Espa?a en 4.000 kil¨®metros de fotograf¨ªas

A Juan Mill¨¢s (Madrid, 1975) y a Eduardo Nave (Madrid, 1976) les cuesta ubicar sus fotos cuando se les pregunta d¨®nde se hicieron. Se lo piensan, dudan. Se consultan entre s¨ª pero est¨¢n satisfechos. Esta desubicaci¨®n era precisamente lo que buscaban cuando emprendieron su proyecto Pen¨ªnsula. As¨ª se titula la propuesta de estos dos fot¨®grafos que estos d¨ªas se expone en el stand de la galer¨ªa Estiarte en Arco. Es el resultado de un "paseo" sin rumbo que hasta ahora acumula 4.000 kil¨®metros. El trabajo de dos cazadores de im¨¢genes originales, distintos. Una mezcla de arte y naturalezas muertas, de testimonios deshumanizados y paisajes est¨¢ticos. Recuerdos enviados desde una ruta por donde transita el fotoperiodismo y la creaci¨®n.

"Ya no sabemos qu¨¦ foto ha hecho cada uno", dicen los autores

Empez¨® hace un a?o en Valencia, donde vive Nave, y pretenden acabarlo en Portugal. "Lo que nos interesa del paseo es la falta de destino concreto y quisimos hacer un relato fotogr¨¢fico partiendo de la ausencia de intenci¨®n", explica Mill¨¢s. Los dos vienen del fotoperiodismo y cierto "cansancio" les empuj¨® a perseguir exactamente lo opuesto a las im¨¢genes informativas: un reportaje sin tema.

Despu¨¦s de 4.000 kil¨®metros a la deriva, recorridos en varias etapas, no s¨®lo se confunden los lugares, sino tambi¨¦n la autor¨ªa de las fotos. "Ya no sabemos cual es de cada uno, pero en este proyecto el fot¨®grafo tampoco importa", explica Nave.

Bajo cada una de las fotograf¨ªas se puede ver una serie de n¨²meros a modo de t¨ªtulo. As¨ª fue como se las ingeniaron para nombrarlas "sin decir nada sobre ellas": escribiendo sus coordenadas. El GPS que les acompa?a tambi¨¦n les ayuda cuando el viaje llega a un punto muerto o no se ponen de acuerdo sobre qu¨¦ direcci¨®n tomar. "Hacemos que el aparato trace una ruta con direcci¨®n a Portugal y la seguimos". El aparato sirve de "¨¢rbitro sin voluntad" que propicia que la siguiente parada nunca est¨¦ planificada. "La primera vez que utilizamos el GPS de esa manera llegamos a Riopar, en Albacete, uno de los paisajes m¨¢s bonitos que hemos fotografiado", recuerda Mill¨¢s.

La mayor¨ªa de las im¨¢genes son paisajes solitarios, bares de carretera, edificios en ruinas, paredes llenas de pintadas. La presencia humana es muy escasa. Una vez, cerca de Almagro, estuvieron durante tres d¨ªas alojados en el hostal de un hombre que hab¨ªa montado un museo con toda clase de objetos acumuladas durante a?os. "Ten¨ªa una vocaci¨®n frustrada de arque¨®logo. Hab¨ªa recogido desde f¨®siles y piezas de cer¨¢mica hasta zapatos", explican. Ante una de las im¨¢genes, tomada desde la entrada a una carpa de circo, en la que se puede ver a una trapecista que hace sus ejercicios de espaldas al objetivo, los fot¨®grafos hablan de otra de las caracter¨ªsticas de Pen¨ªnsula: la mirada desde al umbral que no trata de comprender lo que ocurre. Renuncian as¨ª al destino y al sentido. Una manera perfecta de redondear este trabajo en las ant¨ªpodas del reportaje.