Impedir que nuestro mundo se venga abajo
Esta es una crisis trascendental, una crisis que tendr¨¢ repercusiones fundamentales en nuestro mundo globalizado. En Davos, hace unos d¨ªas, iniciamos la tarea de preparar de forma colectiva esa transformaci¨®n. Voy a explicar c¨®mo.
Un objetivo, que ya se ha conseguido, era el de ofrecer apoyo a los Gobiernos y las instituciones de gobernanza mundial, en particular el G-20. Davos no es m¨¢s que el punto de partida del largo y dif¨ªcil camino que nos aguarda.
Ahora bien, al reunir a los l¨ªderes mundiales durante varios d¨ªas, hemos conseguido comprender mejor el origen de la crisis econ¨®mica y las medidas que debemos tomar para relanzar la econom¨ªa mundial. Escuchar los puntos de vista de cuatro Gobiernos del G-8 y reforzar el di¨¢logo del proceso del G-20 como preparaci¨®n para la cumbre de abril en Londres han sido dos primeros pasos importantes. El llamamiento a los ministros de Comercio de 17 econom¨ªas fundamentales m¨¢s los 27 miembros de la UE para que eviten caer en pol¨ªticas de "empobrecer al vecino" nos permitir¨¢, esperemos, ver las aut¨¦nticas consecuencias de este esp¨ªritu. Y con la reuni¨®n entre el presidente del G-20, el primer ministro Brown, y los jefes de Gobierno de varios miembros del grupo procedentes de ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica, para estudiar los riesgos estructurales del sistema financiero y c¨®mo estabilizar la econom¨ªa mundial, hemos dado los primeros pasos en una estrategia mundial colectiva frente a la crisis.
El cambio clim¨¢tico puede ser parte de la recuperaci¨®n econ¨®mica
Pero los d¨ªas transcurridos en Davos me han convencido tambi¨¦n, m¨¢s que nunca, de que el cambio clim¨¢tico es algo que no s¨®lo es necesario abordar sino que puede ser, por lo menos, parte de la recuperaci¨®n econ¨®mica.
Las empresas est¨¢n empezando a "integrar" el cambio clim¨¢tico en sus planes; las tecnolog¨ªas verdes ya no pueden seguir siendo un "a?adido" ni una industria alternativa. Es un debate muy pertinente para 2009. En diciembre, en la cumbre de Copenhague, est¨¢ previsto que se negocie un tratado que sustituya al Protocolo de Kioto.
Para poder gestionar el cambio clim¨¢tico es preciso que se hagan realidad unos planes de recuperaci¨®n econ¨®mica mundial vinculados a las oportunidades de empleo, capacitaci¨®n, inversi¨®n y tecnolog¨ªa que exige una econom¨ªa mundial de bajas emisiones de carbono. La tecnolog¨ªa verde puede convertirse en un motor limpio de crecimiento renovado. No podemos volver a hablar nunca de energ¨ªa "alternativa"; s¨®lo de energ¨ªa sostenible, que es la que alimentar¨¢ la econom¨ªa del futuro.
Con ese objetivo, los directivos empresariales presentes en Davos acordaron avanzar con media docena de iniciativas concretas para acelerar la integraci¨®n de las pr¨¢cticas sostenibles en la empresa.
Uno de los principales resultados de Davos fue que, a pesar de las turbulencias econ¨®micas, acudi¨® a la reuni¨®n m¨¢s gente que nunca de la empresa, los Gobiernos y otros sectores interesados, para discutir los desaf¨ªos que afronta el mundo y tratar de dar una respuesta com¨²n a ellos.
Esta voluntad de trabajar juntos, por encima de los l¨ªmites geogr¨¢ficos y en todos los sectores de la econom¨ªa, la pol¨ªtica y la sociedad civil, es lo que, con suerte, diferenciar¨¢ esta crisis actual de la de los a?os treinta. Este sentimiento colectivo de cooperaci¨®n y determinaci¨®n que se vio en Davos me permite pensar, con cierto optimismo, que vamos a salir de la crisis. Es f¨¢cil decir que no son m¨¢s que falsas ilusiones, pero, si hemos aprendido algo de los ¨²ltimos seis meses, es que la confianza y la seguridad constituyen la base para que se produzca cualquier recuperaci¨®n.
Por ¨²ltimo, hemos notado que todo esto no sirve para nada sin una revisi¨®n sincera y profunda de nuestros valores y principios ¨¦ticos fundamentales. Las empresas deben examinar con detalle sus sistemas de remuneraci¨®n y gobierno. Los empresarios, las autoridades, los reguladores y los consumidores deben reflexionar sobre los excesos de la codicia.
En el mundo de hoy, tan interdependiente, la codicia a corto plazo no es un motor que contribuya a la mejor toma de decisiones. El impacto estructural e intergeneracional de nuestras acciones de hoy es mayor que nunca, y nuestros c¨®digos ¨¦ticos, as¨ª como nuestros sistemas de gobierno y reguladores, deben reflejar esa nueva realidad.
?stos son s¨®lo unos principios de soluciones, pero el verdadero trabajo comienza ahora. Debemos unirnos para impedir que nuestro mundo se venga abajo.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Klaus Schwab es fundador y presidente ejecutivo del Foro Econ¨®mico Mundial.
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