Europa: memoria y diplomacia
La vocaci¨®n europea por la construcci¨®n de la paz y por las normas internacionales de conducta ser¨¢ la base sobre la que Barack Obama buscar¨¢ reconstruir la alianza transatl¨¢ntica que su predecesor da?¨® tan seriamente. La prontitud con la que el nuevo presidente aborde el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª ser¨¢ de suma importancia para los europeos, porque para ellos Jerusal¨¦n siempre ha sido m¨¢s importante que Bagdad, algo que George W. Bush no quiso escuchar.
La incapacidad de Europa para ayudar a resolver el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª no surge de su postura hacia los temas centrales, que difiere muy poco de la de Estados Unidos. Su impotencia nace m¨¢s bien de su actitud hacia el Estado jud¨ªo. En esencia, como jud¨ªos y europeos, tenemos una combinaci¨®n de atracci¨®n y rechazo que est¨¢ incrustada en nuestra conciencia colectiva. Europa, como dijo Denis de Rougemont en 1946, es la patrie de la m¨¦moire, una memoria atormentada y que atormenta.
Existen condiciones para que EE UU y la UE se asocien en la b¨²squeda de la paz en Oriente Pr¨®ximo
El Viejo Continente sufre de dos complejos de culpabilidad que tienen mucho que ver con Israel: el colonial y el jud¨ªo. La tragedia palestina se ve directamente afectada por esta aflicci¨®n europea.
El Estado jud¨ªo fue el resultado de la m¨¢s grave crisis de conciencia europea. Para los europeos, la creaci¨®n de Israel compensaba los pecados cometidos contra el pueblo jud¨ªo. Sin embargo, el precio que supuestamente tuvieron que pagar los palestinos toc¨® otro punto neur¨¢lgico en la mente de los europeos. Como Europa sigue enredada en este acertijo sin soluci¨®n aparente, los israel¨ªes consideran que trata de compensar su falta de eficacia pol¨ªtica en la diplomacia de Oriente Pr¨®ximo con un insoportable discurso moralista y puritano.
Para los israel¨ªes, Europa se convirti¨® en la "dama vieja" del ensayista Mario Andrea Rigoni, "que despu¨¦s de haberse permitido toda clase de libertades, y muchos horrores, quisiera, al llegar a la edad del decoro y sentirse fatigada y d¨¦bil, que el mundo se adaptara a sus necesidades de moderaci¨®n, equidad y paz".
Europa tuvo que vivir guerras religiosas, dos guerras mundiales y m¨¢s de un genocidio para resolver sus conflictos end¨¦micos por las fronteras y el nacionalismo. Su pasado colonialista est¨¢ monstruosamente registrado en la historia de la humanidad. Ahora Europa est¨¢ haciendo sentir a los israel¨ªes no s¨®lo que es indiferente a sus apuros existenciales, sino que, en vez de luchar por la vida contra obst¨¢culos casi insuperables, Israel est¨¢ cometiendo cr¨ªmenes al estilo europeo. Muchos israel¨ªes se preguntan si algunos europeos tratan de usar a Israel para deshacerse de la culpa sobre la cuesti¨®n jud¨ªa, y con ello, del inaguantable reclamo de superioridad moral de los jud¨ªos al compararlos con ligereza con los perpetradores del Holocausto.
Israel, que es la respuesta territorial a los viejos temores jud¨ªos, tiende a tomar decisiones ¨²nicamente en base al peor escenario. Su nueva doctrina de "respuesta brutal" cuando es atacado desde tierras de las que se ha retirado -L¨ªbano y Gaza- puede ser censurable, e incluso puede condenar al pa¨ªs al oprobio internacional. Pero no es "genocidio". En efecto, los cr¨ªticos en Europa est¨¢n cayendo en una fr¨ªvola banalizaci¨®n cuando comparan el reciente conflicto en Gaza o la batalla de Jenin de 2002 -con sus 58 v¨ªctimas entre los combatientes palestinos (Israel perdi¨® 25 soldados)- con Auschwitz, una f¨¢brica de la muerte donde 30.000 jud¨ªos eran asesinados diariamente.
Israel no deber¨ªa, sin embargo, regocijarse por estar tan lejos de Europa porque el estilo europeo no es exagerado: el mundo no puede funcionar durante mucho tiempo al margen de un razonable sistema internacional de normas y leyes.
Adem¨¢s, Israel es consciente de los muchos intereses leg¨ªtimos que Europa tiene en la regi¨®n. La inestabilidad es una amenaza para esos intereses, y para Europa, que se est¨¢ convirtiendo en un continente cosmopolita con una enorme poblaci¨®n musulmana, el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª tambi¨¦n tiene una dimensi¨®n interna.
Tal vez Europa no intimida, pero s¨ª inspira, e Israel deber¨ªa interesarse en promover que Europa adopte una participaci¨®n juiciosa en la construcci¨®n de la paz, la estabilidad y la cooperaci¨®n en la regi¨®n. Tambi¨¦n puede dar muchas lecciones. La Uni¨®n Europea no prueba la decadencia del Estado-naci¨®n. En cambio, ense?a que el nacionalismo (si se respeta) puede convertirse en una fuerza responsable para una mayor cooperaci¨®n internacional. El nacionalismo degenera en un violento narcisismo s¨®lo cuando se le niegan sus derechos fundamentales. La UE ha demostrado la diferencia entre una soberan¨ªa voluntariamente limitada y una soberan¨ªa robada involuntariamente.
Para que Europa pueda desempe?ar el papel al que tiene derecho en la construcci¨®n de la paz en Oriente Pr¨®ximo, necesita restablecer su credibilidad ante Israel. La reacci¨®n justa y en¨¦rgica de los l¨ªderes europeos en la guerra de Gaza, y la visita de cinco de ellos a Jerusal¨¦n para ayudar a concretar el alto el fuego, puede, ahora que Obama ha puesto en marcha sus esfuerzos en la regi¨®n, dar comienzo a una asociaci¨®n euro-estadounidense para la paz en Oriente Pr¨®ximo.
? Project Syndicate, 2009.
Traducci¨®n de Kena Nequiz.
Shlomo Ben-Ami, ex ministro de Exteriores de Israel, es vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz.
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