Los 'setimalistas' invaden la r¨ªa
"?Ves ah¨ª ese barco blanco? Es un setimalista muy conocido. Sale todos los d¨ªas y trae hasta cien kilos de pescado". Moncho Costas Iglesias, patr¨®n mayor de la cofrad¨ªa de pescadores La Anunciada, se?ala una embarcaci¨®n tripulada por un apacible anciano, a pocos metros del dique de abrigo de la d¨¢rsena deportiva de Baiona. El hombre burla los controles porque atraca en uno de los muelles destinados a los barcos de recreo. Mientras las inspecciones son "casi diarias" a los pies de la lonja, en el pantal¨¢n de los pescadores con licencia, en los dem¨¢s brazos que le van creciendo al puerto (donde se api?an las embarcaciones deportivas) se puede descargar lubina, faneca, pescadilla, lenguado, erizo, percebe y centolla libre de controles e impuestos.
"La gente enseguida se queja. Muchos ya no saben vivir sin subvenciones"
En un paseo entre Baiona, las islas Estelas y las C¨ªes, el patr¨®n mayor no se cansa de se?alar a babor y a estribor "setimalistas" en todas sus variedades: la del marinero pensionista que "trabaja m¨¢s ahora que cuando trabajaba"; la del que se dedica a otra cosa y redondea el sueldo; la del nuevo parado que explora una salida en la bocana de la r¨ªa; y la del "rana" (el hombre rana) que se adentra en el mar en un barco a motor de siete metros y arponea pulpos hasta que se pone el sol. Todos echan un vistazo y siguen trabajando. Ninguno de ellos se altera por la presencia de la fueraborda de la cofrad¨ªa.
En este paseo por la ruta del setimalismo, solamente hay uno que evita cruzar la mirada. Un se?or de pelo blanco y sombrero de paja, a bordo de un bote verde charca, rema con parsimonia, como si estuviese surcando el estanque del Retiro. Parece que quiere disimular. Y no mira m¨¢s que al horizonte. "Es que ¨¦ste es el m¨¢s ilegal de todos", comenta Moncho Costas. El cascar¨®n de madera no tiene ni matr¨ªcula.
En los puertos de bajura donde yates y barcos deportivos han ido ganando espacio a los pesqueros, se distinguen dos razas de hombres que salen a la mar: los profesionales, cuyas embarcaciones est¨¢n registradas en la tercera lista o censo oficial de pesqueros, y los aficionados o setimalistas, que aparecen como bien indica su nombre popular en la s¨¦ptima lista, la de los barcos de recreo. ?stos obtienen permiso para pescar a diario cinco kilos pero, seg¨²n los marineros, s¨®lo en el Val Mi?or son ya m¨¢s de 200 las embarcaciones que han hecho del furtivismo su actividad. Doblan, en n¨²mero, a los barcos profesionales (75 en Baiona y 25 en Panx¨®n). "Y con la crisis, se est¨¢n disparando", avisan en La Anunciada, "porque pueden sacar 2.000 o 3.000 euros limpios al d¨ªa. Todo en negro".
A escasa distancia del hombre de la barca verde charca, cerca de las C¨ªes, una vigilante uniformada hace acto de presencia junto a unos islotes rocosos. "?stos miran para las piedras. No hacen otra cosa. S¨®lo les importa que cojan percebe y lo dem¨¢s no les preocupa. Ni siquiera les importa que los ranas bajen a robar directamente los peces de nuestros aparejos", comenta Costas.
Miembros de la cofrad¨ªa llegaron a presentar denuncia contra algunos de estos pescadores sin control; tomaron fotos como prueba, pero de nada les sirvi¨®: "Los inspectores nos respondieron que si ellos no estaban presentes, nuestra palabra no val¨ªa", protestan.
La l¨ªnea invisible que separa la vida en paralelo de profesionales y setimalistas marca tambi¨¦n el l¨ªmite de las normas. Dentro de la lonja todo son reglas. Desde el letrero que proh¨ªbe "fumar, cuspir, comer e beber" hasta la obligaci¨®n de faenar con chaleco salvavidas y de instalar el nuevo sistema digital de localizaci¨®n por unos 1.100 euros. En Baiona, apenas se ven barcos de recreo con antena de radio.
Mientras vive su propio proceso electoral (hace dos semanas que se convocaron los comicios), la cofrad¨ªa, que agrupa a todos los pescadores del Val Mi?or, pelea contra unas cuantas adversidades. La merma de las capturas no s¨®lo se debe al abuso. Aqu¨ª tambi¨¦n se culpa al urbanismo feroz que en Baiona y Nigr¨¢n se lo come todo monta?a arriba. Las respectivas depuradoras, en consecuencia, "no dan abasto", y "la mierda, con perd¨®n, sale tal cual al mar a la altura de Monteferro y por detr¨¢s del Parador". Ahora la Conseller¨ªa de Medio Ambiente est¨¢ construyendo una nueva para Baiona en Cabo Silleiro, pero est¨¢ pensada para 40.000 personas, y en verano la poblaci¨®n se multiplica por cuatro. Los marineros, conocedores de las corrientes, advierten adem¨¢s de que el futuro colector tendr¨ªa que ser m¨¢s largo. De lo contrario, lo que expulse "va a terminar en las playas" y da?ar¨¢, por lo menos, a los bibalvos.
Menos mal que el tiempo empieza a acompa?ar: el mi¨¦rcoles la flota se ech¨® al mar por primera vez despu¨¦s de pasar cerca de dos meses en tierra. Hace una semana, muchos marineros auguraban el amarre definitivo por tantos d¨ªas en los que fue imposible faenar y por la fuerte inversi¨®n en medidas de seguridad que les est¨¢ obligando a hacer la Xunta. Ahora, despu¨¦s de cinco d¨ªas de sol, el patr¨®n mayor dice que los inviernos "eran m¨¢s duros antes" y que los temporales ayudan a que se recupere la naturaleza: "Si pesc¨¢semos todos los d¨ªas, no habr¨ªa peces, pero la gente enseguida se queja, a ver si les cae una ayuda. Muchos ya no saben vivir sin subvenciones". La media de edad, entre los pescadores mi?oranos, ya supera los 50 a?os. Y algunos sue?an con retirarse. Para cambiar, en el casco, el tres por un siete.
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