Cinco razones para el optimismo
Los pesimistas son serios, realistas y menos dados a desilusionarse por la vida. Los optimistas, en cambio, son ingenuos y por ello m¨¢s propensos a ser sorprendidos por las malas noticias. Los pesimistas son pensadores profundos y bien informados mientras que los optimistas son superficiales y no entienden bien lo que est¨¢ pasando. Bas¨¢ndome en estas estereotipadas percepciones -y en la incesante avalancha de malas noticias que a diario nos abruman- lo m¨¢s f¨¢cil y seguro ser¨ªa escribir un art¨ªculo explicando por qu¨¦ el mundo est¨¢ muy mal y por qu¨¦ lo que viene ser¨¢ a¨²n peor. Tambi¨¦n me lo facilitar¨ªa el hecho de que he asistido al Foro Econ¨®mico Mundial en Davos. La imagen que se tiene de la reuni¨®n de Davos es que es solo para ricos y poderosos o los periodistas que los entrevistan. Pero no es as¨ª. Tambi¨¦n asisten l¨ªderes religiosos y sindicales, muchos de los cient¨ªficos m¨¢s importantes de estos tiempos, innovadores sociales, artistas pl¨¢sticos, escritores, m¨²sicos y hasta exploradores de rec¨®nditos parajes del planeta.
Llevo muchos a?os asistiendo a estas reuniones y nunca antes hab¨ªa visto un ambiente tan pesimista. Una l¨²gubre anticipaci¨®n de lo que viene domin¨® las conversaciones. As¨ª, por llevar la contraria, y porque la lista de problemas ya la conocemos, he decidido escribir sobre algunas razones para el optimismo.
1. Los infartos ayudan a cambiar h¨¢bitos. Nada mejor para dejar de fumar que un buen infarto -especialmente si se sobrevive-. La econom¨ªa mundial ha sufrido un doloroso infarto. Sufrir¨¢ mucho, pero al salir de la crisis se ver¨¢ obligada a adoptar h¨¢bitos m¨¢s sanos y sostenibles. Se rebalancear¨¢ el equilibrio entre el Estado y el mercado; se controlar¨¢n algunos excesos y se corregir¨¢n las distorsiones macroecon¨®micas. La dieta ser¨¢ muy dura y el paciente seguir¨¢ d¨¦bil por un tiempo. Tambi¨¦n caer¨¢ en la tentaci¨®n de volver a fumar y comer mal. Pero tener el infarto en mente moderar¨¢ el riesgo de que retome las malas costumbres que casi lo matan.
2. Renovaci¨®n pol¨ªtica. Si 2008 fue el a?o del crash econ¨®mico, 2009 ser¨¢ el del crash pol¨ªtico. Algunos gobiernos caer¨¢n, otros se debilitar¨¢n y casi todos tendr¨¢n que cambiar su manera de hacer las cosas para responder al inmenso descontento social provocado por la crisis econ¨®mica. Algunos responder¨¢n refugi¨¢ndose en el autoritarismo y el populismo. Pero en otros pa¨ªses se abrir¨¢n posibilidades de cambios pol¨ªticos positivos que no hubiesen sido posibles sin la crisis.
3. Nuevos l¨ªderes. Y no estoy pensando solo en Barack Obama, aunque ¨¦l es evidentemente el primer ejemplo que viene a la mente. Y su caso y su historia motivar¨¢n a otros, en todas partes. En general, la crisis le va a hacer la vida m¨¢s dif¨ªcil a quienes han estado a cargo de pa¨ªses, partidos pol¨ªticos, empresas privadas, universidades, medios de comunicaci¨®n u otras instituciones, y va a abrir puertas y a facilitar el ascenso de sucesores con ideas nuevas.
4. M¨¢s innovaci¨®n que nunca. "Nunca antes en la historia ha habido tantos innovadores como ahora. La cantidad de gente que est¨¢ creando nuevas maneras de resolver nuestros problemas no tiene precedentes", me coment¨® Edmund Phelps, premio Nobel de econom¨ªa, cuando le forc¨¦ a que me diera una raz¨®n para ser optimista. Seg¨²n Paul Laudicina, presidente de una de las empresas de consultor¨ªa m¨¢s grandes del mundo, "estamos al comienzo de una oleada de profundos cambios tecnol¨®gicos que crear¨¢n una nueva revoluci¨®n en la productividad y mejorar¨¢n la calidad de vida de todos. Contaremos con posibilidades ahora inimaginables".
5. M¨¢s generosidad que nunca. El mundo vive una explosi¨®n de solidaridad con los m¨¢s necesitados. En todos los pa¨ªses proliferan organizaciones cuya misi¨®n es ayudar a otros. Gracias a Internet, la filantrop¨ªa se ha democratizado y globalizado. Esta tendencia es reforzada por una creciente intolerancia, especialmente entre los j¨®venes, hacia la desigualdad, la injusticia y la discriminaci¨®n. La crisis aumentar¨¢ las necesidades y las emergencias sociales y estimular¨¢ a muchos a hacer algo por los dem¨¢s.
Ser¨¢ muy f¨¢cil para los pesimistas explicar por qu¨¦ cada una de estas razones va a tener efectos negativos. La crisis matar¨¢ a muchos y el paciente no cambiar¨¢ sus malos h¨¢bitos. Los viejos l¨ªderes no se dejar¨¢n quitar el poder, las nuevas tecnolog¨ªas tambi¨¦n tendr¨¢n efectos nocivos y la filantrop¨ªa nunca ha podido resolver los problemas del mundo. Estos argumentos, repito, son f¨¢ciles de defender y no constituyen mayor reto intelectual. Lo dif¨ªcil es buscar razones v¨¢lidas para ser optimistas. Dif¨ªcil, s¨ª, pero indispensable. Intent¨¦moslo.
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