El Papa, Obama y Madoff
?Qu¨¦ tienen en com¨²n el Papa Benedicto XVI, Barack Obama y Bernard Madoff, el estadounidense acusado de estafar a miles de inversores? Pues que los tres han tenido recientemente tropiezos que ilustran una interesante paradoja de estos tiempos: en una era en la cual hay m¨¢s informaci¨®n que nunca, organizaciones muy sofisticadas toman decisiones ignorando la informaci¨®n disponible. Pareciera que el Vaticano, la Casa Blanca y Wall Street no se han enterado de la existencia de Google. Pero como, obviamente, s¨ª saben de Google y de otros potentes m¨¦todos para buscar informaci¨®n, entonces debemos concluir que algo m¨¢s profundo que la ignorancia induce la ceguera que los lleva a tropezarse.
El inter¨¦s ha cegado al Vaticano, a la Casa Blanca y a Wall Street
No hay duda, por ejemplo, de que sabiendo lo que sabe hoy, Benedicto XVI no hubiese revocado la excomuni¨®n del obispo brit¨¢nico Richard Williamson, que est¨¢ convencido de que el Holocausto es una exageraci¨®n. Seg¨²n Williamson, no fueron seis millones los jud¨ªos asesinados por los nazis, sino que "no m¨¢s de 300.000 jud¨ªos murieron en el Holocausto". Adem¨¢s, y para que no haya confusi¨®n, el obispo ha aclarado que "ni uno solo de ellos [muri¨®] en las c¨¢maras de gas". Como era de esperarse, la decisi¨®n de Benedicto XVI de acoger de nuevo en su iglesia a semejante historiador produjo una fuerte reacci¨®n mundial. Angela Merkel, por ejemplo, le exigi¨® al Papa que "deje bien claro que no se puede negar" el Holocausto, y acus¨® al Vaticano de no haber "explicado satisfactoriamente" la decisi¨®n de revocar la excomuni¨®n del obispo Williamson. Inmediatamente, el Vaticano respondi¨® que el Holocausto era "un hecho hist¨®rico probado". Pero as¨ª como el Vaticano no tiene dudas sobre el Holocausto, tampoco ha debido tenerlas sobre el obispo Williamson, que no se caracteriza por esconder sus opiniones. El prelado repiti¨® sus ya conocidos puntos de vista en la televisi¨®n danesa en noviembre. Esta entrevista sali¨® al aire el 21 de enero -el d¨ªa que se supo la decisi¨®n que el Vaticano oficializar¨ªa tres d¨ªas despu¨¦s-. ?C¨®mo pudo ocurrir que en todo el proceso previo que condujo a esta controvertida decisi¨®n, la eficiente maquinaria del Vaticano no hubiese tenido la informaci¨®n sobre Williamson y sus ideas?
A la Casa Blanca le pas¨® lo mismo. Barack Obama y su equipo han proclamado que desean que su Gobierno sea el m¨¢s transparente de la historia y que no tolerar¨¢n conflictos de intereses. Quienes aspiran a un cargo en el Ejecutivo de Obama deben contestar a un exigente y detallado y cuestionario con m¨¢s de 63 indiscretas preguntas (la n¨²mero 54: "Suministre las direcciones de todos los sitios de Internet donde usted aparezca por razones profesionales o personales, incluyendo Facebook, MySpace y otros". La n¨²mero 63: "Suministre cualquier informaci¨®n sobre usted o su familia que pueda resultar embarazosa para usted o el presidente"). Obama, adem¨¢s, cuenta con un equipo muy respetado por su h¨¢bil uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. Sin embargo, ya llevan varios candidatos cuyos nombramientos para cargos al m¨¢s alto nivel de gobierno han debido ser revocados despu¨¦s de ser anunciados por el presidente, con gran verg¨¹enza para todos los involucrados. De nuevo: ?C¨®mo es posible que esos candidatos hayan logrado pasar el proceso de selecci¨®n, y que los investigadores de la Casa Blanca no hayan detectado los puntos oscuros antes de hacer p¨²blicos los nombramientos? ?Y c¨®mo es posible que los candidatos no hubiesen sabido que ten¨ªan en su pasado problemas fiscales o conflictos de inter¨¦s que tarde o temprano saldr¨ªan a la luz?
La misma ceguera afect¨® a quienes invirtieron con Madoff. Es verdad que no les hubiese bastado con buscar en Google para enterarse de que los estaban estafando. Pero s¨ª les hubiese sido ¨²til prestar m¨¢s atenci¨®n a las varias denuncias que sobre Madoff ya se hab¨ªan hecho. En teor¨ªa, el mercado financiero deber¨ªa ser de los m¨¢s transparentes. Se gastan millones en auditores, controles, evaluadoras de cr¨¦ditos, analistas de inversi¨®n y un largo etc¨¦tera. De nuevo, nada de esto sirvi¨®. ?Por qu¨¦?
Las repuestas a los puntos ciegos que explican la conducta del Vaticano, de la Casa Blanca y de quienes invirtieron con Madoff no tienen nada que ver con la informaci¨®n disponible. Estaba all¨ª para quienes hubiesen querido verla. Esta ceguera es producto de una poderosa motivaci¨®n humana: el inter¨¦s. El Vaticano ten¨ªa gran inter¨¦s en incluir en su seno al grupo de ultra-tradicionalistas al cual pertenec¨ªa Williamson. La Casa Blanca y los candidatos ten¨ªan gran inter¨¦s en concretar los nombramientos. Y quienes promov¨ªan a Madoff ganaban mucho dinero persuadiendo a ¨¢vidos inversores de que con ¨¦l estaban seguros. Lo ¨²nico m¨¢s cegador que el inter¨¦s es el amor.
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