Los iraqu¨ªes se asoman a un atisbo de paz y democracia
La jornada electoral transcurre sin apenas incidentes violentos - "La vida est¨¢ mejorando", afirma un votante en Bagdad
Las familias endomingadas que volv¨ªan de votar eran el reflejo de la normalidad que ayer rode¨® las elecciones provinciales iraqu¨ªes. Normalidad para los est¨¢ndares de este pa¨ªs destrozado por la violencia que sigui¨® a la invasi¨®n estadounidense de 2003. Para evitar atentados, todas las fronteras del pa¨ªs se encuentran cerradas desde la noche del viernes y durante toda la jornada electoral estuvo prohibido el tr¨¢fico rodado. "Ha sido un ¨¦xito, como una boda", declar¨® el portavoz del Ministerio de Defensa. Pero a pesar de la ausencia de incidentes graves y de la temperatura primaveral, las primeras estimaciones hablaban de una participaci¨®n menor de la esperada.
"Queremos personas que nos den servicios y seguridad", declaraba Nivan Mahmud, erigida en portavoz de un grupo de mujeres que se dirig¨ªan a votar a la escuela nacional Ibn Haizam, al este de Bagdad. Convencidas de la importancia de su voto, no ten¨ªan inconveniente en revelar sus preferencias. "Vamos a votar la lista de Iyad Allawi porque fue buen primer ministro, pero sobre todo porque queremos gente laica. Ya hemos sufrido bastante con los partidos religiosos y sus sectarismos", explicaba Mahmud ante la anuencia de las dem¨¢s, todas tapadas de la cabeza a los pies y sun¨ªes. Cuando un hombre les advierte de que tengan cuidado con lo que dicen, una de ellas se vuelve y le responde: "Estamos en una democracia".
La misma actitud abierta y confiada mostraba Yusef Eisho, constructor de 52 a?os, que ha votado al Movimiento Asirio Democr¨¢tico y ense?aba orgulloso su dedo ¨ªndice impregnado de tinta en un cafet¨ªn de Garaj Amana. "Me parecen gente honesta y espero que hagan un buen trabajo", explicaba. Eisho, que pertenece a la minor¨ªa greco-ortodoxa, opina que la reserva de tres esca?os para la minor¨ªa cristiana (en Bagdad, Basora y Mosul) "no es suficiente, pero menos es nada". A su alrededor, una parroquia absolutamente masculina jugaba al domin¨®. Tal vez la tranquilidad con que se expresa en p¨²blico tenga que ver con que ¨¦ste es un barrio eminentemente cristiano.
"La vida y la seguridad est¨¢n mejorando; Bagdad est¨¢ m¨¢s tranquila que antes", aseguraba. Aun as¨ª, todos los colegios electorales estaban ayer rodeados de un doble cintur¨®n de seguridad, Ej¨¦rcito y polic¨ªa, y los soldados estadounidenses volvieron a hacerse visibles de forma patente en los principales cruces de la capital. Las autoridades no quer¨ªan correr riesgos. La gente tampoco. Todo el mundo sigui¨® las instrucciones de los uniformados y acept¨® los tres cacheos que preced¨ªan al acceso a los centros de voto. En las calles secundarias, la gente disfrutaba de d¨ªa paseando o charlando con los vecinos.
Pero el entusiasmo no ha sido el mismo en todos los barrios. En la otra orilla del Tigris, en Beya, Hay al Amer, Hay al Yihad o Hay al Adel, el ambiente aunque tranquilo era sombr¨ªo. S¨®lo los chavales j¨®venes estaban en la calle haciendo recados o jugando al f¨²tbol. Despu¨¦s del derrocamiento de Sadam Husein, aqu¨ª se produjeron matanzas terribles. Los radicales sun¨ªes lograron echar a la mayor¨ªa de los habitantes chi¨ªes. "Hace un a?o, no hubiera cre¨ªdo que iba a volver a pisar estos barrios", conf¨ªa Sarmad, mientras me guiaba por el complicado mapa ¨¦tnico-religioso de la capital.
Las elecciones provinciales de hoy son las primeras desde 2005 en las que participan los sun¨ªes. Aquellos comicios, boicoteados por la comunidad sun¨ª, que representa una quinta parte de la poblaci¨®n, no reflejaron las demandas reales del pueblo iraqu¨ª, especialmente en provincias como N¨ªnive o Diyala, de mayor¨ªa sun¨ª. Desde entonces los enfrentamientos armados entre chi¨ªes y sun¨ªes han marcado la vida del pa¨ªs.
El Gobierno del primer ministro, el chi¨ª Nuri al Maliki, ha hecho grandes esfuerzos por integrar en el juego democr¨¢tico a los principales partidos sun¨ªes. A partir de ahora se abre un cap¨ªtulo en Irak con un nuevo reparto del poder. El camino ser¨¢ sinuoso y lleno de obst¨¢culos, pero de momento ayer miles de sun¨ªes accedieron a elegir entre los 14.000 candidatos repartidos entre 437 organizaciones pol¨ªticas que compet¨ªan por 440 esca?os en disputa, de los cuales un cuarto de ellos est¨¢n reservados a mujeres.
