El Hay de Cartagena clausura su guateque de sol, ron y literatura
Salman Rushdie, Fernando Vallejo y Martin Amis, ¨²ltimas 'bengalas' del festival
El escritor colombiano Fernando Vallejo, luego de leer durante una hora con la vista clavada en las hojas una bestial conferencia contra la secta cat¨®lica y el muy "inmoral, hom¨®fono y mis¨®gino" Juan Pablo II, estaba sentado el s¨¢bado en el escenario principal del Hay Festival de Cartagena de Indias sin mirar a nadie en particular y con las manos entre las rodillas. Alguien del p¨²blico se levant¨®:
-?Maestro! A m¨ª me gusta cuando usted habla. ?Por qu¨¦ ha tenido que leer hoy? Hable, se lo ruego, hable.
A lo que Vallejo respondi¨® con esa voz delgada suya tan aparentemente inofensiva: "Deb¨ªa citar textos de los obispos alemanes y yo esa mierda no me la puedo meter en la cabeza".
El p¨²blico, que abarrotaba la noche de la plaza Heredia, aquellos que siguieron la conferencia por las pantallas de televisi¨®n pues no hubo sitio para todos en el teatro lleno, respondi¨® con aplausos, aullidos y silbidos. "?Dales, Fernando!", gritaba un muchacho mulato como si Vallejo pudiera escucharlo.
Martin Amis: "El 11-S no fue sino una gran crisis de la masculinidad"
Eso es el Hay colombiano. ?D¨®nde, si no, podr¨ªa ver uno a la gente hacer horas de cola bajo el sol caribe?o para ver a Salman Rushdie conversar sobre su "trabajo de mentiroso"? ?Gastar, precisamente aqu¨ª, a 10 kil¨®metros de lugares de pobreza extrema, una indecente cantidad de dinero para que un autor extranjero estampe su firma?
Tampoco es habitual la accesibilidad que el com¨²n de los mortales disfruta con los escritores. Aceptan abordajes de lectores en otra parte del mundo impensables. Y cuando no cargan la cuenta de sus habitaciones del hotel Charlest¨®n, sentados, atendiendo a la entusiasta prensa local y bebiendo en el patio del siglo XVII, van de una charla a otra -como el argentino Alan Pauls, notable escritor y agudo analista de las opiniones ajenas- y se mezclan con el p¨²blico. En la de Martin Amis, distinguido con el Premio al escritor del festival, se pudo ver a Rushdie rechazar una silla que un admirador le ced¨ªa al verlo sin sitio en la platea. "Oh, no se preocupe", respondi¨® Rushdie, "me conozco bien este cuento". En efecto, Amis se mantuvo fiel a su estilo, entre lo sublime ("Cuando uno cumple los cincuenta recibe una inc¨®moda visita: su enorme pasado") y lo rid¨ªculo ("El 11-S no fue sino una gran crisis de la masculinidad").
Al final de la jornada, los aciertos y errores de unos y otros se comentan con iron¨ªa, admiraci¨®n o cabreo en corros, en fiestas en casas de ensue?o de la zona amurallada donde la generosidad y el ron colombiano corren libremente y los j¨®venes cronistas, esa raza de autores latinoamericanos entre el periodista y el literato, muestran libros de reportajes y disfrutan de la vida con el apasionamiento con que describen la realidad.
La cr¨®nica, g¨¦nero vital y muy querido en esta parte del mundo, centr¨® como era natural muchas de las mesas redondas, bajo la atenta gu¨ªa espiritual de los maestros del g¨¦nero, Carlos Monsiv¨¢is, Juan Villoro y Mart¨ªn Caparr¨®s. Justo aqu¨ª, donde Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez ech¨® los dientes como periodista camino de la gloria literaria, y donde cre¨® la Fundaci¨®n de Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Como en la paleta de color de los cronistas, cualquier tema podr¨ªa merecer espacio en el Hay. Desde el papel de la cr¨ªtica hasta la autoficci¨®n o el nuevo ritmo, quinta variante del vallenato, que tiene preocupados a algunos puristas. Algo iguala todos los eventos. La pasi¨®n y el voluntarismo con la que la gente participa en el turno de preguntas. Aunque ¨¦stas, qui¨¦n sabe si por la naturaleza del "coste?o" colombiano, suenen casi siempre sugerencias. Como la del tipo que rogaba o¨ªr hablar a Vallejo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.