Crisis financiera, crisis global
La crisis econ¨®mica est¨¢ adquiriendo una dimensi¨®n realmente preocupante pues afecta, como siempre, a los m¨¢s vulnerables. Su detonante fueron las hipotecas basura. El desarrollo de los acontecimientos ha demostrado que esta situaci¨®n tan grave se ha debido a la gran cantidad de derivados financieros t¨®xicos que no tienen un valor real que los sustente, entre ellos los de las hipotecas basura. La contaminaci¨®n se ha extendido a lo largo y ancho del mundo, en un mercado global cada vez menos regulado que sobrepasa las fronteras nacionales. La grave crisis del sistema financiero se ha trasladado a la econom¨ªa real, que se encuentra con dificultades para conseguir cr¨¦ditos. Como consecuencia, lo que parec¨ªa en un primer momento que eran dificultades de liquidez, se ha puesto de manifiesto que se trata de un problema de solvencia.
Hay que plantearse otros modos de crecer y consumir en un sistema econ¨®mico desigual y depredador
El sistema se benefici¨® durante a?os de pr¨¢cticas poco ortodoxas
Los economistas discutimos acerca de las causas que han provocado una crisis de esta envergadura y los factores que la han determinado, pero no llega a haber consenso. Al tiempo, recibimos reproches sobre la incapacidad manifestada por la ciencia econ¨®mica para predecirla. Sobre esto me gustar¨ªa hacer algunas matizaciones.
Es cierto que no se hab¨ªan realizado predicciones exactas sobre la posibilidad del estallido de la crisis, as¨ª como sobre la naturaleza de la misma y la duraci¨®n que pod¨ªa tener. No obstante, bastantes economistas hab¨ªan advertido de los peligros que se vislumbraban con motivo de la expansi¨®n del mercado inmobiliario y del sistema financiero y las burbujas especulativas que se creaban en ambos mercados, de por s¨ª bastante interrelacionados.
El estallido de esas burbujas era la cr¨®nica de una muerte anunciada, que los gobernantes no quer¨ªan ver o prefer¨ªan mirar hacia otro lado, pues siempre viene bien, cuando se gobierna, que la econom¨ªa marche con crecimiento, sin plantearse las caracter¨ªsticas de c¨®mo se produce ¨¦ste. Determinados economistas hab¨ªan encendido las se?ales de alarma, aunque tanto los dirigentes pol¨ªticos como de empresas se negaban a aceptarlo, debido a que consideraban que eran exageradas y se refugiaban, adem¨¢s, en el hecho de que la econom¨ªa ortodoxa no contemplaba ning¨²n peligro a la vista, sino meros ajustes o desaceleraciones que se ten¨ªan que dar pero que no revestir¨ªan excesiva importancia.
Frente al conformismo de la ciencia oficial exist¨ªan estudios serios que pon¨ªan en guardia sobre los problemas que estaba suscitando la globalizaci¨®n financiera y el creciente desmantelamiento de los controles de regulaci¨®n de los bancos y de otras instituciones bancarias y financieras. Con ello, adem¨¢s de las inestabilidades, incertidumbres y procesos especulativos que se generaban, se facilitaba el enriquecimiento excesivo de unos pocos, de forma r¨¢pida y f¨¢cil, al tiempo que se fomentaba la desigualdad internacional. Las operaciones de ingenier¨ªa financiera, los para¨ªsos fiscales, las emisiones de bonos de alto riesgo sin control, contribu¨ªan a alimentar el mundo de las finanzas y su auge y hegemon¨ªa.
