La reforma improbable

El Pa¨ªs Vasco tom¨® en 1979 la delantera a Catalu?a en la tramitaci¨®n parlamentaria de su autonom¨ªa. A punto de cumplirse los 30 a?os de la aprobaci¨®n del Estatuto de Gernika, Euskadi se ha quedado muy retrasada en los procesos de revisi¨®n estatutaria, que ya han completado seis comunidades -Valencia, Catalu?a, Baleares, Andaluc¨ªa, Arag¨®n y Castilla-La Mancha- y otras dos -Canarias y Galicia- tienen en marcha en las Cortes.

Desde al menos 1996, coincidiendo con los estertores del Pacto de Ajuria Enea, la revisi¨®n del Estatuto para actualizarlo y superar los puntos de bloqueo que producidos en la transferencia de las ¨²ltimas competencias pendientes se hab¨ªa presentado como una tarea impostergable. Sin embargo, la ebullici¨®n del nacionalismo en esas fechas hizo que la reforma se planteara de forma unilateral y con el objetivo no ocultado de superar los bordes de la autonom¨ªa para instalarse en el campo gaseoso de la soberan¨ªa.

Tras ser pionera en la autonom¨ªa, Euskadi se ha rezagado en la revisi¨®n estatutaria

El certificado de la "muerte" del Estatuto extendido por ELA y LAB en Gernika en 1997 fue el anticipo del ensayo del Pacto de Lizarra y de los posteriores intentos de impulsar un nuevo estatus jur¨ªdico-pol¨ªtico. ?ste ten¨ªa dos notas: desbordaba los l¨ªmites constitucionales, aunque se aplicara una interpretaci¨®n lib¨¦rrima de las disposiciones sobre los derechos hist¨®ricos, y, con el prop¨®sito de incorporar al juego democr¨¢tico al mundo de Batasuna, dejaba fuera del nuevo consenso a casi la mitad de la sociedad vasca que no se identifica con el nacionalismo. El Nuevo Estatuto Pol¨ªtico impulsado por Ibarretxe en 2004 fue el intento forzado de trasladar al papel la doctrina soberanista, que se estrell¨® en el Congreso despu¨¦s de haber pasado por el Parlamento vasco sin conseguir alcanzar ni de lejos el apoyo que tuvo el Estatuto al que pretend¨ªa sustituir.

Tras el posterior fracaso de la tentativa de establecer con la consulta el derecho de autodeterminaci¨®n o de decisi¨®n por la v¨ªa de hecho, el debate sobre la reforma estatutaria en Euskadi puede haber entrado en una especie de punto muerto. Los agobios de la crisis no la colocan entre las tareas urgentes, aunque hayan avivado la discusi¨®n irresuelta sobre c¨®mo debe realizarse el traspaso de las pol¨ªticas activas de empleo o el r¨¦gimen econ¨®mico de la Seguridad Social. Es as¨ª, entre otras razones, porque Euskadi, con el Concierto Econ¨®mico y una Ley de Cupo muy favorable, tiene resueltas las necesidades de financiaci¨®n que azuzaron la revisi¨®n en 2005 del Estatuto de Catalu?a, que ha abierto la senda a todas las dem¨¢s. Sintom¨¢ticamente, ninguno de los partidos mayoritarios (PNV, PSE y PP) sit¨²a el cap¨ªtulo del autogobierno en su primera parte de sus programas electorales, sino m¨¢s bien al final.

Existe un acuerdo amplio en que el texto de Gernika, que contiene hitos de autogobierno dif¨ªciles de igualar en un esquema federal, requiere una puesta al d¨ªa para incorporar aspectos que no estaban presentes hace tres d¨¦cadas (la presencia en la UE, por ejemplo), precisar mejor el marco de competencias para desatascar las discutidas, o perfeccionar los procedimientos de relaci¨®n con el Estado con mecanismos de garant¨ªas y cooperaci¨®n. Ahora bien, ?cabe esperar que una reforma de este tipo, no rupturista, pueda abordarse en la pr¨®xima legislatura, dadas las actuales circunstancias pol¨ªticas?

