene la Ley del Cine aprobada en diciembre de 2007 est¨¢ fomentando, coinciden varios productores, un cine pobre. "Favorece las pel¨ªculas de un determinado coste", explica Fernando Bovaira. "Y en estos tiempos de salas multicines, pantallas gigantes y sonido envolvente, el p¨²blico reclama producciones m¨¢s ambiciosas, m¨¢s espect¨¢culo". Es lo que promete la pr¨®xima pel¨ªcula de Amen¨¢bar, con Bovaira en el apartado de la producci¨®n. Ser¨¢ la m¨¢s cara de la historia del cine espa?ol, con un coste estimado cercano a los 40 millones de euros. Situada en el Egipto del siglo IV, ?gora se estrenar¨¢ en la segunda mitad de este a?o. Se ha rodado en ingl¨¦s, pensando en su proyecci¨®n internacional.
Fernando Lara, director general del Instituto de la Cinematograf¨ªa y de las Artes Audiovisuales, cree que, efectivamente, 173 pel¨ªculas son demasiadas. "Es cierto que el mercado espa?ol no tiene capacidad para absorber tantos estrenos", afirma. "Pero tiene un efecto positivo: m¨¢s pel¨ªculas significan m¨¢s trabajo, una industria viva. Y con m¨¢s t¨ªtulos hay mayor probabilidad de que salga una buena pel¨ªcula. 2009 promete ser un gran a?o para los bolsillos del cine espa?ol, con los estrenos de Amen¨¢bar, Almod¨®var (Los abrazos rotos) y Fernando Trueba (El baile de la victoria)".
Enrique Cerezo recibe en un despacho inmenso junto a los tit¨¢nicos cines Kin¨¦polis de Madrid. Uno espera escuchar de uno de los productores espa?oles m¨¢s f¨¦rtiles el secreto para rodar un t¨ªtulo de ¨¦xito. Cerezo niega que exista una f¨®rmula, pero apunta dos cosas. Uno: "Aqu¨ª las pel¨ªculas que han hecho much¨ªsimo dinero son las comedias costumbristas". Y dos: "No perder dinero en una pel¨ªcula es un buen resultado". A?ade que existe una idea que ha calado: el cine espa?ol es malo. "Llevamos a?os soportando una campa?a medi¨¢tica en contra del cine. Vas a cualquier pa¨ªs y dices que aqu¨ª se desprecia el cine espa?ol y no se lo creen".
El protagonista de Todos estamos invitados, una de las ¨²ltimas pel¨ªculas de Cerezo, es ?scar Jaenada. Un actor que ha decidido marcharse a Nueva York, porque en Espa?a "desde que entraron las televisiones a financiar cine ha desaparecido la libertad". Lo dice Jaenada con garra, antes de romper un cristal en la sesi¨®n de fotos. "Las teles dan dinero, pero tambi¨¦n imponen actores". Ha pasado una temporada en Nueva York vendiendo "su arte". "Aqu¨ª tenemos una industria que apenas sale del pa¨ªs, un p¨²blico reducido". All¨ª ha conocido a Jim Jarmusch, con quien ha rodado The limits of control. "Nueva York es otro Hollywood. Un hervidero en el que te encuentras a gente como Julian Schnabel y Benicio del Toro".
Juan Diego Botto, que acaba de estrenar La mujer del anarquista, dice que cuando Antonio Banderas se march¨® a Hollywood fue como poner un hombre en la Luna. "Formar parte del star system. Eso no lo hab¨ªa hecho nadie". Hoy hay directores como Juan Carlos Fresnadillo, m¨²sicos como Alberto Iglesias. Javier Bardem, Pen¨¦lope Cruz. Pero Botto apunta que quiz¨¢ la clave no sea marcharse, sino formar un star system europeo, un mercado propio. "?Cu¨¢ntos actores europeos conocemos?", se pregunta. "Menos que directores. ?se es el reto: conocernos m¨¢s, potenciar nuestro mercado".
La actriz Ver¨®nica Echegui, candidata al Goya a la mejor actriz, contaba en una salita del estudio Jaume de Laiguana que estaba a punto de marcharse a Berl¨ªn para participar en un encuentro de cineastas europeos, Shooting Stars. Y la mayor¨ªa de los actores j¨®venes que pasaron por la sesi¨®n de fotos aseguraba estar poni¨¦ndose "las pilas" con el ingl¨¦s. De Maxi Iglesias (Mentiras y gordas) a Leticia Dolera (Circuit). "El futuro en el extranjero... claro que me lo planteo", explicaba Quim Guti¨¦rrez. Hasta Pilar L¨®pez de Ayala dec¨ªa estar tom¨¢ndose en serio los idiomas. Su ¨²ltima pel¨ªcula, Comme les autres, la rod¨® en franc¨¦s. Se aprendi¨® el gui¨®n fonema a fonema. "He enga?ado al p¨²blico", bromeaba. "Piensan que s¨¦ hablarlo". Asiste a clases ahora. Por lo que pueda venir. Porque el camino de las coproducciones, dec¨ªa, est¨¢ abriendo puertas.
Las que quiso cruzar Jos¨¦ Manuel Lorenzo con S¨®lo quiero caminar, pel¨ªcula cara coproducida con M¨¦xico. Ahora canta el blues de los productores, con los dedos cruzados. Los Premios Goya, dice, significan un reestreno. "Quiz¨¢ hagamos un milloncito m¨¢s en taquilla. Pero hay que mirar hacia delante". Porque el cine es arriesgar, prueba y error hasta conectar con el p¨²blico. Lo dec¨ªa Chaplin (la an¨¦cdota la apunta ?lex de la Iglesia): la f¨®rmula del ¨¦xito existe. El problema es que todav¨ªa nadie la ha encontrado.
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