Entre los analistas que denunciaban esta situaci¨®n y alertaban de los peligros se encuentran, entre otros, Ren¨¦ Passet: La ilusi¨®n neoliberal (Debate, 2001) y Elogio de la globalizaci¨®n. Por una mundializaci¨®n humana (Salvat, 2001); Fran?oise Chesnais: La mondialisation du capital (Syros, 1994); G¨¦rard Dum¨¦nil y Dominique L¨¦vy: Crisis y salida de la crisis. Orden y Desorden neoliberales (Fondo de Cultura Econ¨®mica, 2007); ?ngel Mart¨ªnez Gonz¨¢lez-Tablas: Econom¨ªa pol¨ªtica mundial II. Pugna e incertidumbre en la econom¨ªa mundial (Ariel, 2997), y John Eatwell y Lance Taylor, que escribieron hace a?os un libro con un t¨ªtulo muy esclarecedor: Finanzas globales en riesgo. Un an¨¢lisis a favor de la regulaci¨®n internacional (Siglo XXI, 2005). Tambi¨¦n los premios Nobel Stiglitz y Krugman. Por su parte, el poskeynesiano Hyman P. Mynsky (Las razones de Keynes, Fondo de Cultura Econ¨®mica, 1987) escribi¨® en 1976 sobre lo err¨¢tico que resultaba no tener en cuenta en el an¨¢lisis keynesiano la incertidumbre, el riesgo y la especulaci¨®n como caracter¨ªsticas b¨¢sicas del sistema financiero. A su vez, tanto Kindleberger, Man¨ªas, p¨¢nicos y cracs. Historia de las crisis financieras (Ariel, 1991), que estudi¨® la historia de las crisis financieras, como Galbraith en Breve historia de la euforia financiera (Ariel, 1991), nos ense?an lo que ha sucedido en tiempos pasados y no ha servido, por lo que parece, para aprender lo suficiente y establecer los controles necesarios para que el sistema financiero no se encuentre sometido a esos procesos especulativos que acaban en una crisis. Si se me permite, yo mismo durante los ¨²ltimos a?os vengo escribiendo en distintas revistas acerca del riesgo de este crecimiento descontrolado e irregular de la econom¨ªa de mercado.
Por tanto, no estamos ante hechos nuevos, sino ante acontecimientos que se han repetido a trav¨¦s de la historia del capitalismo. En este caso, adem¨¢s, agravados por una globalizaci¨®n que ha ido en direcci¨®n contraria a las recomendaciones que nos ense?a la historia y nos se?alan Mynsky y los autores mencionados.
?sta es una crisis financiera que tiene similitudes con otras anteriores, pero que tiene asimismo elementos diferenciadores, propios de la fase del capitalismo en la que nos encontramos.
Es importante se?alar que la crisis no es el resultado de equivocaciones de pol¨ªticas econ¨®micas, aunque ha podido haberlas, pero que por s¨ª solas no explican la gravedad de lo que est¨¢ aconteciendo, ni tampoco de malas pr¨¢cticas de los gestores y directivos de los fondos de inversi¨®n y de los bancos, que tambi¨¦n se han producido, as¨ª como de las estafas practicadas bajo la ley de la selva, que han encontrado un caldo propicio para desenvolverse, sino que la crisis es el claro resultado de un modelo de crecimiento inadecuado.
De manera que los datos, cuando anunciaban que todo iba bien en los ¨²ltimos a?os, en los que se estaban dando tasas de crecimiento muy elevadas, no reflejaban la realidad pues en ellos mismos estaban sembradas las semillas de la destrucci¨®n. Era un crecimiento que favorec¨ªa las desigualdades y aniquilador del medio ambiente.
Los a?os de expansi¨®n y de euforia se elogian en exceso por las personas que tienen en su mano la toma de decisiones, que tratan de inculcar su visi¨®n a toda la sociedad con el apoyo de los poderosos medios de comunicaci¨®n y de una buena legi¨®n de acad¨¦micos que les aplaud¨ªan. Pero al final han conducido a una cat¨¢strofe de consecuencias incalculables.
Lo que algunos han enunciado como crisis financiera es mucho m¨¢s que eso: es una crisis global, pues supone el agotamiento de un modelo de crecimiento que modifica el equilibrio ecol¨®gico, que tambi¨¦n afecta a los alimentos, la energ¨ªa y que ha sido incapaz de combatir la pobreza, el hambre y la exclusi¨®n social, aunque haya venido acompa?ado todo ello de progresos indudables. Pero aun as¨ª, las privaciones y los costes a pagar son demasiado elevados para sentirse satisfechos en una situaci¨®n en la que la prosperidad de una minor¨ªa de la poblaci¨®n mundial se asienta en el sufrimiento de tantos.
En definitiva, el sistema financiero ha engordado y se ha beneficiado durante a?os bas¨¢ndose en pr¨¢cticas poco ortodoxas en las que ha predominado el enriquecimiento r¨¢pido y f¨¢cil. A su vez, las instituciones financieras son un instrumento del propio sistema para conseguir superar las crisis de sobreproducci¨®n de las que hablaba Marx.
Esta crisis no se puede solucionar s¨®lo con medidas de pol¨ªtica econ¨®mica, sino que es necesario plantearse otros modos de crecer y consumir. No estamos solamente ante una crisis financiera sino ante algo mucho m¨¢s profundo: un sistema econ¨®mico mundial desigual y depredador de la naturaleza.
Ante esta situaci¨®n, es importante afrontar el futuro con un reequilibrio de fuerzas, pero esta cuesti¨®n merece ser desarrollada en otro posible art¨ªculo.
Carlos Berzosa es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada y rector de la Universidad Complutense de Madrid.
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