"El Atl¨¦tico a¨²n paga los errores del pasado"

Paulo Futre (Montijo, Portugal; 42 a?os) se muestra igual de hiperactivo que cuando sembraba el caos rompiendo la cintura de cualquier defensa que le saliera al paso. "Yo soy ciento por ciento ib¨¦rico. ?Y usted?", pregunta con la picard¨ªa de un ni?o mientras enciende un Marlboro Light tras otro en uno de los salones del hotel Ritz. El escenario elegido no es casual: al otro lado de los ventanales se asoma la estatua de Neptuno, el lugar m¨¢s sagrado del ideario del Atl¨¦tico, que ma?ana recibe al Oporto. "Gan¨¦ con ellos la Copa de Europa de 1987, pero me decanto un poquito m¨¢s por el Atl¨¦tico", confiesa el extremo.
Pregunta. Su relaci¨®n con Jes¨²s Gil marc¨® una ¨¦poca de luces y sombras.
"Abel y yo ¨¦ramos los jefes del vestuario. Seguro que a ¨¦l no le pierden el respeto"
"Usted y yo nos vamos a poner los guantes y dar de hostias. El uno al otro', me dec¨ªa Luis"
Respuesta. Jes¨²s lo era todo, como un padre... Cuando me fich¨®, estaba en conversaciones con el Inter y comprob¨¦ a la primera su car¨¢cter arrollador. Gan¨® las elecciones a la presidencia del Atl¨¦tico por KO cuando anunci¨® que me tra¨ªa al Calder¨®n. El otro aspirante, Enrique S¨¢nchez de Le¨®n, se llev¨® un disgusto.
P. Todo eso suena muy id¨ªlico, pero sus broncas fueron sonadas.
R. Era una relaci¨®n de amor y odio, la definici¨®n de la vida. Los dos ten¨ªamos un car¨¢cter fort¨ªsimo. As¨ª que, cuando llov¨ªa, llov¨ªa serio. Era la tormenta perfecta. Una vez tuvimos una tan gorda que estuve dos meses sin jugar. ??bamos segundos y va y quita a Clemente en pleno enero! Era el pan de cada d¨ªa.
P. Quiz¨¢s por eso los actuales dirigentes hicieron tanto hincapi¨¦ en la estabilidad. Desde Antic, ning¨²n t¨¦cnico hasta Aguirre aguant¨® tanto en el banquillo.
R. Aguirre pas¨® por unos cuantos malos momentos y ah¨ª sigui¨® hasta que ya no era posible. Abel es de la casa, tiene una personalidad tremenda y entiende de f¨²tbol. En nuestra ¨¦poca, los dos ¨¦ramos los jefes del vestuario. Seguro que a ¨¦l no le pierden el respeto... Eso no quiere decir que lo tenga f¨¢cil. En invierno siempre le pasa algo al Atl¨¦tico... En el f¨²tbol dos y dos no son cuatro, y menos con el Atl¨¦tico de por medio. Unas veces son cinco; otras, tres.
P. ?Est¨¢ el Atl¨¦tico en condiciones de afrontar este reto?
R. A ver, no olvidemos que hace nada el Atl¨¦tico estuvo en Segunda. Todav¨ªa est¨¢ pagando los errores del pasado. ?Si baj¨® con un equipo mejor que el que gan¨® el doblete, algo muy propio de la instituci¨®n! Para volver a Primera tard¨® dos a?os y tres para consolidarse meti¨¦ndose en la Copa de la UEFA y en la Champions.
P. Pues este Oporto no da tanto miedo como el suyo.
R. O como el de [Jos¨¦] Mourinho. En el nuestro, hombre por hombre, con Jo?o Pinto y Madjer, ¨¦ramos m¨¢s fuertes. Mourinho hizo una pi?a con Deco por encima, aunque ah¨ª andaba tambi¨¦n Maniche. Aunque tuvieron m¨¢s suerte: no es lo mismo el M¨®naco que el Bayern en la final. Pero nunca se sabe. Oporto hasta podr¨ªa no haber sido el rival en cuartos del Atl¨¦tico, pero, como la UEFA le perdon¨® en verano la supuesta compra de partidos... Notaron todo ese jaleo. Le cost¨® arrancar. Empezaron fatal en la Liga y la Champions, pero ahora est¨¢n a tono [mandan con 41 puntos sobre el Benfica y el Sporting de Lisboa, con 37]. El equipo ha notado mucho la marcha de Quaresma, primero al Inter y luego al Chelsea, al que tambi¨¦n se fue Bosingwa. Y la de Assun??o, que era su motor y al que quieren matar.
