La Ribot y Monnier, la gen¨¦tica del gesto
Parecen hermanas. Antes de entrar en detalles, sus f¨ªsicos se llegan a confundir en el trampantojo de una caja alemana de telones, un embudo (siniestramente esmaltado de negro) que puede ser el mismo de Brueghel y El Bosco para simbolizar la locura. Distintas, pero conectadas por el vector de la individualidad y un taimado vestuario en sinonimia, Monnier y Ribot en sesenta minutos tejen un fresco implacable e indolente de sus inquietudes. Gustavia es un ejercicio de espejos y reflexi¨®n sobre el arte y la vida, la mujer y otros dramas no s¨®lo contempor¨¢neos, sino consecuciones de vida, retales que ellas jerarquizan y llevan a la entidad pl¨¢stica de lectura esc¨¦nica. Haciendo justicia al pasado, ambas sufrieron en su momento la incomprensi¨®n de sus entornos: Monnier, se dec¨ªa, era cr¨ªptica y fr¨ªa; La Ribot, despe?¨¢ndose en senda propia en la que no se ve¨ªa desbroce alguno. Hoy, todo est¨¢ en su sitio.
La Ribot y Mathilde Monnier
Gustavia. Creaci¨®n e interpretaci¨®n: La Ribot y Mathilde Monnier; luces: Eric Wurtz; vestuario: Dominique Fabr¨¨gue. Festival Escena Contempor¨¢nea. Teatro del Instituto Franc¨¦s, Madrid. 18 de febrero.
La primera escena de las pla?ideras pone ya sobre el tapete los acentos de humor y gesto. Se puede pensar en Marceau y en Keaton, pero estas dos anti-hero¨ªnas, calzadas cism¨¢ticas y con una casi angustiosa respiraci¨®n quijotesca, avanzan hasta envolver al espectador esc¨¦ptico en la iluminaci¨®n abisal.
En los recurrentes y a veces hilarantes textos dada¨ªstas que se escuchan en sus voces, Ribot y Monnier, emulando a un Artaud juvenil, a veces citan pasos de ballet y es que ellas, am¨¦n de otras congenies, concilian un pasado en la barra de la clase. Ambas conservan, usufruct¨²an hoy esos cuerpos alongados y esa musculaci¨®n caracter¨ªstica por debajo de una piel transparente que responde a las exigencias extremas. Habr¨¢ m¨¢s o menos baile, pero no importa. Es balad¨ª referirse a ello: si la danza habla de esencias intangibles, ¨¦sas est¨¢n presentes en sus respiraciones.
Gustavia tambi¨¦n es un c¨²mulo referencial que mira al pasado, desde los happenings setenteros a las instalaciones din¨¢micas actuales; y esas confluencias est¨¢n muy presentes en la obra de La Ribot, jerarquizada, valorada fuera de la escena convencional. Probablemente en esto Ribot ha influido sobre Monnier, pues se siente su manera de crear una tensi¨®n, un juego de hilos invisibles sobre los cuales se juega al fr¨¢gil equilibrio.
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