"Me preocupa esta paradoja macabra"
Bernardo Atxaga ultima estos d¨ªas las correcciones de su pr¨®xima novela, Zazpi etxe Frantzian (es decir, Siete d¨ªas en Francia), que se publicar¨¢ simult¨¢neamente en euskera, castellano, catal¨¢n y gallego en marzo. Llega a la entrevista con la sonrisa de quien acaba de leer las cr¨®nicas de la victoria del Athletic que le franquean el paso a las semifinales de Copa. El comentario sobre el f¨²tbol es circunstancial. Quiere hablar de literatura y de pol¨ªtica, de humor y compromiso. La semana pr¨®xima participa en Bilbao en el festival literario Gutun Zuria.
Pregunta. ?C¨®mo surgi¨® la idea de publicar a la vez en las cuatro lenguas oficiales?
Respuesta. Vino de la reflexi¨®n sobre el debate actual que hay en los territorios biling¨¹es y el contraste con aquel deseo del socialista Tom¨¢s Meabe que recogi¨® Gabriel Aresti en los versos "Cierra los ojos y duerme, / Meabe, / pesta?a contra pesta?a. / No es espa?ol quien no sabe, / Meabe, / las cuatro lenguas de Espa?a". Obabakoak y Soinujolearen semea se fueron traduciendo a las otras tres lenguas y ahora hemos querido la publicaci¨®n simult¨¢nea.
"Obama se mete en un laberinto y el minotauro que le espera es tremendo"
"He visto escritores buenos en ¨¢mbitos donde no hab¨ªa m¨¢s de 200 lectores"
P. Una singularidad para una novela diferente, que marca un cambio en su narrativa, con una apuesta por el humor.
R. Hay una frase de Roland Barthes que me marc¨® mucho ya hace a?os. "El humor es el ¨²ltimo cap¨ªtulo que le falta a la poes¨ªa", ven¨ªa a decir. Recuerdo que influy¨® en mi creaci¨®n po¨¦tica, en aquel Poema m¨²ltiple con avestruz que present¨¦ en escena, y ahora le ha llegado el turno a la narrativa.
P. La novela se centra en la vida de una colonia militar en el Congo belga, cuando reinaba Leopoldo II. No parece un momento para tom¨¢rselo con humor.
R. Quiz¨¢s haya que definir lo que consideramos como humor. No es el "humorismo", esa b¨²squeda de la carcajada f¨¢cil, que tanto gusta a la reacci¨®n. Me refiero a la mirada a una realidad desde cierta distancia para intentar ponerla en evidencia. De aquellos momentos del Congo no me preocupan tanto los millones de muertos, sino que quien caus¨® aquella matanza tenga plazas, monumentos, avenidas. Como escritor, como persona, me precupa esa paradoja macabra en la que vivimos. De ah¨ª parte mi invenci¨®n.
P. ?El humor se vuelve necesario para sobrevivir con esa "paradoja macabra"?
R. Mi planteamiento es el siguiente: "Esto es as¨ª. Quiz¨¢s yo no pueda hacer nada, pero quiero que quede claro que me doy cuenta de lo que pasa".
P. Para ello, narra la vida de aquellos militares, mercenarios, en fin, que iban a masacrar a la poblaci¨®n nativa.
R. Tengo a gala conocer la vida militar y, tambi¨¦n por mis lecturas del Hola, de la ideolog¨ªa mon¨¢rquico-aristocr¨¢tica, as¨ª que lo que hago en la novela es contar las circunstancias de aquellos militares. Y surge quiz¨¢s una met¨¢fora. Entonces era el caucho, ahora, el colt¨¢n; antes era la s¨ªfilis, ahora es el sida; entonces era la religi¨®n cat¨®lica, ahora esa ideolog¨ªa que se instaur¨® en los ¨²ltimos a?os en la Casa Blanca.
P. Con la llegada de Obama parece que esa ideolog¨ªa va a vivir una transformaci¨®n. Usted residi¨® durante el a?o pasado en Estados Unidos. ?C¨®mo vivi¨® esos momentos?
R. Segu¨ª en la BBC la toma de posesi¨®n de cabo a rabo. El escepticismo que va creciendo con los a?os me condiciona, pero me parece que el cambio es enorme, aunque el futuro no vaya a cambiar enormemente, otra paradoja. La gente que ha empujado a Obama la siento cercana: progresista, a favor del cambio social, de la igualdad, de la paz,... Ahora bien, ¨¦l se mete en un laberinto y el minotauro que le espera es tremendo. El sistema capitalista ha llevado a su pa¨ªs a una situaci¨®n deplorable, trist¨ªsima,...
P. Esa visi¨®n choca con el t¨®pico del sue?o americano.
R. No cabe duda de que es un pa¨ªs con unos usos democr¨¢ticos muy asentados, pero los valores t¨®xicos de esa democracia, como el individualismo atroz, le han llevado a una situaci¨®n desesperada. Antes de llegar Obama, estaba muy cerca de lo monstruoso, con contrastes tremendos entre la opulencia y la miseria. Un detalle: en Nueva York, en la prestigiosa Universidad de Columbia, miras por la balconada y ves Harlem destruido, con las casas quemadas por sus propietarios para cobrar los seguros. Obama tiene por delante una tarea tremenda.
P. Volviendo a su apuesta por publicar en las cuatro lenguas, ?c¨®mo ve la actual situaci¨®n de la literatura vasca en euskera?
R. No es tanto su estado, mucho mejor que hace 50 a?os, porque siempre he cre¨ªdo que habr¨¢ gente de referencia, que tenga algo interesante que decir, como en todas las literaturas, desde la eslovena a la anglosajona. He visto escritores buenos en ¨¢mbitos donde no hab¨ªa m¨¢s de 200 lectores. Y eso es lo que a m¨ª me preocupa, los lectores. Un lectorado que siempre quiere o¨ªr la misma canci¨®n porque no ha cambiado de m¨²sica en los ¨²ltimos 40 a?os arrastra a los escritores a una literatura muerta de nacimiento. En cambio, si el lector busca otra forma de estar en el mundo, una mirada diferente, cr¨ªtica (y creo que ese lector existe), es posible que surja una buena literatura, necesaria.
Bernardo Atxaga
Joseba Irazu (Asteasu, 1951) vive con el seud¨®nimo de Bernardo Atxaga desde que decidi¨® dejar su trabajo como empleado en un banco para dedicarse de lleno a la literatura. Desde aquellos a?os ochenta, el escritor guipuzcoano ha ido consolidando un corpus literario que en parte se desarrolla en el territorio imaginario de Obaba. En esta ocasi¨®n, con Zazpi etxe Frantzian, el referente geogr¨¢fico que ha elegido para su narraci¨®n es el norte del Congo belga.
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