P. Ni que su presidente fuera Jes¨²s Gil.
R. ?Bufff! Era irrepetible. En las reuniones, alrededor de una mesa con un mont¨®n de bol¨ªgrafos, hac¨ªa hablar a todos. Uno a uno. "?T¨²!, ?qu¨¦ pasa? ?Por qu¨¦ estamos perdiendo? ?Por qu¨¦ no s¨¦ qu¨¦?", soltaba con su peculiar manera de hablar. Much¨ªsimos, casi siempre los m¨¢s j¨®venes, no consegu¨ªan articular palabra y yo ten¨ªa que intervenir: "Presidente, preg¨²nteme a m¨ª; deje en paz al chaval". Tal era el miedo que infund¨ªa que yo hasta me pon¨ªa mal¨ªsimo si perd¨ªamos.
P. Seguro que no era para tanto y que es una leyenda agrandada con el paso de los a?os.
R. ?Que no, que no! ?Sent¨ªa encima la presi¨®n del presidente! ?Aunque jugase bien, yo era el que pagaba los platos con Gil! Bueno, y [Bernd] Schuster. Le pongo un ejemplo. Para llegar al vestuario hab¨ªa tres puertas. Por la manera de meter la mano en la primera, ya sab¨ªamos que era ¨¦l. Era escucharlo y convertirnos en moscas. Unos compa?eros se iban al ba?o; otros, a la ducha; otros, al gimnasio... Desaparec¨ªan. Daba igual que hubi¨¦ramos ganado o perdido porque del palco abajo alguien pod¨ªa decirle algo y te ven¨ªa con los cables cruzados. Ya pod¨ªas haber estado bien que te pod¨ªa soltar un "no te pago en dos meses" de los suyos. Si en el vestuario resonaba un "?enhorabuena!", empezaban a volver todos.
P. Tambi¨¦n tuvo usted sus buenos rifirrafes con Luis Aragon¨¦s.
R. Tuvimos nuestros tira y afloja, pero le quiero much¨ªsimo. Como somos directos... A veces, me dec¨ªa: "Usted y yo nos vamos a poner los guantes, nos vamos a encerrar en una habitaci¨®n y nos vamos a dar de hostias. El uno al otro". Por eso la mayor¨ªa de los futbolistas que le han tenido le respeta tanto. Le agradece que sea tan directo: "?Oiga, usted no juega por esto!". A veces, cuando ve¨ªa enfadado a alguno que no jugaba habitualmente, le soltaba: "Me est¨¢ mirando como las vacas a los trenes. ?Trabaje!". ?Delante de todo el mundo! Era su manera de cortar el hielo. Cuando me nombraron director deportivo, la primera cosa que hice fue ir a buscarle.
P. Usted es un producto m¨¢s de la escuela del Sporting de Lisboa. ?Por qu¨¦ salen de all¨¢ los mejores extremos de Europa?
R. La clave es Aurelio Pereira, que a la vez es el director, el ojeador... Todo. ?l me descubri¨® a m¨ª, a Cristiano [Ronaldo] y al ¨²ltimo que sali¨®, Nani. Y seguro que ma?ana sale otro. Es una instituci¨®n; en mi opini¨®n, la mejor del mundo, vistos los nombres que han salido. Desde chiquitos, hay una gran apuesta por el bal¨®n, mucho contacto con ¨¦l. Y, claro, te ense?an a correr con ¨¦l. En mi ¨¦poca tambi¨¦n hab¨ªa una gran escuela de atletismo, con Carlos Lopes, el campe¨®n ol¨ªmpico de marat¨®n en Los ?ngeles 1984. "Corred para Carlos", nos dec¨ªan.
P. Y tanto corri¨® que se convirti¨® en una leyenda del Atl¨¦tico.
R. Yo fui el primer portugu¨¦s que se hizo un nombre fuera. Ten¨ªa una responsabilidad a?adida. Deb¨ªa triunfar porque la mentalidad de entonces dec¨ªa que no pod¨ªamos triunfar fuera. Hab¨ªa que hacerlo bien por huevos. Conmigo, el Atl¨¦tico se convirti¨® en el segundo equipo de todo Portugal. En mi pa¨ªs ya puedo hacer mi vida, comer tranquilo en un restaurante. ?Aqu¨ª? No paran de pedirme aut¨®grafos.
P. Y eso que no cumpli¨® su sue?o de ganar la Liga espa?ola.
R. Es una de las espinas que tengo clavadas. ?sa y no jugar en el Roma desde que vi a Bruno Conti en el Mundial de Espa?a 1982... Pero tengo otras cosas. No cambio ni por una Liga la Copa que le ganamos al Madrid en el Bernab¨¦u. ?El Rey me felicit¨® en portugu¨¦s! Tiempo despu¨¦s, [Ram¨®n] Mendoza me intent¨® fichar para el Madrid, pero me negu¨¦. Pens¨¦ en el Atl¨¦tico y me di cuenta de que pod¨ªa hacer da?o a mucha gente.

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