Reivindicaci¨®n de la fiesta del fuego

Grupos de diables de toda Catalunya invadieron ayer Berga en una manifestaci¨®n festiva con la que pretenden llamar la atenci¨®n del Gobierno para que garantice la continuidad de las fiestas populares y folcl¨®ricas en las que el fuego y el material pirot¨¦cnico son protagonistas. Berga, la ciudad del fuego por excelencia con la celebraci¨®n de la Patum, fiesta Patrimonio de la Humanidad, acogi¨® a m¨¢s de 450 entidades de toda Catalu?a que reivindicaban el fuego festivo. M¨¢s de 10.000 personas llenaron primero el paseo de la Ind¨²stria y luego la plaza de Sant Pere, donde cada a?o se celebra la org¨ªa de fuego con los saltos de plens, momento culminante de la fiesta patumera.

La Comunidad Europea aprob¨® en 2007 un directiva que ordena y restringe la comercializaci¨®n y el uso de los petardos y dem¨¢s material pirot¨¦cnico. La directiva debe tener una transposici¨®n por parte del Ministerio de Industria que fije las excepciones. Ante la falta de noticias del Ejecutivo central, los grupos de diables y los representantes de la Patum salieron a la calle. La directiva europea fija distancias m¨ªnimas entre las personas, los edificios y el fuego, y proh¨ªbe la participaci¨®n de menores.

La concentraci¨®n de ayer en Berga fue comparable a los d¨ªas de Patum en cuanto al gent¨ªo, pero ayer no hab¨ªa el ambiente de la fiesta. Un tabaler infantil, Adri¨¤, de siete a?os, abr¨ªa la manifestaci¨®n. Tras ¨¦l, las maces infantiles, las guites tambi¨¦n de los peque?os de la Patum de Berga mostrando su bestiario y sus fuets, y a continuaci¨®n un sinf¨ªn de diables de los muchos grupos de Catalu?a que se dieron cita en Berga. Fue una demostraci¨®n tranquila. Con todo, la fiesta de ayer tuvo no poco de excepcional: la Patum infantil y la grande salieron a la calle a mezclarse con la mutitud, algo que no hacen apenas nunca fuera de la fiesta que les es propia.

A Berga, adem¨¢s de representantes de la mayor¨ªa de los partidos pol¨ªticos catalanes, acudieron Joan Ramon Villalta, director general de Turismo, y Ramon Fontdevila, director del Centro de la Cultura Popular y Tradicional Catalana, que lleva las negociaciones del Departamento de Cultura con el Ministerio de Industria para pactar un texto que satisfaga los intereses de estos grupos. La presencia de Fontdevila no fue agradecida. Se march¨® de la ciudad tras recibir una masiva y sonora pitada.