Max Ernst, crimen perfecto
La Fundaci¨®n Mapfre muestra 73 a?os despu¨¦s de su primera exhibici¨®n en Espa?a 'Une semaine de bont¨¦', una de las obras cumbre del artista surrealista
Ha sido uno de los secretos mejor guardados del arte del siglo XX. Durante m¨¢s de 70 a?os, los originales de la novela collage de Max Ernst, Une semaine de bont¨¦ (Una semana de bondad), han sido celosamente guardados de la vista del p¨²blico por su propietario, el coleccionista Daniel Filipacchi. Pero a partir del 11 de febrero se ver¨¢ en la Fundaci¨®n Mapfre, en Madrid.
En realidad, no es la primera vez que se muestran en Espa?a. Los originales de la tercera novela collage que realiz¨® el artista, tras La femme 100 t¨ºtes (La mujer 100 cabezas) y R¨ºve d'une petite fille qui voulut entrer au Carmel (Sue?o de una ni?a que quiso entrar en el Carmelo), se expusieron por primera y ¨²nica vez en vida del artista entre marzo y abril de 1936 en el Museo Nacional de Arte Moderno de un Madrid preb¨¦lico y enrarecido. Entonces se mostraron los 184 collages originales, aunque cinco fueron censurados por blasfemos. Para la ¨¦poca, mostrar una mujer crucificada era demasiado.
La obra se expuso por primera vez en el Madrid preb¨¦lico de 1936
Siete d¨¦cadas despu¨¦s, Une semaine de bont¨¦ vuelve a Madrid, tras pasar por el Albertina de Viena, el Max Ernst Museum de Br¨¹hl y la Kunsthalle de Hamburgo. Werner Spies, experto en la obra de Ernst, recordaba ayer que el artista realiz¨® esta novela en 1933 como respuesta a la llegada de Hitler al poder en Alemania: "Une semaine de bont¨¦ nace en un periodo en el que todo empieza a oler mal. Ernst me dijo que un artista deb¨ªa comprometerse". La novela est¨¢ estructurada en siete series, una por cada d¨ªa de la semana, al que asign¨® un color, un elemento y un ejemplo. El primer d¨ªa, el domingo, es p¨²rpura, su elemento es el barro y su ejemplo el le¨®n de Belfort. Son los puntos de partida para la despiadada s¨¢tira antiburguesa y anticlerical que Ernst despliega en esta serie. En Une semaine de bont¨¦, explica Spies, el autor decidi¨® prescindir de todo texto o leyenda, convirtiendo esta novela en una obra que obliga al espectador a crear su propia narrativa. Utilizando como materia prima ilustraciones de novelas folletinescas del siglo XIX, Ernst, con tijeras y pegamento, descontextualiza unas im¨¢genes que pretenden ser todo menos trascendentes y las dota de un significado nuevo, creando seres irreales en mundos inquietantes en los que escenifica su cr¨ªtica pol¨ªtica, social y moral. En cuanto a la t¨¦cnica, la observaci¨®n a simple vista no permitir¨¢ descubrir el m¨¢s m¨ªnimo fallo. "Comparable al crimen perfecto, el collage intenta dificultar el hallazgo de indicios y pretende que se descarte la actuaci¨®n de tijeras y cuchillas. Para alcanzar este objetivo se borran todas las huellas que permitan inferir la conclusi¨®n de que se trata realmente de un collage", se?ala Spies.
Y es que Ernst era un perfeccionista. Por eso sus collages no muestran las desproporciones que tanto gustaban a los dada¨ªstas, las cabezas enormes en cuerpos diminutos: "En Ernst las proporciones guardan un perfecto equilibrio y eso causaba admiraci¨®n, como si encerrara un enigma", dice Spies, que recuerda c¨®mo el artista le invitaba a pasar los dedos por sus composiciones, como invit¨¢ndole a comprobar que, en efecto, eran collages.
Babelia
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