La chispa de Dios ?Qu¨¦ pas¨® al principio de todo?
La part¨ªcula de Dios es el t¨ªtulo de un libro sobre cosmolog¨ªa que public¨® el premio Nobel Leon Lederman en 1994. Se refiere al bos¨®n de Higgs, en honor del f¨ªsico escoc¨¦s Peter Higgs, quien lo dedujo te¨®ricamente en los a?os sesenta como el responsable de proporcionar la masa al resto de part¨ªculas. Surgi¨® casi simult¨¢neamente con el Big Bang, y es la part¨ªcula m¨¢s pesada de todas las conocidas. Para los f¨ªsicos, demostrar su existencia ser¨ªa casi como encontrar el Santo Grial: sin ella, todo carecer¨ªa de masa; no existir¨ªa la gravedad, galaxias, estrellas o planetas, ni la vida. Usted no podr¨ªa estar leyendo este art¨ªculo. Claro que Higgs podr¨ªa haberse equivocado. Su bos¨®n ha demostrado ser la bestia m¨¢s escurridiza de la f¨ªsica. Durante d¨¦cadas, los f¨ªsicos han buscado su rastro en las colisiones que se producen en las tripas de los aceleradores de part¨ªculas. Ahora, con la puesta en marcha del Gran Colisionador de Hadrones del Laboratorio Europeo de Part¨ªculas (CERN), el m¨¢s poderoso del mundo, contienen la respiraci¨®n. Si el bos¨®n aparece, el paso dado por la f¨ªsica ser¨ªa casi tan trascendental como el calificativo de "divino". "Espero que al final lo encuentren, ya que Peter tuvo esta idea maravillosa hace cuarenta a?os, y si sucede mientras vive, estoy seguro de que compartir¨¢ el Premio Nobel", explica el reverendo sir John Polkinghorne a El Pa¨ªs Semanal desde su casa en Cambridge, al otro lado del tel¨¦fono.
?Reverendo? S¨ª, y tambi¨¦n caballero por la reina de Inglaterra. Es autor de m¨¢s de 35 obras -la ¨²ltima es Questions of truth- que abordan la relaci¨®n entre ciencia y religi¨®n, dos invenciones humanas tan irreconciliables como el agua y el aceite. De esa pasta est¨¢ hecho Polkinghorne, que tambi¨¦n es un f¨ªsico de primera. Como profesor de f¨ªsica matem¨¢tica de la Universidad de Cambridge, este afable brit¨¢nico de 78 a?os ha ense?ado a premios Nobel como Brian Josephson o astrof¨ªsicos como Martin Rees, y ha trabajado con el Nobel Murray Gellman, aportando sus investigaciones fundamentales para descubrir el quark, el componente b¨¢sico de la materia. Y, por supuesto, ha trabajado con Peter Higgs, un ateo convencido.
Cuando Lederman sac¨® su libro con este t¨ªtulo, La part¨ªcula de Dios, al escoc¨¦s no debi¨® de sentarle muy bien. Por usar un t¨¦rmino educado. "Creo que fue una tonter¨ªa, aunque suele ocurrir que cuando los cient¨ªficos escriben para el gran p¨²blico y extraen la palabra Dios fuera del texto para colocarla en el t¨ªtulo, eso les ayuda a vender m¨¢s ejemplares", reconoce este reverendo anglicano.
Lederman quer¨ªa titular su libro Aquella maldita part¨ªcula de Dios. "La llam¨® de esa manera porque nadie pod¨ªa encontrar la maldita cosa", dice el f¨ªsico brit¨¢nico Paul Davies, haci¨¦ndose eco de un rumor que corre entre sus colegas. En ingl¨¦s, la palabra "maldita de Dios" (goddammed) tiene connotaciones religiosas. "El editor no estaba de acuerdo con un t¨ªtulo blasfemo porque pod¨ªa ofender la sensibilidad religiosa americana. As¨ª que la cambi¨® por Part¨ªcula de Dios (God particle)". Se cumpli¨® adem¨¢s una regla no escrita, formulada por el astr¨®nomo ya fallecido Fred Hoyle, por la que las palabras ingeniosas en cosmolog¨ªa se anclan en el imaginario colectivo como ganchos (a Hoyle se le recuerda por haber acu?ado el t¨¦rmino Big Bang en un comentario casi despectivo durante un programa de radio de la BBC en 1949, al tratar de explicar al p¨²blico la teor¨ªa de la creaci¨®n s¨²bita del universo, en la que jam¨¢s crey¨®).
