Las ideas que animan el dibujo
Ambas exposiciones las protagoniza a primera vista el dibujo aunque abordado desde perspectivas diferentes. Jos¨¦ Miguel Pere?¨ªguez (Sevilla, 1977) emplea el trazo y la mancha para construir figuras; Juan Carlos Bracho (La L¨ªnea de la Concepci¨®n, 1970) se limita al trazo para erigir cadencias. Los dos logran, sin embargo, la dif¨ªcil s¨ªntesis que Maldiney llam¨® ritmo: formas que el fondo (el papel y el grafito) empuja hacia fuera, haci¨¦ndolas vibrar, mientras que ellas a su vez remiten a la silenciosa materia de las que surgen. Hay otra diferencia: mientras los papeles de Pere?¨ªguez est¨¢n ah¨ª y sugieren una historia, el dibujo de Bracho falta: las obras expuestas evocan la historia del propio dibujo ausente.
Jos¨¦ Miguel Pere?¨ªguez
Presencia de ¨¢nimo
Galer¨ªa Rafael Ortiz
M¨¢rmoles, 12. Sevilla
Hasta el 27 de febrero
Juan Carlos Bracho
F¨¦lix y su amiga F.
Espacio Iniciarte (antigua iglesia de
Santa Luc¨ªa). Santa Luc¨ªa, 10. Sevilla
Hasta el 15 de marzo
El trabajo central de Pere?¨ªguez evoca la premi¨¨re, en un campo de trabajo nazi, del Cuarteto para el fin de los tiempos de Olivier Messiaen. Messiaen, prisionero de guerra, lleg¨® al stalag con el clarinetista jud¨ªo Akoka y el chelista Pasquier. All¨ª estaba Le Boulaire, un violinista. Los cuatro interpretaron la obra que, anunciada con el pertinente cartel, escucharon los cuatrocientos prisioneros con atenci¨®n, seg¨²n Messiaen, rayana en el rapto. En el dibujo las sillas de los m¨²sicos est¨¢n tras una larga reja de la que cuelgan el anuncio del concierto y ese cartel que inclu¨ªan los nazis en sus campos: "El trabajo hace libre". Ante la reja, un atril fija el lugar del espectador. No se le invita a ver el dibujo ni a recordar la obra de Messiaen sino a pensar en una m¨²sica cautiva: invenci¨®n bajo la violencia que sugiere oscuras contradicciones de nuestra cultura. Una serie dedicada al extrav¨ªo de los restos mortales de Schiller hace pensar en la mitoman¨ªa del genio, una de las ra¨ªces, quiz¨¢, de aquellas contradicciones.
El a?o 2003, Bracho traz¨® l¨ªneas verticales paralelas sobre un gran papel (240¡Á480 cent¨ªmetros). Aunque sus ritmos puedan sugerir figuras, la intenci¨®n se limitaba a experimentar con el trazo que siembra vibraciones en el papel frunci¨¦ndolo en innumerables cadencias. La obra hablaba a la vez a la vista y al tacto, y realizaba un af¨¢n minimalista: hacer cruzar el l¨ªmite donde un objeto se convierte en obra de arte. Los grandes dibujos, una vez expuestos, se destru¨ªan. Bracho film¨® la elaboraci¨®n de uno de ellos. La larga proyecci¨®n es el n¨²cleo de la muestra, junto a un panel con fotos tomadas peri¨®dicamente (hace pensar en On Kawara) y un libro de artista de parecido contenido. Las tres piezas ocupan la nave central del antiguo templo, mientras que en la cabecera nueve dibujos bosquejan otras tantas etapas del trabajo. A esto se a?aden fotos de diversas exposiciones de la(s) obra(s) reiterada y desaparecida. Un v¨ªdeo resume el sentido de la pieza: sencillez del proyecto, sentido art¨ªstico de la elaboraci¨®n, capacidad para crear espacio.
El efecto de ambas muestras es an¨¢logo: el atractivo inicial del dibujo se transfiere poco a poco al inter¨¦s de las ideas que lo animan. Pero ¨¦stas, como Anteo, cobran nuevo vigor si la mirada regresa al dibujo, al trazo y a la mancha, a la materia, papel y el grafito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.