Siempre habr¨¢ ciclones
Tenemos la memoria del pez, no nos duran los recuerdos. Si repasamos las vidas de nuestros padres y abuelos, que son parte de nuestra propia vida, recordar¨ªamos la llegada a las casas de nuestras familias de la luz el¨¦ctrica, tambi¨¦n la ducha, la taza del v¨¢ter, el alumbrado, el cemento y el asfalto. Pero nos resulta intolerable recordar nuestro pasado inmediato porque hemos adquirido r¨¢pidamente tonter¨ªa de se?orito y en el fondo no estamos tan seguros de que todo lo que ahora tenemos no lo vayamos a perder en cualquier momento, volviendo a ser lo que nunca hemos dejado de ser: los nietos de nuestros abuelos y los hijos de nuestros padres. Ser¨¢ por eso que nos desconcert¨® tanto la visita de ese hu¨¦sped odioso, el cicl¨®n Klaus que nos golpe¨® tanto.
Feij¨®o repite el error de la manguera en los incendios y llega ahora con la palangana
En seguida se nos vino a la boca, que no a la cabeza, la palabra "tercermundista", que tanto nos gusta. A cualquier cosa que no funcione bien le decimos "tercermundista", con esc¨¢ndalo fingido. Pero en todas partes hay cosas que no funcionan y a cualquier pa¨ªs del tercer mundo o del primero le puede llegar un cicl¨®n. Cuando Klaus pas¨®, tambi¨¦n la moderna Francia qued¨® patas arriba, incomunicada y sin luz. Lo que nos ha ocurrido con el cicl¨®n no es culpa del Gobierno, ni de la Xunta, ni siquiera de Fenosa, que ya manda; lo que nos ha ocurrido es parte de eso que decimos sabiamente que son cousas da vida. Porque, aunque tengamos necesidad de sentirnos a salvo y exijamos para nuestros hijos un mundo sin problemas ni penas, seguir¨¢ habiendo siempre dolor, desgracias y cat¨¢strofes naturales. No s¨®lo son parte de la vida, son uno de sus rostros m¨¢s verdaderos. En el futuro vendr¨¢n m¨¢s temporales y ciclones y no podremos evitarlo.
Otra cosa es si estamos preparados para un desastre as¨ª, si la respuesta de la administraci¨®n a los serios problemas que hemos vivido fue y es adecuada. Por definici¨®n es mejorable, y como ha habido tantos accidentes y tantas roturas es imprescindible revisar el servicio que dieron tanto la administraci¨®n como las empresas p¨²blicas y privadas que ten¨ªan que actuar. Es probable que debiese haber alg¨²n reconocimiento de errores por parte de alguien, es lo m¨ªnimo. Pero ni siquiera Fenosa es completamente responsable de que el viento doble torretas de alta tensi¨®n de acero o de que los ¨¢rboles derribados caigan sobre el tendido. Seguramente los propietarios de montes no quieran alejar m¨¢s los ¨¢rboles del tendido para no perder ganancia. Somos un pa¨ªs curioso, hermoso y complicado, tenemos muchos conflictos internos de intereses. Nuestros mayores sab¨ªan que la vida era afrontar incidencias constantes y hab¨ªa que estar dispuesto. Decimos "tener disposici¨®n", pero nosotros, en cambio, hemos desplazado completamente la responsabilidad al estado, ya no tenemos que arremangarnos, ahora que venga el Gobierno o la Xunta o qui¨¦n sea. Eso tambi¨¦n lo hemos visto estos d¨ªas en bastantes municipios: hab¨ªa aldeas sin luz durante horas y d¨ªas, la compa?¨ªa el¨¦ctrica no daba abasto. Pero tampoco recib¨ªan la visita de nadie del ayuntamiento para interesarse y conocer la situaci¨®n. Hay obligaciones que no est¨¢n escritas, pero en situaci¨®n de emergencia los ayuntamientos tienen que reaccionar urgentemente sin pararse a preguntar.
La visita del cicl¨®n fue tan demoledora que ya hemos olvidado que el d¨ªa anterior la Conseller¨ªa de Educaci¨®n, alertada por la previsi¨®n metereol¨®gica para ese d¨ªa, suspendi¨® las clases. Finalmente no apareci¨® el temido vendaval ese d¨ªa y eso le supuso cr¨ªticas de padres, que vieron como sus hijos perd¨ªan escuela y quedaban en su casa sin motivo. Pero, ?y si hubiese acertado la previsi¨®n y estuviesen los ni?os en las escuelas, en las calles y en las carreteras? De hecho, las previsiones estuvieron cambiando constantemente y lleg¨® el cicl¨®n cuando ya casi no se le esperaba; afortunadamente, de noche. Ni podemos evitar que lleguen cat¨¢strofes ni siquiera nuestra tecnolog¨ªa puede anunciarlas con exactitud. A¨²n m¨¢s, eso nunca ocurrir¨¢.
Eso s¨ª, tuvimos que volver a ver a la oposici¨®n aprovechar de un modo err¨®neo la desgracia, despu¨¦s de que pasasen las horas de m¨¢s urgencia, mientras los esp¨ªas andaban alborotados por Madrid, N¨²?ez Feij¨®o re¨²ne a "sus" alcaldes para criticar a la Xunta. Fotografiarse con manguerita en plena ola de incendios fue un error, venir ahora con la palangana es otro error.
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