?Es una cuesti¨®n meramente sem¨¢ntica, o esta "part¨ªcula de Dios" refleja algo m¨¢s que un truco comercial? Los cr¨ªticos aducen que se usa la ciencia para vender religi¨®n. Otros no han dudado en aprovecharse de la religi¨®n para vender ciencia. Cuando, en 1992, el f¨ªsico George Smoot present¨® al mundo el mapa de la radiaci¨®n de microondas del universo cuando ten¨ªa 300.000 a?os de edad -el equivalente a presentar una fotograf¨ªa de un embri¨®n humano de diez horas-, sus palabras, recogidas en una conferencia de prensa, fueron: "Si eres religioso, es como si estuvieras viendo a Dios". El mapa de COBE (explorador de fondo c¨®smico) estaba construido como un conjunto de gr¨¢nulos coloreados de materia, y surgieron en la prensa t¨ªtulos como La huella dactilar de Dios. El propio Smoot, que comparti¨® por ello el Nobel de F¨ªsica en 2006, destaca en su biograf¨ªa las reacciones de sus colegas al hallazgo. "Han encontrado el Santo Grial de la f¨ªsica", dijo Michael Turner, astrof¨ªsico de la Universidad de Chicago. "Es como el g¨¦nesis", exclam¨® por su parte Stephen Maran, el editor de la prestigiosa enciclopedia Astronomy and Astrophysics.
Timothy Ferris, profesor em¨¦rito de periodismo cient¨ªfico de la Universidad de Berkeley y uno de los m¨¢s reputados escritores cient¨ªficos estadounidenses, se muestra reacio al debate: "No paso por discutir sobre estos temas en t¨¦rminos religiosos", responde por correo electr¨®nico. "Estas discusiones s¨®lo alimentan la ilusi¨®n generalizada de que las creencias religiosas te permiten entender mejor asuntos cient¨ªficos, cuando no es el caso. Tambi¨¦n sugieren que la religi¨®n act¨²a como gu¨ªa para la investigaci¨®n que llevan los cient¨ªficos, lo que depende de cada cual". Ferris cree que esta interferencia refuerza la idea de que "el origen del universo o de las leyes naturales no puede ser entendido sin el recurso de recurrir a un Dios. Y no es el caso. Todo lo contrario, si se invoca a Dios se est¨¢n violando los principios cient¨ªficos". Y concluye: "Si la religi¨®n tiene algo ¨²til que ofrecer a la ciencia, desconozco lo que es".
Howard Haber, profesor del Instituto de F¨ªsica de Part¨ªculas de la Universidad de California en Santa Cruz, lleva treinta a?os investigando la f¨ªsica del bos¨®n de Higgs. "Creo que Leon Lederman, un f¨ªsico muy reputado, introdujo el t¨¦rmino 'part¨ªcula de Dios' presumiblemente para atraer la atenci¨®n del p¨²blico, pero nos hizo claramente un flaco favor", asegura. "Ning¨²n cient¨ªfico serio usar¨ªa ese nombre en un art¨ªculo cient¨ªfico o en una conferencia. La ciencia y la religi¨®n son dos empresas humanas que est¨¢n en esferas diferentes, y est¨¢n fundadas bajo principios claramente distintos. Otros pueden no estar de acuerdo, pero yo creo que cualquier intento para mezclarlas termina en algo que no tiene sentido o que produce confusi¨®n".
A pesar de las cr¨ªticas, la palabra Dios no es tab¨²: los m¨¢s grandes la han usado abiertamente. Stephen Hawking, que ocupa la Silla Lucasiana como profesor de Matem¨¢ticas de la Universidad de Cambridge, manifest¨® en una visita reciente a Espa?a: "La ciencia no deja mucho espacio para los milagros o para Dios". En el pasado, cuando escribi¨® su famosa obra Breve historia del tiempo, admiti¨® que ten¨ªa el convencimiento de que "alg¨²n d¨ªa conocer¨ªa el rostro de Dios", y que estaba convencido de que la teor¨ªa de la totalidad (capaz de aunar todas las fuerzas conocidas que operan en el universo en una sola) se encontrar¨ªa al finalizar el milenio. Ahora, Hawking es un poco m¨¢s pesimista. Con bastante iron¨ªa, ha apostado poco m¨¢s de cincuenta euros a que el LHC fracasar¨¢ a la hora de encontrar el bos¨®n de Higgs, dejando adem¨¢s un comentario no menos suculento. "Creo que ser¨¢ mucho m¨¢s excitante si no lo encontramos. Significar¨¢ que nos hemos equivocado en algo, y que tendremos que empezar de nuevo", indic¨® a la BBC.
