Equ¨ªvocos de una huelga
Los jueces huelguistas son tambi¨¦n responsables de la marcha de la justicia
Los jueces que ayer hicieron dejaci¨®n de su funci¨®n jurisdiccional y fueron a la huelga -aproximadamente el 40% de los 4.500 existentes- han justificado esa grave iniciativa en la exigencia de modernizaci¨®n de la justicia, de cuyo retraso culpan a las administraciones y al Consejo del Poder Judicial. Se han cuidado, sin embargo, de reconocer la parte que les corresponde en ese retraso, lo que resta credibilidad a los altruistas motivos alegados. Como titulares del poder jurisdiccional del Estado, a ellos les corresponde una responsabilidad no menor en esa modernizaci¨®n.
?se es uno de los equ¨ªvocos de la protesta de ayer: que sus protagonistas pretendan pasar por trabajadores del com¨²n, carentes de iniciativa en la organizaci¨®n de su trabajo, en la funci¨®n que ejercen y que constitucionalmente monopolizan. Pero no lo son, y de ah¨ª tambi¨¦n la dificultad de encajar esa huelga en el marco legal vigente y la perplejidad social que genera.
Una perplejidad acrecentada por la desfachatez con que, en claro contraejemplo de la funci¨®n que ejercen, los huelguistas han desafiado a su ¨®rgano de gobierno, el Consejo del Poder Judicial, y se han aventurado en una acci¨®n sin cobertura legal alguna, utilizando, en lugar de razones institucionales, argumentos propios de un abogado de parte en un pleito. Los impulsores de la huelga han eludido plantear como cuesti¨®n previa la de su legalidad, y ni siquiera han recurrido, como hubieran podido hacer, el pronunciamiento del Consejo sobre la falta de soporte legal.
Los jueces en huelga plantean reivindicaciones que en buena parte s¨®lo pueden cumplirse a medio plazo. Casi todas son razonables y en buena parte est¨¢n en marcha, pero su ejecuci¨®n depende de decisiones legislativas y de disponibilidades presupuestarias. Pero no es cierto que la justicia est¨¦ peor que nunca. Hace 10 a?os hab¨ªa 3.300 jueces; hoy son 4.500, todav¨ªa lejos de la media europea pero algo m¨¢s cerca. El aumento desaforado de la litigiosidad -m¨¢s de ocho millones de asuntos en 2008- neutraliza gran parte de los esfuerzos hechos; pero es demag¨®gico atribuir, como hizo ayer Federico Trillo, al momento actual la bolsa de 2,5 millones de asuntos pendientes que se arrastra desde hace a?os: precisamente desde que el Gobierno del que Trillo form¨® parte decidi¨® una dr¨¢stica reducci¨®n de la inversi¨®n en Justicia en aras del objetivo del d¨¦ficit cero.
Hubiera sido posible alcanzar compromisos para impulsar las medidas planteadas por los huelguistas y evitar la acci¨®n de ayer. Pero el problema es que el n¨²cleo instigador -el movimiento asambleario impulsado desde las juntas de jueces- no ha mostrado inter¨¦s en llevarlas a ninguna mesa negociadora. De ah¨ª su tufo revanchista y antisistema -un poder del Estado contra otro-, y que se concreta en la frase "ahora les toca a ellos" con que el juez del caso Mari Luz anim¨® a sus colegas a ir a la huelga, o en aquella otra -"as¨ª, esto revienta"- con que el juez decano de C¨®rdoba acompa?¨® su amenaza de reducir los juicios a la mitad.
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