La gloria de los ni?os perdidos
Sintiendo alergia hacia la est¨¦tica del videoclip y la contaminaci¨®n que ha provocado en el cine el universo publicitario, factores muy arraigados en la expresividad de Danny Boyle, pocas pel¨ªculas me han descrito con tanto desgarro, veracidad y estilo las esencias, mec¨¢nica, goces e infiernos del inframundo del caballo (la otra ser¨ªa Drugstore cowboy) como Trainspotting. Esa identificable y poderosa capacidad narrativa tambi¨¦n le sirvi¨® para crear zozobra y miedo en el espectador ante los depredadores zombis de 28 d¨ªas despu¨¦s. Boyle, director tan poco acomodaticio como arriesgado, con afici¨®n al cambio de g¨¦nero, se embarc¨® con Slumdog millionaire en una aventura tan ex¨®tica como retratar la pat¨¦tica supervivencia de los m¨¢s tirados, de ni?os callejeros, explotados y masacrados, con ¨ªnfimas posibilidades de futuro, en una ciudad tan dura como Bombay.
Danny Boyle logra inyectar vitalismo a la sordidez en 'Slumdog millionaire'
Y el complicado experimento en un universo que le era ajeno le ha salido muy bien a este ingl¨¦s tan destroyer. Sin rasgos de impostura ni de antrop¨®logo cultivado, haciendo aut¨¦ntica, desesperada, emocionante, tierna y cercana a una fauna de la que los occidentales s¨®lo ten¨ªamos espeluznantes noticias a trav¨¦s de los concienciados documentales sobre la miseria extrema. Los personajes, el ambiente y los rituales de sufrimiento que padecen esos cr¨ªos forzosamente buscavidas podr¨ªan ser exclusivamente una taxidermia del horror tercermundista, pero Boyle logra inyectarle vitalismo a la sordidez, combinar luces y sombras, dotar de autenticidad al costumbrismo, implicar al receptor de cualquier parte en esta historia de tinieblas y redenci¨®n, de amores infantiles que perduran a pesar de los destrozos emocionales que causa el paso del tiempo en circunstancias permanentemente sombr¨ªas. Y sales contento del cine despu¨¦s de haber observado la tragedia de los desvalidos, con ganas de acompa?ar cantando y bailando a sus protagonistas en esos encantadores y postreros t¨ªtulos de cr¨¦dito en la estaci¨®n de tren. Es una pel¨ªcula osada y at¨ªpica, parad¨®jicamente enaltecedora y bonita, ya que casi todo invita al espanto en la realidad que describe. Esta cr¨®nica del miserabilismo respira alegr¨ªa.
Reconociendo los m¨²ltiples m¨¦ritos de la pel¨ªcula que ha arrasado en los Oscar, lamento profundamente que la compleja y emocionante El curioso caso de Benjamin Button (con ella s¨®lo existe el amor o el rechazo) y su fascinante exploraci¨®n del tiempo y del amor, se haya quedado a dos velas. David Fincher, ese se?or tan inteligente, inquietante y duro se ha atrevido a mostrarnos por primera vez su vena l¨ªrica. Con resultado admirable aunque le hayan negado el reconocimiento oficial.
Nada que objetar al Oscar a Sean Penn, actor siempre eminente, pero su irreprochable composici¨®n del m¨¢rtir gay Harvey Milk huele plano a plano a obligatorio galard¨®n. Tengo la sensaci¨®n de que me la s¨¦ desde el principio. Algo que no me ocurre con el sorprendente y formidable Frank Langella ofreciendo un turbador retrato del tramposo, atormentado y derrotado Richard Nixon en El desaf¨ªo.
Hace mucho tiempo que el infinito talento y el camaleonismo con causa de esa actriz tan joven como ins¨®lita llamada Kate Winslet se merec¨ªa el Oscar. Ella es lo ¨²nico que posee latido, matices y turbaci¨®n en la acad¨¦mica y fr¨ªa El lector, adaptaci¨®n epid¨¦rmica de una novela excepcional que te despierta todo lo contrario. Y no se entiende que no la nominaran por su escalofriante trabajo en Revolutionary Road, una pel¨ªcula que s¨ª est¨¢ a la altura art¨ªstica del material literario, de la lucidez, la mordacidad y el sentido tr¨¢gico de ese escritor demoledor llamado Richard Yates.
A diferencia de en sus memorables creaciones en La ni?a de tus ojos y Volver (interpretaciones magistrales de una actriz irregular que necesita papeles con carne y alma y gente que la sepa dirigir), donde Pen¨¦lope Cruz dispon¨ªa de absoluto protagonismo, en Vicky Cristina Barcelona tiene pocas secuencias para demostrar su gracia y su frescura, pero las aprovecha inmejorablemente. Est¨¢ brillante, neur¨®tica, cre¨ªble, sensual, tragic¨®mica, muy divertida. Ojal¨¢ que se tope frecuentemente con directores como Trueba, Almod¨®var y Allen. Ella lo borda cuando lo que le ofrecen tiene vida.
El Oscar no le va a servir de nada al difunto Heath Ledger, pero es justo que hayan reconocido la perversa personalidad que su rostro deformado y su necesario histrionismo han aportado al incendiario Joker, a la incansable pesadilla del Orden en esa exhibici¨®n de gran cine titulada El caballero oscuro.
Los Oscar vuelven a demostrar que el talento no est¨¢ en crisis. Lanzan a la fam¨¦lica cartelera una docena de pel¨ªculas que otorgan sentido a ese placer incomparable consistente en ir al cine.
Babelia
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