Los cient¨ªficos construyen los aceleradores como el LHC para estrellar part¨ªculas entre s¨ª (en este caso, protones contra protones). La b¨²squeda del bos¨®n de Higgs consistir¨¢ en examinar millones de datos y detectar si hay una fluctuaci¨®n estad¨ªstica que se salga de la media. Los f¨ªsicos llorar¨¢n de alegr¨ªa. "Yo creo que van a tener ¨¦xito, pero probablemente les va a llevar unos tres a?os para estar seguros", nos dice Paul Davies. La tarea es monstruosa: encontrarlo ser¨¢ como dar con un alfiler de un gramo en un pajar de 100 millones de toneladas m¨¦tricas.
Davies dirige el centro Beyond de la Universidad Estatal de Arizona y tambi¨¦n es un conocido divulgador de la ciencia. No ha dudado en abordar con valent¨ªa el t¨¦rmino Dios en sus libros (su ¨²ltimo t¨ªtulo es The Goldilocks enigma, no publicado a¨²n en espa?ol), mezclando f¨ªsica, teolog¨ªa y filosof¨ªa. Todo lo contrario que Steven Weinberg. El Nobel coment¨® recientemente a la revista Newsweek que la ciencia est¨¢ arrinconando cada vez m¨¢s a la religi¨®n y que por ello la necesidad de una explicaci¨®n religiosa a la creaci¨®n del universo se hace cada vez menos necesaria. Weinberg es un declarado ateo. Admite que tanto la ciencia como la religi¨®n son inventos humanos, pero que las sectas religiosas en Occidente est¨¢n aprendiendo a dejar de explicar la naturaleza en t¨¦rminos religiosos, dejando la tarea a la ciencia. "Cuanto m¨¢s sabemos del universo, menos signos vemos de un dise?ador inteligente. Isaac Newton pens¨® que una explicaci¨®n de c¨®mo brillaba el Sol podr¨ªa hacerse en t¨¦rminos de la acci¨®n de Dios. Pero ahora sabemos que el Sol brilla gracias al calor producido por la conversi¨®n de hidr¨®geno en helio. La gente que espera encontrar evidencias de la acci¨®n divina en la naturaleza, en el origen o en las leyes que gobiernan la materia se va a llevar una decepci¨®n".
Si el bos¨®n de Higgs existe, nos dice Polkinghorne, podr¨ªa haber surgido en una ¨¦poca tempran¨ªsima del universo, en un lapso tan corto que resulta inconcebible para la mente humana. "Probablemente hablamos de 10 elevado a menos 43 segundos despu¨¦s del Big Bang, de una manera tan incre¨ªblemente r¨¢pida que no se puede comprender". La cifra hay que escribirla entera en una l¨ªnea entera, y el universo tendr¨ªa por entonces 0,000.000.000.000.000. 000.000.000.000.000.000.000.000.001 segundos de edad.
Es la llamada era de Planck, el tiempo m¨¢s breve concebible por la ciencia. "Y ya tienes que tener toda una clase de leyes de la naturaleza por debajo, para que exista la posibilidad de que la part¨ªcula aparezca en ese tiempo", recalca Polkinghorne.
Lawrence Krauss, f¨ªsico y cosm¨®logo de la Universidad Estatal de Arizona, discrepa sobre la cronolog¨ªa. El bos¨®n de Higgs lleva un "campo asociado", que pudo surgir m¨¢s tarde. Las distintas part¨ªculas, de acuerdo con la teor¨ªa, nacieron sin masa, y la adquirieron al pasar a trav¨¦s de este "campo de Higgs". "Es como si tratases de empujar un coche por una carretera y de repente topas con el fango; se hace m¨¢s dif¨ªcil empujarlo. El campo de Higgs es como una especie de campo c¨®smico de barro. Creemos que este campo surgi¨® por accidente cuando el universo ten¨ªa una millon¨¦sima de millon¨¦sima de segundo". En n¨²meros, 10 elevado a menos doce segundos. El campo de Higgs aparece un poco m¨¢s tarde, pero aun as¨ª extraordinariamente pronto. "No podemos recrear el universo cuando ten¨ªa 10 elevado a menos 43 segundos, pero s¨ª cuando ten¨ªa una millon¨¦sima de millon¨¦sima de segundo". Es comprensible la excitaci¨®n que rodea al LHC, que presumiblemente entrar¨¢ en funcionamiento este verano.
