Guerra abierta en la escena italiana
Baricco abre un pol¨¦mico debate sobre la subvenci¨®n estatal de la cultura
La guerra del teatro ha estallado en Italia. El escritor, director y autor teatral Alessandro Baricco abri¨® fuego el martes con un largo art¨ªculo en el diario La Repubblica titulado "El espect¨¢culo ha terminado". El autor de Seda ven¨ªa a decir que, a la luz de la crisis global actual, la subvenci¨®n p¨²blica de la cultura, ese "r¨ªo de dinero" resulta un esc¨¢ndalo y un desperdicio inaceptable. "Bajo la lente de la crisis econ¨®mica, todo arder¨¢, y mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que se cree". Y termina: "El mercado es hoy ya suficientemente maduro y din¨¢mico como para poder funcionar solo".
Y abri¨®, claro, la caja de los truenos. A muchos niveles. Sus frases lapidarias dan en la diana y son f¨¢cilmente extrapolables a otros pa¨ªses del entorno europeo. Acaso muchos suscribir¨ªan frases como "en estos tiempos de crisis no se puede seguir pensando que toda la cultura sea financiada con fondos p¨²blicos". Las cifras que aparecen en los cuadros que complementan el art¨ªculo y reflejan el dinero que el Estado da al cine y a las artes esc¨¦nicas son de v¨¦rtigo (378 millones de euros en 2009). Mejor ser¨ªa, dice Baricco, destinarlo a la formaci¨®n progresiva del p¨²blico, "es hora de dar un impulso a escuela y televisi¨®n".
El director de orquesta Riccardo Muti (ex director musical de La Scala de Mil¨¢n) y el cineasta y director oper¨ªstico y de teatro Franco Zeffirelli no han dudado en apoyar al escritor. Ayer, de nuevo en La Repubblica, el primero clamaba por la urgente necesidad de los elementos formativos, las escuelas, y el uso racional de la televisi¨®n. El segundo sentenciaba: "Finalmente alguien dice lo que vengo predicando desde hace m¨¢s de 15 a?os: el Estado debe separarse de la actividad cultural como en los pa¨ªses verdaderamente democr¨¢ticos, como Estados Unidos". Y con la iron¨ªa que le caracteriza, acentu¨®: "Ya lo ha dicho Baricco, al menos la mitad del dinero que el Estado da al teatro va a los par¨¢sitos que pueblan tanto el Ministerio de Finanzas como el del espect¨¢culo".
Desde un ¨¢ngulo muy distinto ven las tesis de Baricco el premio Nobel y gran hombre de teatro Dario Fo o Sergio Escobar, el nuevo director del Piccolo Teatro de Mil¨¢n (primero entre los escenarios p¨²blicos financiados por el Estado italiano). Fo recela: "Se necesitan regulaciones transparentes por respeto al p¨²blico". Pero casi airado a?ade: "Sobre la financiaci¨®n de la cultura no se discute, sobre todo porque en Italia el porcentaje del PIB que se da a la cultura [0,16] es 10 veces inferior a la media europea [1,4]". Escobar dice: "No quiero polemizar, pero las tesis de Baricco son excluyentes". El director cinematogr¨¢fico Paolo Sorrentino (realizador de Il divo) no apoya al escritor, pero matiza cuando expresa que se acerca a las tesis de Baricco de cambiar los objetivos culturales hacia la escuela y la televisi¨®n.
Los pol¨ªticos tambi¨¦n han saltado a la palestra, tanto desde la desconcertada y casi descompuesta izquierda como del ¨¢tico berlusconiano. Baricco ha puesto el dedo en la llaga. Al final del art¨ªculo conclu¨ªa: "Parece un problema t¨¦cnico, pero es sobre todo una revoluci¨®n mental. Los frenos son ideol¨®gicos, no pr¨¢cticos. Parece una utop¨ªa, pero la utop¨ªa est¨¢ en nuestras cabezas: no hay un sitio donde sea m¨¢s f¨¢cil hacerlas realidad".
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