El pluriempleado de Abram¨®vich
El Chelsea ficha a Hiddink, que compaginar¨¢ la selecci¨®n rusa con el banquillo londinense
Jordi Cruyff, hijo de Johan y actual jugador del Metalurg Donetsk ucraniano, lo deja claro: "En Rusia manda quien tiene dinero". Manda, entonces, Roman Abram¨®vich, que durante la pasada Eurocopa de Austria y Suiza dobl¨® las primas de los jugadores de la selecci¨®n -450.000 euros si lograban el t¨ªtulo-, y les pag¨® cada una de las comidas en los restaurantes de los hoteles. Abram¨®vich, adem¨¢s de aportar dinero a la selecci¨®n y, presuntamente, al CSKA de Mosc¨², tambi¨¦n es el presidente del Chelsea. Y, de paso, amigo y jefe de Guus Hiddink (Holanda, 1946), entrenador de Rusia -cobra dos millones de euros al a?o- que compatibilizar¨¢ el cargo hasta el final del curso con el banquillo de los Blues, una vez que el multimillonario empresario se hartara de la falta de resultados de Luiz Felipe Scolari, que ha dejado al equipo con 49 puntos, siete menos que el l¨ªder United. "Roman le ha dado mucho al f¨²tbol ruso y es una manera de devolv¨¦rselo", convino el Mago, como se le conoce popularmente.
La estrella de Hiddink comenz¨® a brillar en 1988, cuando conquist¨® la Copa de Europa con el PSV superando dos eliminatorias y la final con cinco empates. Se impuso por el valor doble de los goles en campo ajeno (Girondins y Madrid) y los penaltis (Benfica) en la final. Peor le fue en el Fenerbah?e y el Valencia, donde no consigui¨® logro alguno. Pero se mostr¨® como una persona de nobles convicciones; en Mestalla (1992) exigi¨® retirar una bandera nazi que ondeaba en las gradas antes de disputar un partido. En la Liga, en cualquier caso, se le conoce de sobra. Con el Madrid (1998) logr¨® la Intercontinental -se le critic¨® por usar un 5-3-2 y por su apuesta fallida de Jarni-, pas¨® de puntillas por el Betis (tres meses en 2000), y rechaz¨® una oferta del Bar?a en 2003 por parecerle insuficiente el sueldo.
Sus mayores ¨¦xitos siempre han sido con las selecciones. Clasific¨® a Holanda para semifinales en el Mundial de Francia (1998); se convirti¨® en un ¨ªdolo asi¨¢tico al llegar a la misma ronda con Corea del Sur (2002) -el equipo no hab¨ªa ganado un solo partido en una cita mundial- y clasific¨® a Australia (2006) tras 32 a?os de sequ¨ªa. Pase lo que pase, Hiddink nunca crea indiferencia; con el PSV (su segunda etapa, 2002) recibi¨® cartas amenazadoras con balas dentro, y fue condenado a seis meses de prisi¨®n condicional y 45.000 euros por fraude fiscal.
Hiddink, empedernido bebedor de caf¨¦, amante de las Harley Davidson, de las acampadas y del golf, ya est¨¢ en Londres. Hace 11 a?os, sin embargo, que no gana un t¨ªtulo, por mucho que le avalen los ¨¦xitos. Justo lo que le exige su amigo y jefe Abram¨®vich.
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