Habitaciones para solitarios
1 - Inicio una investigaci¨®n para saber qui¨¦n puede ser Malachy Moore. Busco en Google las ¨²ltimas noticias que puedan haberse producido sobre alguien llamado as¨ª, pero no encuentro nada, de modo que voy a la web general, donde hay datos sobre beisbolistas y futbolistas que responden a ese nombre y que me parece que carecen de todo inter¨¦s y que en cualquier caso no pueden ser nunca el Malachy Moore que busco.
En Google, en la voz Malachy (a secas ahora, sin Moore acompa?¨¢ndola) hay mucha informaci¨®n sobre un honrado var¨®n irland¨¦s, Saint Malachy, sobre el que lo desconozco todo, pero sobre el que tengo la impresi¨®n de haber o¨ªdo hablar mil veces. Me concentro en este Saint Malachy o san Malaqu¨ªas de Armagh o de Irlanda, que naci¨® en Maelmhaedhoc O'Morgair en el a?o de 1094 y fue un arzobispo cat¨®lico al que se le recuerda desde hace 10 siglos por los dos juegos de profec¨ªas que supuestamente le fueron reveladas al t¨¦rmino de una peregrinaci¨®n a Roma.
La curiosidad me desliza por una carretera perdida de la Red y me lleva, como si viajara en un Chevrolet prestado, hasta el recodo donde pueden leerse las dos profec¨ªas. Me entero de que en la primera Saint Malachy predec¨ªa que su pa¨ªs, Irlanda, caer¨ªa en manos de los ingleses y soportar¨ªa persecuciones y calamidades de todo tipo durante una semana de siglos, pero transcurrido ese tiempo ser¨ªa liberada de sus opresores.
La segunda es la c¨¦lebre profec¨ªa de los papas, que conten¨ªa 112 breves lemas o frases en lat¨ªn sin numerar que hac¨ªan alusi¨®n aleg¨®rica a los siguientes 112 papas que gobernar¨ªan la Iglesia cat¨®lica, desde Celestino II (1143-1144) hasta un supuesto Pedro el romano, que, por la numeraci¨®n, ser¨ªa precisamente el sucesor del actual papa, Benedicto XVI, y ser¨ªa testigo de la destrucci¨®n del universo. O sea que estamos, efectivamente, a las puertas del fin del mundo.
En la profec¨ªa de san Malaqu¨ªas los lemas descriptivos de los papas pueden referirse a un s¨ªmbolo de su pa¨ªs de origen, a su nombre, escudo de armas, talento o cualquier otra cosa referente al Papa. Por ejemplo, el lema de Urbano VIII es Lilium et rosa. Y algo parece encajar ah¨ª: era de Florencia, Italia, en cuyo escudo aparece la fleur-de-lis. Por su parte, el lema de Benedicto XVI es De gloria oliv?, de la gloria del olivo. Tambi¨¦n ah¨ª encajan cosas, porque este papa naci¨® un d¨ªa antes del Domingo de Ramos (de olivo). Y por otro lado, la orden benedictina a la que pertenece tuvo una rama llamada los olivetans.
2- Me detengo en la figura de Benedictus, el misterioso papa actual, e indago cu¨¢les son las ¨²ltimas noticias sobre ¨¦l. Al parecer, Benedictus alias Ratzinger es un Papa que pasa la mayor parte del tiempo en su habitaci¨®n, leyendo y escribiendo y preparando una enc¨ªclica. Viaja mucho menos que su hiperactivo antecesor. As¨ª como del apartamento de Juan Pablo II se dec¨ªa que parec¨ªa una taberna polaca, porque hab¨ªa ah¨ª siempre gente entrando y saliendo, del apartamento papal de Benedictus/Ratzinger se comenta que parece una c¨¢mara blindada y tambi¨¦n hay quien ha dicho que recuerda a la habitaci¨®n en la que se encerr¨® durante 40 a?os el poeta H?lderlin. ?Ser¨¢ Benedictus/Ratzinger otro falso loco germano?
La c¨¢mara blindada romana me lleva a detenerme en el tema de la habitaci¨®n como lugar de aislamiento y santuario del laberinto de la soledad del escritor. Una de las habitaciones m¨¢s paradigm¨¢ticas de esa soledad es precisamente la de H?lderlin en Tubinga, ese cuarto que le prest¨® el carpintero Zimmer (curiosamente zimmer en alem¨¢n significa habitaci¨®n) y en el que el poeta alem¨¢n, cuando enloqueci¨®, vivi¨® 40 a?os (1806-1843).
Siempre me ha fascinado el rumor de que la locura de H?lderlin era fingida y que el poeta se retir¨® del mundo en respuesta a la rid¨ªcula actitud pol¨ªtica que trastorn¨® a Alemania despu¨¦s de la revoluci¨®n francesa. Seg¨²n esto, sus textos de enajenado habr¨ªan sido escritos en un c¨®digo secreto y revolucionario. Vivi¨® H?lderlin, para decirlo de alg¨²n modo, escondido en esa habitaci¨®n prestada por Zimmer, conociendo la alegr¨ªa secreta de los confinados.
3- "Confinarse en una habitaci¨®n no significa que uno se haya quedado ciego, y estar loco no es lo mismo que quedarse mudo. Lo m¨¢s probable es que fuera aquella habitaci¨®n la que devolvi¨® a H?lderlin a la vida, la que le restituy¨® la vida que le quedaba", escribi¨® Paul Auster en La invenci¨®n de la soledad, donde dedica un largo fragmento a las habitaciones para solitarios. Comienza por Pascal, que dijo aquello tan conocido de que la desgracia del g¨¦nero humano consiste en que el hombre es incapaz de quedarse quieto en una habitaci¨®n. Y sigue por la sombr¨ªa estancia de Amherst en la que Emily Dickinson escribi¨® toda su obra, as¨ª como por la habitaci¨®n de Arl¨¦s de Van Gogh, por la isla desierta de Robinson Crusoe, por las estancias iluminadas de Vermeer... Es una lista breve, consciente Auster de la infinitud de la misma, porque en realidad donde dijo Vermeer podr¨ªa haber perfectamente hablado de Hammesh?i, aquel pintor dan¨¦s de los retratos obsesivos de estancias desiertas. O haber citado a Xavier de Maistre, que, como bien se sabe, viajaba "alrededor de su cuarto". O a Virginia Woolf, con su exigencia de una habitaci¨®n propia. O a Murphy, el personaje beckettiano que no se mov¨ªa de la mecedora de su cuarto londinense. O a Michel de Montaigne, encerrado en la biblioteca de su torre de Burdeos.
De todos los cuartos de la historia el que parece m¨¢s id¨®neo para escribir es el que ambicionaba Kafka, que conoc¨ªa el v¨¦rtigo que se esconde tras las secretas alegr¨ªas del confinado y quer¨ªa disponer de un s¨®tano y que le dejaran la comida en la puerta para que pudiera caminar un poco y que despu¨¦s nadie ya le molestara.
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