Sombras del Vaticano

La decisi¨®n del Gobierno italiano de impedir con un decreto-ley que se ejecute la sentencia que autoriza a Eluana Englaroa no ser alimentada artificialmente no parece buscar el aplauso de sus votantes, sino el benepl¨¢cito del Vaticano. La influencia de la Santa Sede en la pol¨ªtica italiana es enorme por razones de historia y de identidad territorial.

La f¨®rmula elegida tiene tambi¨¦n una larga tradici¨®n en los Ejecutivos presididos por Silvio Berlusconi. Desde que entr¨® en pol¨ªtica, en 1994, el magnate de los medios audiovisuales, se las ha ingeniado para redactar leyes ad hoc para resolver problemas bastante similares a los que le afectaban a ¨¦l o a algunos de sus colaboradores. En julio de 1994, tras ganar las elecciones al frente de Forza Italia, firm¨® tambi¨¦n un decreto-ley para suavizar la situaci¨®n judicial de los encarcelados por corrupci¨®n, a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de pagos de comisiones a pol¨ªticos, el Tangentopoli. El decreto libraba de la prisi¨®n preventiva a los sospechosos y fue interpretado como un intento de salvar de la c¨¢rcel al ex l¨ªder del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi, valedor y amigo personal de Berlusconi. Las reacciones fueron brutales y el Gobierno se vio obligado a dar marcha atr¨¢s.

Tras las elecciones de mayo de 2001, Il Cavaliere volvi¨® a la carga. Disconforme con el poder alcanzado por la magistratura en materias molestas para ¨¦l se propuso dar la vuelta a la legislaci¨®n. Esta vez, sin necesidad de recurrir a decreto-ley, al disponer de mayor¨ªa parlamentaria.

En unos meses se aprobaron una tras otra, leyes pol¨¦micas. Por ejemplo, la de leg¨ªtima sospecha, que daba la posibilidad a un procesado de reclamar el traslado de sede de un proceso, por falta de independencia de un juez. ?Quiz¨¢s pensaba en su amigo, el ex ministro de Defensa Cesare Previti, procesado por presunto soborno a unos jueces? Berlusconi qued¨® a salvo tambi¨¦n de la supuesta insidia judicial gracias a otra ley que congelaba sus procesos mientras ejerc¨ªa el cargo.

A las novedades legislativas sum¨® otra, la que modificaba el derecho societario, y despenalizaba casi completamente la falsificaci¨®n contable, una figura penal que, en manos de los jueces de Mil¨¢n, tantos quebraderos de cabeza le ha dado. Y les puso las cosas dif¨ªciles a los fiscales que investigan temas de mafia y corrupci¨®n al endurecer la normativa exigida en las comisiones rogatorias, mediante otra ley retroactiva, que provoc¨® un esc¨¢ndalo. El entonces presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, un hombre prudente, se neg¨® a firmarla por inconstitucional. Fue un desacuerdo breve. Con unos peque?os cambios, el texto obtuvo la luz verde del Quirinale. Quiz¨¢s ocurra lo mismo ahora con su sucesor, el presidente Giorgio Napolitano.