Esas leyes naturales definen un universo que exhibe una sinton¨ªa extraordinaria. Las constantes de la naturaleza son muy precisas y exactas. La luz tiene una velocidad m¨¢?xima (300.000 kil¨®metros por segundo). El electr¨®n, una masa y una carga establecida. Las leyes operan bajo esas constantes, y lo hacen por igual en el comedor o en su cocina que en la regi¨®n m¨¢s ecuatorial de la galaxia de Andr¨®meda. La gravedad es una atracci¨®n entre los cuerpos inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa, y no al cubo de la distancia, por ejemplo. ?Es el universo en que vivimos producto del mero accidente?
Esta cuesti¨®n tortur¨® al f¨ªsico m¨¢s grande de la historia, Albert Einstein, que lleg¨® a afirmar que Dios "no juega a los dados con el universo". Einstein no cre¨ªa en un Dios cristiano tradicional, ni tampoco acept¨® que nuestro universo era el simple resultado de un accidente. Sin embargo, coment¨® que el aspecto "m¨¢s incomprensible del universo es que es comprensible". Para Lawrence Krauss fue casi una declaraci¨®n de fervor religioso. Lo cierto es que aquellos que le presentaron como un ateo convencido se equivocaron. "Lo que me diferencia de los llamados ateos es un sentimiento de absoluta humildad ante los inalcanzables secretos de la armon¨ªa del cosmos", dijo el gran sabio, seg¨²n recoge la ¨²ltima biograf¨ªa del escritor norteamericano Walter Isaacson. Los ateos fan¨¢ticos, explic¨® Einstein en una de sus cartas, "son como esclavos que todav¨ªa sienten el peso de sus cadenas cuando se han despojado de ellas tras una dura lucha. Son criaturas que, en su resentimiento contra la religi¨®n tradicional como opio de las masas, son incapaces de o¨ªr la m¨²sica de las esferas".
Adem¨¢s de un prestigioso cosm¨®logo, Krauss es uno de los mejores escritores de best-seller sobre el universo (su ¨²ltimo libro es Quintaessence, the mistery of the missing mass), y deplora usar el t¨¦rmino Dios en sus obras. "Todo lo que sabemos del universo est¨¢ constre?ido en una regi¨®n que ocupa el espacio de un solo ¨¢tomo. ?Es incre¨ªble!". El hecho de que las matem¨¢ticas sean el lenguaje de la naturaleza es uno de los hechos m¨¢s sobresalientes e inexplicables". Y Krauss se hace la siguiente pregunta: ?por qu¨¦ somos capaces de describir el universo desde que ten¨ªa billon¨¦simas de segundo y predecir su futuro usando las matem¨¢ticas? "No hay raz¨®n por la que el universo tenga que ser tan comprensible".
"Creo que las leyes de la f¨ªsica no son el resultado de un mero accidente, sino que son bastante especiales en su forma", responde por su parte Paul Davies, el director de Beyond. "El hecho de que la mente humana pueda entender la realidad profunda de la naturaleza y hacer que el mundo tenga sentido" es algo que tambi¨¦n le inquieta. "?Por qu¨¦ podemos hacer eso? Nuestras mentes han sido moldeadas por la evoluci¨®n para ayudarnos en nuestra supervivencia. ?Qu¨¦ tiene que ver eso con la f¨ªsica cu¨¢ntica o los agujeros negros?".
Reacciones del tipo "es como mirar a Dios" o "estar delante del g¨¦nesis" no implican necesariamente una confesi¨®n religiosa cuando uno est¨¢ envuelto en asuntos de este calado. ?Por qu¨¦ se reacciona as¨ª? "La investigaci¨®n cient¨ªfica es un trabajo duro", razona Polkinghorne. "Y la recompensa es a menudo en forma de maravilla, acerca del orden establecido en el mundo. Es algo que resulta profundamente satisfactorio desde el punto de vista intelectual". Pero la ciencia, de acuerdo con este f¨ªsico y sacerdote, explica el proceso, "c¨®mo ha ocurrido", pero no explica el "porqu¨¦".
De acuerdo con Polkinghorne, la ciencia no puede ir m¨¢s all¨¢. La belleza racional del universo es algo tan chocante que incita a buscar una explicaci¨®n.
?Experimentan los cosm¨®logos un sentimiento trascendente cuando investigan las etapas tempranas del universo? "Absolutamente", coincide Lawrence Krauss. "Estamos empezando a hacernos preguntas que jam¨¢s cre¨ªamos que pudi¨¦ramos responder. Es alucinante. Y muy inspirador. Muchos de mis estudiantes me abordan y me comentan: la creaci¨®n seg¨²n la Biblia es bastante aburrida". La historia real de c¨®mo surgi¨® el universo es una fuente de inspiraci¨®n espiritual, "m¨¢s fascinante de lo que nos imaginamos jam¨¢s".
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