Movilizaci¨®n de 13 millones de voluntarios
Ante las dificultades que est¨¢ encontrando para superar las viejas divisiones partidistas en el Congreso, Barack Obama ha decidido mantener en la rec¨¢mara un recurso que ya le dio la victoria en las elecciones primarias y presidenciales. El presidente de Estados Unidos ha encargado a un viejo colaborador suyo, su ex jefe de campa?a David Plouffe, que utilice lo que en Washington se denomina la lista para que, en ¨²ltima instancia, sea la voluntad popular la que le ayude a hacer realidad sus promesas de cambio.
Esta lista es una agenda detallada -con nombres, tel¨¦fonos y direcciones de correo electr¨®nico- de los m¨¢s de 13 millones de voluntarios que trabajaron para la campa?a de Obama. Ante la feroz oposici¨®n que el plan de est¨ªmulo econ¨®mico ha encontrado en el sector m¨¢s conservador del Congreso, Plouffe acept¨® acudir al rescate de su jefe.
"Pod¨¦is ayudar, asegur¨¢ndoos de que la gente dispone de toda la informaci¨®n necesaria para apoyar este esfuerzo", dijo Plouffe en un correo enviado a esos 13 millones de simpatizantes. Obama ayud¨®, traslad¨¢ndose a Indiana, Florida e Illinois a tomar parte en m¨ªtines y debates con votantes, retomando un tono electoral perdido desde el pasado noviembre. En otro correo distribuido a esa lista el pasado 2 de febrero, el presidente en persona dijo que "es hora de acabar con las pol¨ªticas partidistas que impiden progresar en asuntos cruciales", como el de la recuperaci¨®n econ¨®mica.
El objetivo -ha sido un ¨¦xito- era forzar al Congreso a trav¨¦s de la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica. ?ste ha sido el primer uso de Obama como presidente de su gran red de apoyo popular, que ahora se coordinar¨¢ desde una nueva divisi¨®n del Partido Dem¨®crata denominada Organizing for America (Organizaci¨®n para Estados Unidos), un nombre que recuerda a los principios de Obama como organizador comunitario en Chicago. "Esta gran red de apoyos, altamente organizados, totalmente entregados a la causa, ayud¨® a Obama a vencer primero a Hillary Clinton y luego a John McCain", explica Julian Zelizer, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Princeton. "Es l¨®gico que ahora la utilice para marcar una agenda y para construir apoyos para sus iniciativas cuando se encuentre en apuros". Aun as¨ª, esta iniciativa puede ser, tambi¨¦n, un arma de doble filo.
Seg¨²n los expertos en participaci¨®n pol¨ªtica, Obama debe evitar que estos voluntarios se sientan como un mero instrumento partidista. "Esta estrategia puede tener un tal¨®n de Aquiles", explica Erick Erickson, editor del blog conservador RedState.com. "Esa gente que ha llevado a Obama a la presidencia puede hartarse de ¨¦l si se les pide demasiado. A Obama no le conviene utilizar demasiado estos apoyos, no deber¨ªa agotarlos. No estamos tan lejos de 2012, un a?o en que deber¨¢ volver a ganar unas elecciones".
Al fin y al cabo, otro dem¨®crata, Jimmy Carter, ya lleg¨® a la presidencia arrasando en el este y el sur del pa¨ªs, con s¨®lidas mayor¨ªas en el Congreso y una promesa de cambio y renovaci¨®n. Su apoyo popular, sin embargo, se hundi¨® en cuatro a?os. Carter no pudo satisfacer unas expectativas alt¨ªsimas y perdi¨® contra Ronald Reagan en 1980. Obama, por su parte, cuenta con la ventaja de que puede aprender de las lecciones de la historia.
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