Dificultades para salir de la crisis
Una de las preguntas m¨¢s corrientes de estos d¨ªas no es tanto cu¨¢ndo podremos salir de la crisis por la consabida dificultad de hacer este pron¨®stico, por su complejidad y por ser diferente de todas las sufridas hasta ahora, sino c¨®mo podremos hacerlo en las mejores condiciones. Est¨¢ claro que no es posible seguir con el modelo de crecimiento seguido durante la anterior fase expansiva, basado fundamentalmente en el boom de la construcci¨®n, en los excesos de gasto p¨²blicos y privados cometidos en torno a este fen¨®meno y en los beneficios exagerados y a veces ilegales generados por el mismo.
En primer lugar, desde el punto de vista de la demanda agregada, el consumo de los hogares, que como es sabido supone el 56% de la demanda total, se recuperar¨¢ cuando mejoren las circunstancias generales de las rentas de las familias y especialmente el empleo. Las ayudas ofrecidas hasta ahora alivian la situaci¨®n de algunas familias, pero no llegan a todas, especialmente las que est¨¢n fuera del sistema y no tienen derecho al subsidio. Por lo tanto, aunque es cierto que la moderaci¨®n de precios mejora la renta disponible de las familias, la recuperaci¨®n de la confianza y del consumo ser¨¢ m¨¢s una consecuencia que no el motor de la recuperaci¨®n. El consumo p¨²blico -Estado, comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos, equivalente al 18,3% del PIB- seguir¨¢ aportando crecimiento aunque con tasas m¨¢s moderadas que en el pasado.
Deber¨ªa estudiarse a fondo c¨®mo se puede incentivar la inversi¨®n privada para aumentar la competitividad
En la demanda de inversi¨®n (31,2% del PIB), el sector inmobiliario tardar¨¢ en recuperarse ya que aunque con tipos de inter¨¦s y precios m¨¢s bajos la compra de viviendas inicie su recuperaci¨®n, deber¨¢ absorberse todo el exceso de oferta que hay actualmente sin vender. La inversi¨®n en infraestructuras contin¨²a fuerte en transporte ferroviario. Pero existen parcelas de la inversi¨®n p¨²blica, como la distribuci¨®n de agua, en la que queda mucho por hacer. En cuanto a las peque?as inversiones de los ayuntamientos, con el nuevo plan de ayudas, se dedican a su propia infraestructura (fuentes, polideportivos, etc¨¦tera) y pecan de poca o nula productividad para el futuro. En la demanda de inversi¨®n privada en bienes de equipo tendr¨¢ que recuperarse la confianza de los inversores: maquinaria, aparatos inform¨¢ticos... Aqu¨ª s¨ª podr¨ªan instrumentarse medidas que facilitasen y animasen la inversi¨®n privada, ya que ayudar¨ªa al incremento de la productividad y la competitividad de los productos espa?oles en el mercado global en el que estamos inmersos.
Pero es desde el lado de la oferta donde la estructura productiva de Espa?a tiene que sufrir una mayor transformaci¨®n como consecuencia de esta crisis. Los servicios soportan el peso m¨¢s importante (60,4% del PIB). En ellos se incluyen los servicios p¨²blicos no de mercado -ense?anza y sanidad (13%)-, con un car¨¢cter muy estable y de crecimiento continuo como consecuencia del aumento de la poblaci¨®n. Adem¨¢s, incluye otros servicios de las administraciones p¨²blicas tambi¨¦n con tendencia creciente. En los servicios de mercado (47,3% del PIB), es decir, aquellos que est¨¢n a la venta, se incluyen el comercio, el transporte, la hosteler¨ªa y los servicios a las empresas. Hay parte de ellos que agrupados conocemos como sector tur¨ªstico, que tiene la ventaja de aportar un saldo positivo a nuestra debilitada posici¨®n de la balanza de pagos con el exterior. En el sector tur¨ªstico somos competitivos porque tenemos sol y playas y porque disponemos de una oferta hotelera de gran capacidad que todav¨ªa no han alcanzado muchos de nuestros competidores. Adem¨¢s, estamos mejorando en ofertas tur¨ªsticas de mayor calidad y diversidad.
Sin duda, todos los sectores relacionados con el turismo deber¨ªan cuidarse y modernizarse porque es una de las pocas parcelas competitivas de gran dimensi¨®n de la estructura productiva espa?ola. Medir cu¨¢nto significa el turismo en su conjunto en t¨¦rminos del PIB no es f¨¢cil. Los intentos estimativos de la cuenta sat¨¦lite del turismo elaborada por el INE lo valoran en un 10,7 % del PIB, pero es imposible medir la parte de econom¨ªa sumergida que lo rodea y que sin embargo aporta empleos y renta a este sector.
Pero ?qu¨¦ ocurre con la industria? A trav¨¦s de las d¨¦cadas ha ido perdiendo peso (del 16,6% del PIB en 1995 al 13,4% actual) y en los ¨²ltimos a?os -aparte de la energ¨ªa, la industria transformadora de alimentos y la industria qu¨ªmica- pr¨¢cticamente ha funcionado con las industrias auxiliares de la construcci¨®n y del autom¨®vil: acero, cemento, cer¨¢mica, productos sanitarios, peque?a maquinaria el¨¦ctrica y mec¨¢nica, electrodom¨¦sticos, muebles, etc¨¦tera. S¨®lo ha crecido exageradamente la construcci¨®n, que como sabemos es un sector a reconvertir a una dimensi¨®n adecuada a las necesidades reales de la demanda. Por lo tanto, todas las industrias auxiliares de la construcci¨®n deber¨¢n ajustarse a esa nueva dimensi¨®n y las que sobrevivan s¨®lo podr¨¢n aspirar a un crecimiento moderado. Otra cosa son las auxiliares del autom¨®vil, que depender¨¢n m¨¢s de la demanda global europea, de las decisiones de las casas matriz y de las facilidades de financiaci¨®n y posibles ayudas para la compra de autom¨®viles.
En cuanto a la agricultura, ya se ha ajustado durante estos a?os con las ayudas comunitarias. Coexiste una agricultura productiva de car¨¢cter temprano, con ventajas competitivas respecto al resto de pa¨ªses de la UE, pero a la que cada vez le salen m¨¢s competidores (ahora en invierno podemos comprar fresas, cerezas y melocotones provenientes de Chile). La agricultura que tenemos hay que cuidarla, pero, por su dimensi¨®n (2,6% del PIB), indudablemente no puede ser un soporte de la econom¨ªa espa?ola futura.
Por lo tanto, es cierto que la crisis actual obliga a ajustarse desde todos los puntos de vista. Pero hay que buscar las oportunidades y mejorar, ya que lo ¨²nico que puede compensar el ajuste de la demanda interna son las exportaciones, ya sean de bienes o de servicios. Por eso desde el sector p¨²blico deber¨ªa estudiarse a fondo en d¨®nde inciden los mayores costes que impiden tener una mayor competitividad (costes administrativos, financieros, de seguridad social y fiscales) y c¨®mo se puede incentivar la inversi¨®n privada para aumentar la competitividad sin que sea necesariamente con la actual reducci¨®n de empleos.
Carmen Alcaide es analista y ex presidenta del INE
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