"A corto y medio plazo, no veo esa posibilidad", apunta Ram¨®n J¨¢uregui, secretario del Grupo Socialista en el Congreso. Al igual que otros pol¨ªticos consultados, considera que, antes de de que pueda proponerse con seriedad, tendr¨¢n que despejarse algunas inc¨®gnitas esenciales. La primera, como es l¨®gico, qu¨¦ partido lidera el nuevo Gobierno vasco y con qu¨¦ respaldo parlamentario. Pero tambi¨¦n habr¨¢ que esperar a que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre el recurso planteado por el PP contra el Estatuto catal¨¢n. Su dictamen, aunque no anule art¨ªculos impugnados, establecer¨¢, seg¨²n se espera en ¨¢mbitos jur¨ªdicos, unos topes interpretativos de la bilateralidad y el m¨¢ximo autogobierno exigible.

La cuesti¨®n, por tanto, es si las fuerzas pol¨ªticas vascas van a estar dispuestas a abordar esta tarea con la voluntad de superar el nivel de respaldo pol¨ªtico y social que tuvo el Estatuto de Gernika. De inicio, el frustrado proceso de paz, que hubiera podido sumar a la izquierda abertzale al concierto democr¨¢tico, no ayuda al empe?o. Y tampoco los rescoldos soberanistas de Lizarra, que hacen que los partidos que estuvieron all¨ª (PNV, EA, EB y Aralar) lleven en los programas electorales sus aspiraciones m¨¢ximas en esta materia. I?aki Goikoetxeta, miembro de la direcci¨®n nacional del PNV, no lo ve as¨ª. Defiende que el "Nuevo Pacto Pol¨ªtico" que propone su partido incorpora modificaciones sobre anteriores propuestas y no es incompatible con la arquitectura constitucional, si se utiliza con generosidad la palanca de los derechos hist¨®ricos reconocidos en la Constituci¨®n y el Estatuto. "Planteamos una oferta abierta a las dem¨¢s fuerzas sobre cinco pilares esenciales. Si hay una sincera voluntad pol¨ªtica, puede hacerse realidad ese nuevo pacto", sostiene.

Sin embargo, el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UPV Javier Corcuera estima improbable que una revisi¨®n estatutaria encajable en el marco constitucional sirva para satisfacer las aspiraciones del nacionalismo, o viceversa. "Los niveles que ha puesto Catalu?a son dif¨ªciles de superar y, por otra parte, la bilateralidad que pretenden los catalanes ya est¨¢ en gran medida en el Estatuto de Gernika". Corcuera, al igual que J¨¢uregui, opina que los recursos hist¨®ricos pueden utilizarse para lograr una lograr una integraci¨®n diferenciada de Euskadi en el Estado, no para situarse de matute fuera de ¨¦l. "Desde luego, no parece que la doctrina del Tribunal Constitucional vaya a aceptar un modelo confederal disfrazado o de soberan¨ªa compartida", avanza el diputado socialista.

El PP, actor descollante en la pol¨ªtica vasca y espa?ola para armar el consenso sobre una reforma del Estatuto, interpreta que ¨¦sta no constituye una tarea urgente ni existe una demanda social en tal sentido. "Dejando aparte la conveniencia de abordar la transferencia de materias como las pol¨ªticas activas de empleo, el acento no hay que ponerlo tanto en m¨¢s autonom¨ªa como en mayor eficacia en la gesti¨®n. Y hay que cambiar la actitud del Gobierno, pasando de la reivindicaci¨®n a la colaboraci¨®n con el Ejecutivo central", afirma Leopoldo Barreda, portavoz parlamentario del PP vasco. No obstante, precisa que, si se emprende el proceso de revisi¨®n estatutaria, "estaremos en ¨¦l defendiendo nuestras propuestas".

Con estos condicionantes de partida y el complejo panorama pol¨ªtico que puede salir de las urnas, se verifique o no la alternancia en el poder, cabe aventurar que no ser¨¢ f¨¢cil culminar antes del final de la legislatura actualizaci¨®n del Estatuto de Gernika. Si es que llega a iniciarse.