"Habr¨¢ venido el 60% de los inscritos, pero s¨®lo el 40% ha podido votar porque hay muchos problemas con los nombres", explicaba el responsable de un centro electoral. "?ste es un barrio que acoge a muchos desplazados y s¨®lo hemos tenido un mes para tratar de corregir los fallos de las listas". Una vez que se asegur¨® de que los soldados no pod¨ªan o¨ªrle, baj¨® la voz para denunciar "un compl¨® para impedir que los sun¨ªes voten". No importa lo que haya de verdad. La convicci¨®n de que eso es as¨ª, en estos barrios o en las regiones del noroeste del pa¨ªs donde la comunidad sun¨ª es mayoritaria, puede bastar para encender la mecha del descontento si los responsables no tienen exquisito cuidado en abordar los agravios reales o percibidos.
"Las elecciones no son buenas", se desped¨ªa el soldado de un puesto de control cuando nos ¨ªbamos. Afortunadamente daba la impresi¨®n de que no era la opini¨®n de la mayor¨ªa de los 15 millones de iraqu¨ªes que ayer pod¨ªan votar en 14 de las 18 provincias del pa¨ªs (las tres provincias kurdas lo har¨¢n a final de a?o y la de Kirkuk cuando ¨¢rabes, kurdos y turcomanos lleguen a un acuerdo sobre el reparto del poder). Un poco m¨¢s adelante, el barrio de Kadumiya, que alberga uno de los grandes santuarios del chi¨ªsmo, parec¨ªa otro pa¨ªs. All¨ª el voto es tanto un derecho pol¨ªtico como una obligaci¨®n religiosa.
La jornada electoral, que se inici¨® con cierta pereza a las siete de la ma?ana (dos horas menos en la Espa?a peninsular), fue anim¨¢ndose a medida que avanzaba el d¨ªa. A partir de las doce, la afluencia se hizo m¨¢s nutrida. Aun as¨ª, en algunos colegios electorales, como el Palestina de Kadumiya, los interventores de mesa opinaban que hab¨ªan acudido menos votantes que en 2005.
Tal vez por ello, o porque la votaci¨®n transcurri¨® sin incidentes graves, el primer ministro, Nuri al Maliki, decidi¨® levantar varias horas antes de lo previsto las restricciones al tr¨¢fico de veh¨ªculos en las principales ciudades. Tambi¨¦n la Comisi¨®n Electoral extendi¨® una hora el escrutinio, hasta las seis de la tarde, "para dar m¨¢s oportunidades a los votantes".
En su primera aparici¨®n p¨²blica tras el cierre de los colegios, Al Maliki calific¨® la jornada de un "gran ¨¦xito de todos los iraqu¨ªes" as¨ª como de un hito en el camino hacia la democracia y la alternancia en el poder. Fuentes de Naciones Unidas reconoc¨ªan en privado que la participaci¨®n no hab¨ªa sido tan alta como se esperaba, pero las cifras oficiales no se conocer¨¢n hasta ma?ana.
Tensi¨®n en Mosul
La ciudad de Mosul, la capital de la provincia de N¨ªnive, situada a unos 400 kil¨®metros al norte de Bagdad, es uno de los lugares donde a¨²n persiste la violencia y un foco de inestabilidad permanente. Ayer mismo, en un incidente cuyas circunstancias todav¨ªa est¨¢n sin aclarar, dos polic¨ªas iraqu¨ªes que participaban en el dispositivo de seguridad en un colegio electoral resultaron muertos por disparos de soldados estadounidenses. Fue uno de los pocos incidentes violentos registrados durante la pac¨ªfica jornada electoral.
El actual consejo provincial est¨¢ en manos de la minor¨ªa kurda -que representa a un cuarto de la poblaci¨®n de la provincia- lo que provoca un hondo resentimiento entre los ¨¢rabes sun¨ªes y alimenta la insurgencia terrorista de Al Qaeda. El pasado 5 de octubre, las fuerzas militares de Estados Unidos anunciaron la muerte del n¨²mero dos de Al Qaeda en Irak, un marroqu¨ª llamado Abu Qaswarah, en una operaci¨®n antiterrorista en Mosul.
Las elecciones de ayer suponen una oportunidad para que los sun¨ªes obtengan representaci¨®n pol¨ªtica frente a los kurdos. Sin embargo, sus aspiraciones se ven frustradas por la pobre actuaci¨®n de los grupos pol¨ªticos sun¨ªes, muy divididos, y tambi¨¦n por la intimidaci¨®n ejercida por los combatientes peshmergas kurdos.
La tensi¨®n entre ¨¢rabes y kurdos, coinciden los analistas, podr¨ªan crecer en los pr¨®ximos meses y hundir a buena parte de Irak en un nuevo conflicto etno-sectario. La enemistad entre ambas comunidades, generada en un principio por la pol¨ªtica de Sadam Husein de repoblar las zonas kurdas del pa¨ªs con inmigrantes ¨¢rabes, ha impedido que ayer se celebraran las elecciones en Kirkuk, aut¨¦ntico epicentro del conflicto y una de las capitales petroleras de Irak.
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