Tras la l¨¢pida de Borges
Desde que hace unos d¨ªas la diputada argentina Mar¨ªa Lenz anunciara un proyecto para repatriar los restos mortales del escritor Jorge Luis Borges, las preguntas en torno al significado de la tumba del argentino universal han vuelto a flotar en el aire.
Viajemos, viajemos pues hasta los pies de su l¨¢pida. Cerremos los ojos. Solidaric¨¦monos por un momento con la ceguera de nuestro autor. Estamos en Ginebra, una de las patrias de Borges, le pese a quien le pese. Nos encontramos bajo las cumbres de los Alpes, nos llega el frescor del lago L¨¦man, caminamos y nos vamos adentrando en la ciudad. Luego, llamamos un taxi. Cuando nos acomodamos en el asiento, le indicamos al taxista:
-Al n¨²mero 10 de la Rue des Rois. Al cementerio de Plainpalais -pronunciamos despacio, ci-me-ti¨¦re.
Las inscripciones en la tumba en Ginebra del escritor argentino ofrecen pistas sobre sus ¨²ltimos deseos
Mar¨ªa Kodama, su ¨²ltimo amor, tiene mucho que decir en el actual debate
Llegamos a un lugar con la apariencia de un gran parque, que queda en el centro mismo de Ginebra, en la orilla izquierda del R¨®dano. Cruzamos la entrada y, sin demasiado esfuerzo, descubrimos una vitrina con un listado en su interior. Buscamos con la mirada la "B", de Borges. Y vemos su nombre, y los f¨²nebres datos: "N¨²mero de tumba 735. Posici¨®n D-6". Nuestros pasos suenan por el solitario sendero, y vamos dejando atr¨¢s bifurcaciones, longevos ¨¢rboles, c¨¦sped bien regado, l¨¢pidas grises y alguna fuente, hasta llegar al pie de un cipr¨¦s, a cuya derecha est¨¢ la sepultura.
La ejecuci¨®n de la l¨¢pida fue encargada al escultor argentino Eduardo Longato. La piedra es blanca y ¨¢spera, y en lo alto de su cara anterior se lee "Jorge Luis Borges". Justo debajo, la inscripci¨®n "And ne forhtedon na", junto a un grabado circular con siete figuras humanas. Por ¨²ltimo, una peque?a cruz de Gales y "1899/1986". Es todo lo que puede apreciarse en el anverso.
La inscripci¨®n "And ne forhtedon na", formulada en ingl¨¦s antiguo, ha sido err¨®neamente traducida hasta la saciedad -acaso por la influencia del libro Borges, esplendor y derrota, de Mar¨ªa Esther V¨¢zquez- como "Las puertas del cielo se abrieron hacia ¨¦l". La traducci¨®n correcta es, en realidad, "Y que no temieran". No ser¨ªa posible descifrar el sentido de esta frase si no record¨¢ramos que Borges era un enamorado de las antiguas sagas n¨®rdicas, y que en colaboraci¨®n con la propia Mar¨ªa Esther V¨¢zquez escribi¨® el volumen Literaturas germ¨¢nicas medievales. All¨ª mismo podemos encontrar un art¨ªculo titulado "La balada de Maldon", que nos habla de un poema ¨¦pico del siglo X. El poema describe el enfrentamiento que tuvo lugar el 10 u 11 de agosto del a?o 991, en el r¨ªo Blackwater, en Essex, Inglaterra. El pasaje que nos interesa es el que sigue: "Entonces comenz¨® Byrhtnoth a arengar a los hombres /Cabalgando les aconsej¨®, ense?¨® a sus guerreros / C¨®mo deb¨ªan pararse y defender sus lugares / Les orden¨® que sostuvieran bien sus escudos / Con sus pu?os firmes y que no temieran. / Entonces cuando sus huestes estuvieron bien ordenadas / Byrhtnoth descans¨® entre sus hombres donde m¨¢s le gustaba estar / Entre aquellos guerreros que ¨¦l sab¨ªa m¨¢s fieles". El epitafio del anverso de la l¨¢pida de Borges se corresponde con la segunda mitad de este quinto verso.
Por otra parte, el grabado de los siete guerreros es copia a su vez del grabado de otra l¨¢pida -posiblemente la l¨¢pida erigida en el siglo IX en el monasterio de Lindisfarne, en el norte de Inglaterra, que conmemora el ataque vikingo sufrido por el monasterio en el a?o 793-, y que Borges relacion¨® con "La balada de Maldon". ?l mismo nos habla de ella: "Una l¨¢pida del norte de Inglaterra representa, con torpe ejecuci¨®n, un grupo de guerreros nortumbrios. Uno blande una espada rota; todos han arrojado sus escudos; su se?or ha muerto en la derrota y ellos avanzan para hacerse matar, porque el honor les obliga a acompa?arlo".
Las afirmaciones que Borges hizo en vida sobre la muerte son contradictorias. A veces dijo no temerla, sino ansiarla como la ¨²nica v¨ªa para salvarse de s¨ª mismo. Otras, dijo no suicidarse s¨®lo por cobard¨ªa. Los heroicos guerreros sajones de su l¨¢pida parecen querer infundirle valor ante su ¨²ltimo acto en el mundo... y que no temiera.
Pero todo no es batalla y valor en el fr¨ªo m¨¢rmol sepulcral. La cara posterior de la l¨¢pida del cementerio de Plainpalais contiene la frase "Hann tekr sverthit Gram okk / legger i methal theira bert", que se corresponde con dos de los versos del cap¨ªtulo 27 de la V?lsunga Saga (una saga islandesa del siglo XIII): "?l tom¨® su espada, Gram, y coloc¨® el metal desnudo entre los dos". Bajo esta segunda inscripci¨®n aparece el grabado de una nave vikinga. Y bajo ¨¦sta, una tercera inscripci¨®n: "De Ulrica a Javier Ot¨¢lora".
El sentido original de la segunda inscripci¨®n hace referencia a la historia del h¨¦roe Sigurd, que para evitar tocar a la pretendida por el hermano de su esposa, Brynhild, una noche que comparte el lecho con ella, coloca la espada entre ambos. A?os despu¨¦s, en una crisis de celos, Brynhild hace matar a Sigurd. Despu¨¦s, cuando comprende que no puede sobrevivir a su muerte, se apu?ala. Y pide yacer en la misma pira que Sigurd, y que de nuevo est¨¦ entre los dos la espada desnuda, igual que aquella noche en la que compartieron un mismo lecho. Gram, como Excalibur, como Durandal, era el nombre de una espada.
Estos dos mismos versos los utiliz¨® tambi¨¦n Borges como ep¨ªgrafe de su relato Ulrica, el ¨²nico relato de amor del autor. En 1975, el a?o de composici¨®n de este relato, cuyo protagonista se hace llamar Javier Ot¨¢lora, Borges ya manten¨ªa relaciones con Mar¨ªa Kodama, su ¨²ltimo amor, su heredera universal. Lo que nos har¨¢ inevitable pensar que la tercera inscripci¨®n debe interpretarse necesariamente como "De Mar¨ªa Kodama a Jorge Luis Borges".
Parece ser que, despu¨¦s de todo, Mar¨ªa Kodama tiene mucho que decir respecto a d¨®nde deben descansar los restos mortales de Borges, como su heredera legal, como su viuda, su amante, la conocedora de su ¨²ltima voluntad, y la responsable de su ¨²ltimo artificio.
Juan Jacinto Mu?oz Rengel es escritor.
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